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1118 Words
Saqué de mi vestidor una camiseta ancha y unos pantalones deportivos que podrían quedarle medianamente bien. Le di la ropa y dejé que entrará al baño a cambiarse. Me encargué de guardar y quitar de mi habitación cualquier cosa que pudiera incomodarla. Con eso me refiero a cosas de hombres. Ropa que no ordenó por pereza, incluida ropa interior, revistas subidas de tono y alguna cosa más, que incomodaría a la chica. Cuando salió le señalé la cama, para que se acostara en ella. La situación era bastante violenta e incómoda. Axel - oh espera te ayudo con eso. Dije al ver que intentaba dejar sus cosas en mi escritorio sin tirar nada. Mis manos rozaron las suyas, sentí la electricidad recorrer todo mi cuerpo. Y ella también debió sentirlo, ya que nos quedamos mirándonos fijamente. Se podía tocar la tensión que había entre nosotros. Los minutos pasaron a ser eternos, como si todo fuera a cámara lenta. Tiré la ropa de la chica al suelo, en un impulso tiré todo lo que había en mi escritorio mientras besaba desesperadamente a la chica. La levanté por la cintura y la dejé sentada en el escritorio. La besaba apasionadamente y sin ningún tipo de pudor. Lo necesitaba, dios, lo necesitaba demasiado. Mis manos viajaron por todo su cuerpo, hasta estancarse en su cintura adentrándose por debajo de la camiseta ancha y encargándose de apegar la todo lo posible a mi. Mis besos bajaron a su cuello, era una sensación explosiva. Mi cuerpo me pedía a gritos que la necesitaba, pero mi mente me decía que debía parar y que este era el límite con ella. ¿Desde cuándo tengo límites o pienso en ellos? A la mierda los límites que se crea mi mente. Me quité la camiseta a velocidades inhumanas, levanté a la chica en brazos, sus piernas se enrollaron en mi cintura baja. Me guíe hasta la cama y la deje caer con cuidado, quedando sobre ella. Tampoco me importaba sinceramente aplastarla, era lo que menos me importaba ahora. Realmente nunca me ha importado, ni con ella, ni con ninguna… pero mi cuerpo me dice que esto no es como otras veces o no puede compararse a otras y es cierto, no se siente igual. Me deshice de su camiseta sin ningún tipo de pudor, no me importaba. Mi necesidad era básica y lo tenía claro. Tarda milésimas de segundo en quitarme los pantalones y hacer lo mismo con los de ella. Estaba ansioso y era demasiado obvio. En ningún momento se me pasó por la cabeza, como se sentía ella. Lo único que sabía y me importaba es que estaba de acuerdo y que no se negó en ningún momento. A diferencia de Seo, sé lo que significa "No". No es No y punto. Por mucho que joda en ese momento, debes respetar que esa persona no quiera. Volví a concentrarme en besarla desesperadamente, me acomode mejor encima de ella. Me encargué de colocarla a mi gusto, no se quejó, de hecho parecía tener bastante poca experiencia o estaba acostumbrada hacer siempre lo que le decían en cuanto a la cama. Eso en parte es triste, me da a entender que no ha tenido libertad de conocer ni su propio cuerpo, ni sus gustos. No se conoce a sí misma y eso es triste. Posicioné cada brazo a los laterales de su cabeza, me alejé un poco para poder desprenderme de mi última prenda y de la suya. Después volví a la misma posición, la observé por unos segundos, por si a última hora se echaba para atrás y decía que no. No fue así, no tuve que pensar más, en realidad no podía pensar más, ya dolía demasiado y no podía aguantar. Debía hacerlo ya. Intente ser lo menos brusco posible ¿porque si no lo soy nunca? Sinceramente no lo sé, llegué a preocuparme por ella. Es estúpido por mi parte o al menos lo sentía estúpido, porque eso me había pasado desde la madre de Nae. Y me asustaba admitir que le había cogido cierto ¿aprecio? Me ruborice sin saber exactamente porque, escondí mi cara en su cuello fingiendo besarla. Que lo hacía, pero sobre todo para que no me viera todo sonrojado. Se me nota demasiado cuando se me ponen rojas las mejillas, es demasiado obvio. Intenté concentrarme de lleno en el acto en sí, me gusta ser coordinado. Pero me era imposible, me salían risitas tontas a cada rato y se las contagiaba. Esto no era para nada lo que tenía en mente, algo más duro y salvaje. Pero no estaba siendo así y lo peor es que me gustaba. Intenté cambiar de postura e intentar otra, pero en todas terminaba riéndome, sin saber por qué. Parecía drogado y me gustaba. ❥•❥•❥• Perspectiva de Irina Bostece mientras me estiraba, el sol entraba entre las cortinas y me daba justo en la cara impidiendo ver del todo bien. Sobre todo porque me acababa de despertar y que mi vista no estaba del todo despierta. El sol dejó de darme en la cara, algo lo tapaba. Mi vista se centró en la persona que tapaba el sol. Me senté en la cama, más que avergonzada y asustada. Axel estaba delante de mí sin camisa y acomodando su cinturón Axel - buenos días, no eres de madrugar al parecer. A mi mente vino todo lo sucedido ayer. Cientos de imágenes para nada decentes inundaban mis recuerdos. Consiguiendo me hacer sonrojar Irina - Y-yo… Lo siento. Axel - no te preocupes, a mí tampoco me gusta. Ayer no use protección, tienes una pastilla preparada en la mesita de noche y un vaso de agua. Irina - ah gracias… Tampoco sabía exactamente qué decir. Es como si no fuera la primera vez que le pasa esto y ya supiera cómo actuar. Empezó a abotonar su camisa blanca impoluta. Axel - voy a salir, los niños están con Tae entretenidos. Puedes dormir más si lo necesitas, esto si es raro, pero no me importa que te quedes un poco más en la cama. Irina - está bien, supongo… Axel - perfecto. Una cosa más antes de irme, ponte una camiseta o algo, por si entran los niños o Tae. ¡Dios, estaba desnuda y él me estaba viendo! Me tapé de inmediato con las sábanas, él se adentro en su vestidor, se echó algo de perfume por el olor que me llegó cuando pasó de nuevo por al lado de la cama. Se puso la americana, me dio un último vistazo y salió de la habitación. ¿¿Qué narices hice?? Ahora si que Seo tiene razón. Me acosté con él.
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