El Problema

17

Di un par de pasos adelante, se levantó y me señaló el sofá que tenía en su despacho.

- toma asiento, por favor.

Obedecí, tomé asiento sin rechistar. El se encargó de poner la comida sobre la mesa junto al sofá. Después tomó asiento a mi lado.

- Sinceramente llevo semanas esperando poder hablar contigo bien, cara a cara.

- ¿Eso es bueno o malo?

- bueno, es bueno. Quería disculparme contigo por todo lo sucedido… siento que debería haber hablado contigo antes de todo lo sucedido.

- de verdad no te preocupes.

Él suspiró, dejó la comida a un lado, para centrarse de lleno en mi.

- quería hacer algo por ti, para recompensar lo mal que lo hice contigo, con tu caso. Una comida se queda pequeña… Me gustaría que me acompañaras a un sitio.

- ¿a un sitio?

- ¿podrías venir conmigo a la fiesta de Halloween que celebra el hijo del dueño de la empresa BMV?

No sabía cómo reaccionar. ¿Una fiesta de Halloween llena de Ceos y personas adineradas? ¿Realmente pinto yo algo ahí? No podría encajar en ese círculo de personas.

- por favor… Todos los años voy solo, es amargarte, no me gusta y estoy obligado a ir por mis padres. Me sería más ameno si me acompañaras. Es él sábado.

- no creo que encaje con ese ambiente…

- la gente que vaya no tiene que importarte, solo te debe importar que vaya yo. Eso sonó egocéntrico. Por favor acompáñame.

- está bien, pero con una condición.

Tenía una cosa importante que decirle y necesitaba algo para chantajearlo, esto me venía bien. Lo hacía por Nae.

- ¿cuál? ¿Cuál es la condición?

Pregunto bastante interesado, tanto que se iba acercando cada vez más más mi.

- Nae tiene un recital de baile en la escuela, tienes que asistir.

Chasqueó su lengua mientras giraba la cabeza con frustración. Esa era mi condición, yo iría a la fiesta con él, si él iba al recital de su hija.

- voy, pero ve conmigo también. No sé cómo van esas cosas y me agobian, por eso no asisto a ellas.

- solo irán los padres de los niños que actúan, dos por niño. Enzo no actúa, es por la tarde.

- voy solo, puedes ir conmigo.

- ¿pero la madre de Nae…?

Intente preguntar con la mayor cautela posible. Si terminaron en malos términos no quiero meter la pata, jamás escuche a Nae hablar de ella o ver alguna foto en su casa de su madre.

La mirada del chico se quedó estancada en sus manos, jugaba con las mangas de su sudadera. La cague, no debía haber preguntado.

- lo siento, no tienes que responder.

- falleció. Falleció hace siete años, cuando nació Nae. Fue por una hemorragia, no pudieron hacer nada.

Me sentí la peor persona del mundo por haber preguntado. Le abracé rodeando su cuello con mis brazos, fue un impulso pero sentí que si hablaba lo joderia más.

Él se aferró a mi cintura aceptando el abrazo, sinceramente creo que él lo necesitaba. Ahora entendía algunas cosas de él. Otras seguían siendo un misterio para mí.

Nos quedamos así por unos largos diez minutos, él no se separaba y no lo iba a hacer yo. Me quedaría así, hasta que él no necesitará más ese abrazo. Su cabeza estaba apoyada sobre mí hombro y sus brazos seguían aferrados en mi cintura.

En otras circunstancias, esto sería raro e incómodo. Porque no dejo de pensar que él es mi jefe y que esto está mal. Creo que mi subconsciente sabe que no tengo oportunidad con él y no quiere terminar mal.

- te acompañaré a los dos sitios.

Sentencie, sin saber exactamente donde me estaba metiendo. Nos terminamos separando un poco, me miró atentamente a los ojos. Siempre que hace eso, me sonrojo, es inevitable.

- gracias.

Continuamos comiendo, pero esta vez en silencio. No era un silencio incómodo, la verdad es que me sentía bien con el ambiente.

Él dejó atrás lo de su ex pareja, cambió de tema rápido y lo entendía. Agradable no debe ser hablar de eso.

- oye… ¿Qué es un recital de baile?

- ¿En serio no sabes?

- Nunca he visto, ni he ido a alguno.

- no te haré spoiler entonces, lo verás el viernes. Debería irme, llevo casi una hora fuera del trabajo.

Hice el amago de levantarme, pero me lo impidió tirando de mí muñeca hacia el. Caí encima de él y entre sus piernas. Volvió el momento incómodo.

- Yo no…

Me callo poniendo su dedo índice sobre mis labios, mientras me miraba directamente a estos.

- sh… no hables ahora

Acarició mi mejilla con una de sus manos, mientras que con la otra rodeaba mi cintura pegándome y apresando me contra el. Ladeo su cabeza y levantó levemente mi barbilla, para terminar uniendo nuestros labios.

♡~♡~♡

Punto de vista de Axel

No me podía resistir a la señorita Martín, era extraño pero me gustaba estar con ella. Y era muy obvio que me atraía sexualmente.

La bese bastante lento, quería que ella me deseara más, que yo a ella. Empecé a aumentar el ritmo del beso hasta convertirlo en uno con lengua. Mientras la mano que tenía en su barbilla bajó al primer botón abotonado del escote de su camisa.

Al ver que no se oponía, continúe. Decidí que no me gustaba estar debajo, al menos en la posición en la que estábamos. Llevé mis dos brazos a su cintura y la rodeé con estos, para poder darnos la vuelta en el sofá y quedar yo encima. Fue extrañamente fácil. La chica es demasiado manejable a la hora de intimar. Literalmente se deja a tu mercero no sabe cómo actuar en ningún momento y mucho menos improvisar o tomar las riendas.

Eso me lleva a preguntarme ¿Qué clase de relación tenía o tiene con el padre de Enzo? Que clase de hombre termina omitiendo totalmente a su pareja para que no sepa conocer su propio cuerpo, sus gustos y ella misma en sí.

Volví a centrarme en ella, saliendo de mis pensamientos. Ya me había encargado completamente de desabotonar su camisa e hice lo mismo con la mía, me tocó hacerlo por mi mismo, ya que ella no tenía ni la menor idea de qué hacer. Sus brazos estaban a sus laterales, no se atrevía a moverlos sin una orden. Como ya dije, no tiene iniciativas, más bien, no se atreve a tomar la iniciativa.

Chasquee la lengua, me incorporé un poco apoyando una de mis manos en el respaldo del sofá. Pero aún seguía entre sus piernas. Tomé sus manos y las dejé sobre mi torso desnudo.

Su cara era muy graciosa, podría decir que hasta me parecía adorable verla toda roja y avergonzada.

- puedes tocarme, no soy de cristal.