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919 Words
La observo descansar sobre la cama, la encuentro un poco pálida – más de lo normal– y parece estar débil de salud; ¿Estará comiendo bien? ¿Qué ha hecho éstos días que no estuve? De repente recuerdo el accidente del que me habló Zadkiel, tal vez es un efecto post- traumático. Sí, de seguro es eso. A quién quiero engañar, si ese fuera el motivo no tendría a Ashrail sentado frente a mi examinando su cuerpo; las manos de aquel ángel extraño escanean como si de una computadora se tratase cada centímetro de su piel, la tenue luz que desprenden me da cierta incomodidad y no entiendo bien la razón del porqué. —Se encuentra bien, débil pero bien—habla al cabo de unos minutos. —Necesito tenerla en observación un tiempo. —¿Por qué?— pregunto elevando una ceja. —Creo saber qué es lo que le ocurre pero necesito tiempo para confirmarlo— se pone de pie. —De acuerdo, espero que no me digas que tiene una enfermedad mortal.— bromeo sabiendo que es imposible. El ángel me observa y suelta una carcajada negando con la cabeza, el sonido de su voz parece despertar a Anael ya que se remueve entre las sábanas y abre sus preciosos ojos verdes; los posa en mi primero y luego en mi acompañante, parece reacia mientras nos observa hasta que decide hablar. —¿Qué ocurrió?— se incorpora. —Te desmayaste— me acerco a ella—¿Te encuentras bien? ¿Quieres algo de comer?. —No tengo apetito por ahora, gracias— me sonríe—¿Quién es?— lo observa con evidente desconfianza. —Mi nombre es Ashrail, un placer conocerte Anael— le sonríe tranquilo. —Igual— responde examinándolo —¿Por qué quieres observarme un tiempo? Ambos nos observamos boquiabiertos, en verdad logra sorprenderme siempre. —Es por tus... Síntomas.. — añade algo dudoso. —¿Vas a decirme que vienes desde quién sabe dónde por síntomas que podrían ser por una simple enfermedad? En todo caso, ¿Qué tienen de importante para que el ángel que mantiene el equilibrio en el mundo me visite?— eleva una ceja mientras sale de la cama. Ahora que lo pienso mejor ella tiene razón, en mi afán por cuidarla no he visto con claridad los puntos importantes en éste asunto, llevo mi mirada a mi compañero que se mantiene tranquilo por fuera pero logro ver a través de sus ojos que está nervioso y no muy convencido con lo que ocurre. Suspira, voltea y sale de la habitación a toda prisa por lo que lo sigo rápidamente por el pasillo, antes de poder llamarlo me encuentro con Zadkiel y Merth en la cocina esperando por nosotros; ambos se ponen a la defensiva cuando se topan con el ángel intruso. —¿Y éste que hace aquí?— Zadkiel luce a la defensiva, tal vez demasiado y sé porqué. —Vine de visita, ¿Algún problema con ello?— la tranquilidad con la que Ashrail habla a veces me da escalofríos. —Ninguno, no te esperábamos por aquí, supe que Anael tuvo una especie de accidente y vine a ver cómo está— habla Merth tratando de bajar la tensión. —Bien, me retiro por el momento, tengo asuntos que atender aún — se dirige a mi —Te veo luego. —Hasta entonces Ashrail— digo en un rápido asentimiento de cabeza. En cuanto el ángel se ha marchado de mi apartamento suelto el aire contenido, él jamás me ha dado problema alguno y siempre ha sido un confidente para mí, pero tenerlo aquí y ahora me deja saber que algo no anda bien; Ashrail se encarga – entre otras cosas– del equilibrio del mundo, que no se sobrepasen las leyes impuestas y que sobretodo los ángeles y demonios no violen las reglas y normativas que sus líderes les han impuesto. Es por ello que Zadkiel se sintió amenazado, está enamorado de una humana y para empeorarlo, de una que ni siquiera ha llegado a la madurez; por otro lado estoy yo, también comienzo a sentirme molesto y en problemas, Anael es la única híbrida en el mundo y no es un secreto que su existencia – aún cuando se le haya perdonado la vida por su labor con el Abismo– deja algo desequilibrado el sistema, entonces, ¿Qué hizo que aquel ángel venga personalmente en su búsqueda? ¿Qué quiere de ella? ¿Qué ocurre con ella? ¿Qué es lo que no estoy viendo? —Creo que desde aquí escucho como trabaja tu cerebro, relájate, ¿Quieres?— Merth rueda los ojos y bebe una cerveza. El tiempo que hemos estado aquí en la Tierra él ha adquirido un gusto especial por esa bebida amarillenta, en mi caso la encuentro particularmente amarga y no le veo el caso de caminar como un muerto viviente luego de varios tragos. Anael se presenta ante nosotros en pijama, sonríe a Merth y abraza a Zadkiel; se ha vuelto más cercana al pelinegro y noto algunos celos por parte de su ex mejor amigo, pero mientras no me molesten a mí o a ella pues que se arreglen entre ellos. —Ya debo irme, tengo que hacer mi trabajo— masculla Merth. —¿Qué tal tu protegido?— digo inocente, sé que le está dando problemas. —El muy desgraciado es un adolescente sin escrúpulos, me pone los pelos de punta y lo peor es que es ateo— rueda los ojos. Zadkiel y yo reímos a carcajadas mientras Any palmea su hombro en señal de apoyo, la verdad es que no logro comprender bien cómo es su trabajo, a pesar de haber vuelto a ser Arcángel sigue teniendo que vigilar alguno que otro humano; a mi jamás me dieron una labor así pero supongo que no es nada fácil teniendo en cuenta todo lo que pasé con Anael y ella era totalmente independiente de mí. Mi más sentido y sincero pésame para Merth.
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