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Cruel esposo mafioso solo Ámame

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Blurb

—Tendremos un hijo, por qué me es necesario tener un heredero. Pero por eso no pienses que vendré a dormir contigo cada noche. Un doctor se encargará de revisarte para hacerme saber tu día fértil, ¿Estoy claro?

—Sí.... —los labios de Charlotte temblaron—. Si tanto la amas, ¿porque no te casaste con ella? —se atrevió a preguntar.

Los labios de Ares se curvaron. —Ella ya está casada —dijo y se marchó sin mirar atrás.

Charlotte se estremeció ante el sonido de la puerta cerrándose.

Sus ojos esmeraldas ya enrojecidos miraron las grandes letras que colgaban en la pared cómo la gran burla:

“FELIZ MATRIMONIO”

Que gran ironía. Este matrimonio está lejos de llegar a ser feliz. Ella estaba aquí para ser una incubadora andante.

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Capitulo 1
—Tendremos un hijo, por qué me es necesario tener un heredero. Pero por eso no pienses que vendré a dormir contigo cada noche. Un doctor se encargará de revisarte para hacerme saber tu día fértil. Esto es solo un matrimonio más, como cualquier otro acuerdo de negocios entre mafias. Escúchame atentamente. Puedes usar mi apellido, pero ante mis ojos no eres mi esposa. No esperes nada de mí como tu esposo, eso jamás sucederá. Ya es suficiente que una lisiada e hija de una prostituta sea mi esposa. Además, estoy enamorado de otra mujer, así que no te esfuerces en captar mi atención. ¿Estoy claro?—Ares King dijo con frialdad. Era de noche. Llovía fuerte, los truenos rugían en los cielos y los relámpagos alumbraban la gran ciudad. En una suite presidencial adornada para una noche romántica- Sentada en una silla de ruedas Charlotte que aun llevaba puesto el vestida de novia, miró a su recién esposo. Las palabras que le había arrojado eran como dagas afiladas. Eso había dolido muchísimo. No se avergonzaba de ser hija de una puta, lo que le dolía era la forma en que describía a su madre. ¿Cómo podían ser tan desalmado? —Sí.... —Charlotte se obligo a responder y sus labios temblaron ligeramente—. Si tanto la amas, ¿porque no te casaste con ella? —se atrevió a preguntar. Los labios de Ares se curvaron. —Ella ya está casada —dijo y se marchó sin mirar atrás. Charlotte se estremeció ante el sonido de la puerta cerrándose. Sus ojos marrones ya enrojecidos miraron las grandes letras que colgaban en la pared cómo la gran burla: “FELIZ MATRIMONIO” ¡Que gran ironía! Este matrimonio está lejos de llegar a ser feliz. Ella estaba aquí para ser una incubadora andante y solo eso. Y así fue como terminó su primera noche de bodas, ella sentada en una silla de ruedas con el vestido de novia puesto- Tres años después- En algún lugar, el dulce canto de las aves resonaba como el palpitar de corazones inquietos, mientras Charlotte King se encontraba sentada en el idílico jardín de la mansión conyugal. Un imponente árbol la resguardaba del intenso sol, mientras el sudor perlaba su rostro delicado mientras leía el titular más comentado en Twitter. De repente, sus labios se curvaron en una sonrisa sutil, y sus manos blancas y delicadas apretaron con fuerza el teléfono móvil, en tanto contemplaba la fotografía que acompañaba dicho titular. «Ares King, el esposo perfecto» El hombre lucía impecable con su traje n***o a medida, camisa blanca, corbata roja opaca y zapatos de cuero hechos a mano, completamente nuevos y brillantes. Su rostro estaba esculpido con precisión, con cejas espesas, ojos negros como la noche sin estrellas y una nariz aguileña. Dondequiera que fuera, las mujeres caerían rendidas a sus pies; sin embargo, su expresión gélida solía mantenerlas admirándolo desde la distancia, como a un hombre inalcanzable para muchos que intentaran acercarse a él. Para ella, que estaba atada a una silla de ruedas y casada con el hombre más deseado y codiciado, era considerada una mera suerte a los ojos del público. «Está perdidamente enamorado de una lisiada» era lo que muchos decían cuando Ares King se casó con una mujer en silla de ruedas. El galán tomó a una incapacitada como esposa. ¿Quién no querría un hombre como Ares King? Al dueño de King Enterprises no le importa si su esposa no puede caminar. En ninguna parte habían mencionado su nombre. Para ellos, ella no era más que una lisiada que había ganado un premio gordo. Parecía como si toda su existencia se hubiera reducido a su discapacidad. ¡Qué ironía! Sin embargo, para Charlotte significaba mucho más que un simple arreglo, pues estaba enamorada perdidamente de Ares King desde su infancia. No importa cuántas veces sé lo diga a sí misma, pero, su ingenuo corazón no puede evitar reaccionar ante la presencia de su esposo. Su terco corazón aún albergaba una pequeña chispa de esperanza de que algún día él la amara si tan solo se esforzaba por ser una buena esposa. —Señora Kings —llamó señora Martha, atrayendo la atención de Charlotte. —Mmm —murmuró Charlotte apartando sus ojos de la pantalla, y miró a Martha, quien le dedicó una cálida sonrisa. Martha era una de las empleadas más antiguas de los Kings, había estado cuidando de Charlotte durante los últimos tres años desde que se casó con Ares. —El doctor acaba de llamar para avisar que hoy es su día más fértil —dijo Martha, suspirando—. El asistente del señor Kings confirmó su presencia esta noche en casa. Nadie sabía que Charlotte y Ares no vivían juntos, y no solo eso, sino que vivían en ciudades diferentes. Ares solo la visitaba una vez al mes durante su periodo de ovulación para intentar concebir un heredero, o cuando alguien importante los visitaba, para mantener las apariencias. Aunque Charlotte era joven, Ares ya rondaba los treinta y cinco años, y sus padres lo presionaban para tener un heredero; de lo contrario, perdería su herencia. —También se confirmó la donación de sus pinturas en la subasta que servirá para recaudar fondos para los niños huérfanos. Usted realmente es talentosa, hermosa y de buen corazón mi señora —dijo Marta con orgullo. El rostro de Charlotte se iluminó. —Espero que sean de gran ayuda. No era la primera vez que Charlotte recibía un elogio por su belleza o talento. La llamaron hermosa, talentosa, hábil y muchas otras cosas, pero desafortunadamente, todas estas cualidades, incluso si se combinan, no pueden compensar lo que le falta. Su discapacidad superaba todas sus cualidades y todos sus talentos. Ella era la dueña de una de las galerías de pintura más famosas, también era una excelente diseñadora de ropa, pero era más conocida por ser la afortunada discapacitada que se casó con Ares King. Marta asistió. —Si que lo será mi señora. Después de cenar, Charlotte tomó sus antidepresivos y empezó a arreglarse. La mujer se puso un vestido verde hasta la rodilla que hacía brillar el marrón oscuro en sus ojos. Mantuvo su cabello castaño claro ondulado suelto y se aplicó un lápiz labial claro. Su corazón latía con fuerza por el nerviosismo todo el tiempo. Su mirada se dirigía hacia la puerta cerrada de vez en cuando. Enderezó la columna y se frotó las manos para aliviar algo de su nerviosismo. La puerta se abrió de repente y su corazón dio un vuelco como cada vez que él se acercaba a ella. Su embriagadora colonia dominó el aire de la habitación al instante. Sus pasos eran solemnes y firmes, como si hubiera entrado a una oficina para reunirse con su socio comercial y no para compartir momentos íntimos con su esposa. Su indiferencia se sintió como si un alambre de púas se clavara en su corazón y le dejara cicatrices. Ella reunió fuerzas y finalmente levantó sus espesas pestañas para mirarlo a través del espejo. Su corazón latió involuntariamente ante su gloriosa vista. Siempre se mantuvo con un majestuoso aplomo y elegancia. El hombre alto estaba parado frente a la mesa de noche quitándose su rolex. Se dio cuenta de que sólo él podía hacer que un movimiento tan simple pareciera tan sensual. La lámpara arrojaba un suave resplandor sobre su rostro endiabladamente hermoso. Charlotte concluyó que su perfil lateral era igual de impresionante. Observó cómo sus largas pestañas rozaban su mejilla cada vez que parpadeaba. Unos mechones de su cabello n***o oscuro caían sobre su frente. Su nariz aristocrática parecía aún más cincelada y su mandíbula afilada como una navaja desde aquí. Tenía un aire regio. ¿Cómo podría una chica rechazar a este hombre? También notó que su cabello había crecido un poco desde la última vez. Ella lo estaba viendo después de un mes entero. ¡Un mes entero!. ¿Por qué le gusta tanto atormentarla? —¿Comiste? —preguntó por costumbre, sabiendo ya su respuesta. —Umm... ¿Cómo estuvo tu vuelo? —preguntó para alargar la conversación. Ares apretó la mandíbula antes de responder con un breve. —Bien. No se molestó en mirarla ni una sola vez. Ella asintió. —Tuve una reunión con mi médico hoy, ella dijo... —Charlotte se calló mientras él entraba al baño y cerraba la puerta. Claramente, él no tenía ningún interés en su vida. Su corazón dio un vuelco, pero ella lo ignoró. Ella suspiró y logró llegar a la cama con ayuda de la pared. Sus rasgos se retorcían de dolor mientras forzaba sus piernas hacia adelante. Ahora podía sentir sensaciones en sus piernas debido a las numerosas cirugías a las que se sometió en los últimos años, pero caminar todavía era una tarea ardua. El médico le había aconsejado que hiciera fisioterapia y practicara caminar para fortalecer sus músculos. Tenía que someterse a algunas cirugías más. No había garantía de que las cirugías la curaran adecuadamente, pero ella quería intentarlo. Aunque usaba silla de ruedas en público para no causar molestias a nadie, en casa prefería caminar con sus débiles piernas. Tomó el lubricante y lo aplicó. Ares salió del baño a tiempo. Completamente vestido, se dirigió hacia la cama estudiando los nuevos detalles de la habitación en lugar de estudiar a su esposa. Al acercarse, apagó la luz. Charlotte no se sorprendió, pero eso no significaba que no estuviera decepcionada. Él siempre lo hacía y eso siempre la hacía dudar de su apariencia. Su respiración se volvió irregular cuando él le levantó la manta. Más que el sexo, disfrutaba de su cercanía. Él se sentó entre sus piernas. Escuchó el sonido metálico cuando él se desabrochó el cinturón. Con un movimiento rápido la penetró. Charlotte, que ya había esperado el dolor, se mordió el labio y se agarró a la colcha mientras él comenzaba a golpearla. No había dulzura ni pasión, sólo la necesidad de superarlo lo antes posible. Sus suaves paredes lo abrazaron a pesar del dolor que le causó. Era demasiado grande y doloroso. Su respiración irregular resonó en la habitación mientras él entraba y salía de ella. Después de una docena de embestidas, él entró en ella. Ella cerró los ojos con fuerza ante la sensación familiar de sus cálidas semillas reclamando su útero. Al menos, no tomó su nombre esta noche. Su fuerte agarre sobre sus muslos se aflojo cuando se separó de ella. Siguió un momento de silencio antes de que ella lo oyera subirse la cremallera de los pantalones y levantarse de la cama. Ella no quería que él se fuera todavía. ¿No podía quedarse un momento más? Las lágrimas humedecieron sus ojos cuando lo escuchó recoger sus cosas y salir de la habitación. La puerta se cerró con un clic y en ese momento una lágrima corrió por su ojo izquierdo mientras los abría a la oscuridad sin límites. Él tampoco la miró esta noche.

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