Capítulo 5

908 Words
—Terminé con el trabajo temprano —su tono fue breve y directo mientras caminaba a grandes zancadas. Acercó una silla al lado de Charlotte, haciendo que su corazón se acelerara. Su estómago dio un vuelco cuando él se sentó a su lado. Su presencia siempre provocaba sentimientos extraños en su interior. Pero lo más destacado de ellos fue la emoción. ¿Cuándo fue la última vez que cenaron juntos? La criada volvió para atender a Ares pero ella la detuvo. —Lo haré, le instó antes de darle la vuelta al plato —ella cargó su plato con comida mientras él la miraba. Había escuchado su confesión y no le sentó bien. Fue inquietante. Su confesión se había sentido como un nudo alrededor de su garganta. Más aún ahora que... su mirada se dirigió a Lisa, que ya lo estaba mirando. Ya había perdido el corazón. Charlotte sólo se estaba preparando para el dolor y más dolor. —Aquí —Charlotte colocó el plato frente a él, con los ojos brillantes. Sin decir palabra, Ares cogió el tenedor y empezó a comer. El silencio llenó la habitación. La mirada de Ares se dirigió de vez en cuando a la mujer sentada frente a él. Después de la cena, Charlotte invitó a Lisa a ver sus colecciones de joyas como sus cuadros de pintura mientras Ares llevaba a Theo a su estudio. —Tu esposa es... —Theo comenzó después de varios tragos. —Una maldita lisiada, lo sé —dijo y suspiró Ares. El alcohol había empezado a afectarlo. Theo se rio a carcajadas, antes de fijar su mirada en su amigo. —¿De qué estás hablando Ares? Tu esposa es simplemente hermosa......Me habría casado con ella incluso si fuera ciega o muda… Joder, podría tener todas las discapacidades del mundo. Y aun así me casaría con ella. Su belleza supera sus carencias —dijo Theo, sonriendo. —Es más fácil decirlo que hacerlo —se burló Ares. —No sé por qué la aborreces tanto. Eres un hombre afortunado —Theo sirvió la bebida en su vaso antes de tragársela de un solo trago. Ares puso los ojos en blanco. Todavía era un misterio para él cómo su esposa siempre lograba que todos los hombres se arrodillaran ante ella en un solo encuentro. ¿Qué tenía ella que él no podía ver? —Ella es una carga. No me digas que te has enamorado de mi esposa —Ares tiró su bebida y sonrió. —Lo siento, pero creo que sí. Ojalá la hubiera conocido antes que Lisa —confesó Theo. Su confesión paralizó a Ares. —No hablas en serio, ¿verdad? —preguntó para confirmar mientras una idea comenzaba a gestarse en su mente. —Sólo digo la verdad cuando estoy borracho. Tu esposa es otra cosa, Ares. Me pregunto cómo sigues inmune a su encanto —respondió Theo, seriamente desconcertado. —Dos meses —declaró Ares. —¿Qué? —Theo le lanzó una mirada confusa. Ares agarró la botella y llenó el vaso de Theo hasta el borde.. —Tienes dos meses. Haz que mi hermosa esposa se enamore de ti y divórciate de Lisa —propuso Ares. Theo pareció desconcertado por su demanda antes de estallar en carcajadas. —No sabía qué hacías chistes cuando estás borracho —se rió Theo. Ares le dirigió una mirada seria. —Tú la quieres y yo quiero deshacerme de ella. Te ayudaré a cortejarla —dijo, refiriéndose a cada palabra. La revelación de que ella se estaba enamorando de él fue inquietante. Tenía que desviar sus sentimientos a otra parte. —Vaya... espera un segundo. ¿Hablas en serio? —preguntó Theo, frunciendo el ceño. —Hablo en serio —afirmó Ares con toda seriedad. —¿Cuántos meses dices? —preguntó Theo. —Dos meses. —¿Qué pasa si te echas atrás? —preguntó Theo. —¿Por qué lo haría? No había ninguna razón para que él se echara atrás. Si Charlotte se divorcia de él, todo volverá a su lugar. Su padre no podría volver a obligarlo y Lisa sería libre. Justo lo que quería. —¿Alguna vez has pasado tiempo con tu esposa? —cuestiono Theo. —No- —¿Alguna vez trataste de conocerla? —le lanzó otra pregunta, para disgusto de Ares. —No. ¿A qué te refieres? —la paciencia de Ares se estaba agotando. —Entonces retiro mis palabras dichas antes. Eres el tonto más desafortunado e idiota de este mundo que no puede reconocer el tesoro que tiene —comentó Theo. Ares apretó la mandíbula. —Tu esposa es como un primer rayo de sol. Delicada y cálida, pero llena de luz y celo —continuó Theo como un poeta enamorado. Ares se pasó una mano por la cara.—¿Estás adentro o no? —ignoró su comentario y exigió. —Estoy dentro, pero lo quiero en papel —negoció Theo. La boca de Ares se torció en una sonrisa maliciosa. —¿Por qué estás tan empeñado en ello? —Ares preguntó recostándose en su silla. —Porque tengo miedo de que te enamores de ella —divulgó Theo. Ares se limitó a reírse en respuesta. —Lo pondré por escrito si insistes tanto —asintió Ares sin ningún reparo. En dos meses podría por fin liberarse de este matrimonio asfixiante y estar con el amor de su vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD