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982 Words
Estoy asustada, no voy a negarlo pero el caminar por el centro de la ciudad y ver todas las tiendas que poseen artículos para bebés, ropa y demás me hace tener cosquillas en el estómago, paro frente a una de las vidrieras dónde exhiben un precioso vestido rosa; me cautiva por completo y es cuando contemplo la posibilidad de que mi pequeño sea una niña. Suspiro, retomo la caminata pues ya es demasiado tarde, la noche ha caído y el comienzo del invierno hace que la brisa sea más gélida de lo normal.  Llego a mi departamento, abro sin ningún tipo de esfuerzo y entro en la sala de estar, cierro detrás de mí y dejo el pequeño paquete que traigo conmigo sobre el sofá; me dirijo a la cocina y al entrar me encuentro con Merth, Kaia y Zadkiel, los tres dirigen su mirada hasta mí y un incómodo silencio se hace presente entre todos. -¿Dónde estabas?- pregunta Kaia serio. -Necesitaba aire y dí una vuelta por el cielo- me encojo de hombros-Nada importante. -¡Estaba preocupado por tí! - se acerca rápidamente.- ¡¿Acaso no te importa si me comen los nervios?! -Lo siento, pero quería estar sola, además...- medito un poco lo que voy a decir - Estaba con mi hijo. Recalco las dos últimas palabras, me observa dolido y yo por primera vez no caigo ante sus encantos ni su mirada de cachorro, estoy muy enfadada con él, conmigo, con Ashrail, con todos.  ¿Por qué? Simple, todos quieren que mi pequeño desaparezca, creen que es una especie de engendro endemoniado que viene al mundo a castigarnos o destruir todo a su paso, ¿Por qué no llamarlo por lo que es? ¡Un bebé! Por el amor de Dios no puede ser tan malo, tengo tanto miedo de lo que pueda pasar y eso es lo que me enfada conmigo misma, tengo miedo de fallar ésta vez, de morir si es que es posible que eso ocurra, temo que no logre traerlo al mundo, temo fallarle a él. Y si en el hipotético caso de que Ashrail tenga razón, ¿Qué haré? ¿Seré capaz de ponerle un alto? -Anael- la voz de Zadkiel me trae de mí mundo. -Yo estoy contigo, no importa quye decidas, yo te apoyaré. Le sonrío, siento alivio de tenerlo y por primera vez en el día siento que tengo alguien en quién confiar y que me aliente. -¡Estás loco!- Merth luce bastante exasperado- ¡Ella podría morir por ese niño! -¡No me importa!- digo frustrada. -¡Es mío! ¡Mi bebé! Y voy a protegerlo con uñas y dientes. Merth se me queda viendo atónito, no se esperaba aquello pero supongo que debe de acostumbrarse a que yo no haga lo que se supone sería más sensato. -Nuestro- escucho a Kaia y volteo a verlo- Ese bebé, es nuestro. Mi pecho sube y baja rápido cuando lo escucho decir aquellas palabras, también siento que se me nubla la vista, esperen, ¿Voy a desmayarme?  Lo último que veo es como Zadkiel alcanza a tomarme en sus brazos antes de estrellar mi cabeza en el suelo, escucho gritos y balbuceos pero ya es tarde, ya no puedo abrir los ojos. Me dejo ir, es lo mejor, por ahora es lo que necesito. Kaia pov. Camino de un lado a otro en la sala de estar, lleva dos horas en la habitación con Ashrail y Ana, la mujer que me dió asilo tantas veces; me paseo como león enjaulado, me siento impotente, ¿Qué es lo que está ocurriéndole? ¿Cómo puedo ayudarla? ¿Hay algo que yo pueda hacer? -¿Por qué tan desesperado?- esa voz. Me giro sobre mis pies, Adara está apoyada sobre el umbral de la puerta de entrada del departamento, sigue igual de cómo la recuerdo. Hace mucho tiempo se marchó, incluso borró su número telefónico y no pude volver a contactarla. -Tiempo sin verte Adara- sonrío. Ambos nos abrazamos, a pesar de todo ella siempre ha sido mi mejor amiga, estuvo conmigo desde el principio de mis tiempos o bien, por lo menos del tiempo que estuve en la tierra; aún cuando me confesó sus sentimientos y yo la rechacé,- lo más sutil que pude- ella no se alejó de mí nunca. Hasta ahora. -¿Qué te tiene así de mal?- sonríe y toma asiento. -Anael- digo imitandola. -¿Aún estás con ella? Pensé que ya se te habría pasado- dice riendo. -Está embarazada- digo viéndola con una sonrisa. Adara mantiene sus ojos abiertos de par en par, está asombrada, no sé lo esperaba y creo poder ver una pizca de odio y tristeza. No me gustaría que se sienta mal por ésto pero así están las cosas, es así como serán y ya nada podrá hacer que cambie de opinión. Anael y mi hijo son la prioridad ahora. -Ya veo- desvía la mirada- Te felicito. -Gracias- suspiro- Necesito de tu ayuda, tus conocimientos como nefilim. -¿Yo? ¿Qué podría decirte yo? - me observa -No sé nada sobre un bebé mitad Arcángel guardián, mitad híbrido. -Pero puedes investigar, ¿Verdad?- la veo con desesperación. Asiente lentamente, escucho como Ash y Ana bajan las escaleras susurrando cosas, me pongo de pie y la serenidad con la que mi amigo me observa me calma; al menos por ahora claro, necesito saber qué hacer, ¿Debemos ir a un hospital? ¿Tener una atención médica normal? ¿Cuánto llevará la gestación? ¿Nueve meses? ¿Más? ¿Menos? ¡Mierda! ¡No lo sé! ¡No sé qué hacer! Jamás en mi vida me había sentido tan inútil, impotente, perdido, confundido, y sobre todo molesto conmigo mismo.  Ashrail observa a Adara, ambos intercambian miradas de incertidumbre pero se mantienen en silencio, ¿Se conocen? No lo sé, la mujer de bonitos rasgos termina de descender las escaleras y se dirige a la cocina haciéndome saber que va a quedarse el tiempo que sea necesario, y que va a preparar algo para que Any coma. Esperen, ¿Tendrá antojos? ¿Qué son? ¿Cómo sabré si los tiene? ¿Le dolerá? Espera, según leí no es algo que duela físicamente, creo.  Me espera una dura etapa de aprendizaje sin duda alguna.  
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