Capítulo IVLord Castleford entró en el estudio del Embajador y él lo encontró sentado en su escritorio rodeado de papeles. El Embajador levantó la vista y al observar de quién se trataba le dedicó una de sus irresistibles sonrisas. —¡Por fin llegó la carta!— anunció Lord Castleford con voz excitada. —¿,De Lord Palmerston? —Sí; me comunica que debo ir a Atenas, aunque agrega claramente que se trata de un nombramiento temporal. —Él ha prometido darle París, pero es posible que tenga que esperar uno o dos años. Aun así, será el embajador más joven de Europa. La embajada británica en París era la Meca de todos los aspirantes a diplomáticos, y el hecho de que se considerara a Lord Castleford para ese puesto era casi único en la historia de la diplomacia. Sin embargo, había tenido tanto é