CAPÍTULO SEIS —¡Yo soy Lady Emelina Constancia Ysalt D’Angelica, Marquesa de Sowerd y Lady de la Orden de la Banda! —gritaba Angelica, con la esperanza de que alguien la oyera. Con la esperanza de que su nombre completo llamara la atención si no lo hacía nada más—. ¡Me llevan para matarme contra mi voluntad! El guardia que la arrastraba no parecía preocupado por ello, lo que le daba a entender a Angelica que no existía una posibilidad real de que alguien la oyera. Al menos, nadie que la ayudara. En un lugar con tantas crueldades como el palacio, los sirvientes hacía tiempo que se habían acostumbrado a ignorar los gritos de ayuda, a ser ciegos y sordos a no ser que sus superiores les dijeran que no lo fueran. —No permitiré que haga esto —dijo Angelica, intentando clavar sus talones y man