Capitulo 3

3095 Words
Estoy en mi habitación leyendo la carpeta que me dio, sus horarios, la tintorería donde debo mandar sus trajes, dice que jamás debo salir sola de la casa y menos sin su autorización, no entiendo mucho esa parte ya que dice mandar, yo lo tomo que debo llevarlo, tal vez alguien va a venir por su ropa, también me exige hacer ejercicios, como mínimo cuatro días a la semana, debo mantener mi apariencia lo mas estilizada posible, hasta sugiere una estilista, debo vestir siempre bien, no con cualquier ropa, dice las marcas de las prendas que me debo poner y la lencería, también siempre, pero siempre debo oler bien, en especial en las noches donde va a ir a buscar sus derecho maritales. —Permiso. —asustada levanto la mirada viendo a Kisa que entra con una sonrisa enorme—. Se me hizo tarde, perdón por hacerte esperar. —Esta bien, no te hagas problema, no tengo nada mas que hacer. —¿Vamos? De paso almorzamos por ahí. —Si. —me paro con cuidado donde no me tomé la pastilla que me dio, y salimos a donde sea que me quiera llevar. —Vamos a fundirle la cuenta a mi hermano con montones de ropa. —no digo nada porque no me interesa en lo mas mínimo tener montones de ropa—. Dijo que si o si un vestido de gala para hoy a la noche. —¿Qué hay hoy a la noche?. —¿No te lo dijo?. —mira mis mejillas marcadas sin decir nada. —No... No me dijo nada. —tomamos el ascensor y vuelve a poner una clave. —Hoy a la noche Vladimir va a hacer una fiesta por su unión y vas a tener que maquillarte bastante y cubrir tus muñecas. —con vergüenza me las cubro, aunque no debería, es su maldito hermano quien me las hizo, ella y él deberían tener vergüenza—. Tranquila... Te dije que pasé por lo mismo, sé lo que te ha hecho, cualquiera que te vea lo va a saber, entonces tapa bien las marcas y haz el intento de no alzar mucho la cara. —en el estacionamiento hay dos hombres gigantes a los lados de un auto vestidos con ropa de deporte. —Señorita Kisa. —Chicos, ellas es Inara la esposa de Dimitri. —asienten de inmediato inclinando la cabeza como saludo. —Estamos a su servicio señora. —Solo Ina por favor. —nos subimos y ella le da un golpe al que maneja mientras se ríe a carcajadas. —Ya sabes donde llevarnos. —Uufffff Kisa. —dice el otro pasando sus manos por la cara con cansancio—. ¿Cuántas horas vamos a verte comprar ropa?. —Buena, no sean así. —Y no te pongas pesada en que te digamos como queda. —los miro y me doy cuenta que tienen una relación de amistad los tres. —No, no nos pidas eso que no tenemos idea de ropa de mujeres y nunca te gustan nuestros comentarios. —Justo los llevaba para eso. —Nos compras algo copado para comer, solo si nos compras algo rico y abundante te decimos alguna cosa. —¿Como qué quieren comer?. —los dos piensan. —Yo quiero ese restorán donde venden carne en tiras y bien sazonado. —Bien... Voy a romper la dieta por ustedes, siempre lo mismo, me hacen comer cosas que no puedo. —Si tienes un terrible cuerpo Kisa. —¿Para que sufrir con una dieta? Deja ya eso mujer, te lo hemos dicho un montón de veces. —habla el que va manejando mientras niega—. No te entiendo, cargas con un cuerpazo y vives a pura dieta. —Es que sino se me ensanchan las caderas. —Mejor, las mujeres caderonas son aaagggg. —¿Te gustan las mujeres con carne Beni?. —Me encantan, entre mas carne mejor, por eso te lo digo, por lo menos a mi las flacas esqueléticas o que los huesos se les marcan no me gustan. —la veo que se muerde los labios por eso, creo que le gusta el tal Beni—. Ya casi llegamos chicas. —Bien. —veo una parte de la ciudad que nunca vi, ni siquiera sabia que existía—. Vamos Ina. —Si. —abro la puerta antes de que "Beni" llegue a abrirla y le doy con la puerta sin querer donde no lo vi—. Uugggg, discúlpame enserio no te vi, yo solo abrí sin mirar perdón. —Tranquila no pasa nada... Pero debes esperar a que te abran la puerta. —¿Eh? No. —me alejo del auto negando por lo que dice—. Yo la puedo abrir sola, no hace falta. —Debes hacerlo Ina. —miro a Kisa—. Ellos miran primero para saber si es seguro y porque si mi hermano te ve abrir el auto tu sola y bajando sin que nos den autorización, te va a matar. —Y a nosotros por no estar atentos a su mujer. —No lo vuelvo a hacer, lo juro. —Tranquila. —Kisa me agarra la mano y casi corre llevándome dentro del local—. Kisa por Dios espera, hoy no tengo ganas de correrte por todos lados. —Son unos amargados que no me dejan hacer nada y todo les cae mal. —para delante de un local con techos altos y se ve super fino—. Siéntense ahí que es la primer tienda a la que pasamos. —Bien... Dame plata que ahí venden café muy rico. —Ufff. —agarra su cartera y saca plata dándole refunfuñando como una nena—. Ustedes se pasan. —Te hemos salvado las papas muchas veces con tu papá y tus hermanos, nos la debes. —le da con fuerza la plata. —Listo ahí esta... Y si después me sacan en cara las cosas no me ayuden mas. —el mas grandote y que no es Beni, la abraza riendo. —No te enojes pesada... Vayan, vamos a estar acá afuera vigilando. —Bien. —recién cuando entramos me doy cuenta que es una tienda de ropa interior, lo que creí que eran vestidos eran conjuntos eróticos que se suponen son pijamas—. Fue lo primero que me encargó mi hermano que te compre, ¿Empezamos?. Las de la tiendan a penas la ven sonríen de oreja a oreja y eso no me gusta, no es que crea que nos van a hacer algo, sino es como, "Acá viene la boluda que le sacamos todo y no se da cuenta". Me hace probar un montón de pijamas transparentes y ninguno me gusta, pero ella igual los pone en el montón de cosas que vamos a llevar, las miro sin creer que me eligen todo, y encima creyendo que me voy a poner esas cosas, prefiero estar desnuda antes de ponerme una bombacha que un hilo de costura seria mas grueso, ni loca, eso me va a cortar la piel, ¿Y se supone que todo el día debo usarlo? Eso si que no. Antes de venir a comer pasamos a un local en donde sin preguntar dijo que después del almuerzo veníamos para hacernos un tratamiento, ¿De qué? Ni idea, pero debo seguirla como un perrito faldero porque sino su hermano me mata, sino su hermano se enoja, sino su hermano no nos va a dejar salir mas juntas. —¿Porqué ellos no vienen a comer con nosotras?. —Debes en cuando aparece uno de mis hermanos o alguien que nos conoce y si le llegan a decir a mi papá que estábamos comiendo juntos los van a echar y no lo permitiria por nada del mundo, pero si seria una pelea interminable y hasta los mandarían a otro lado para no despedirlos pero si para que se alejen de mi. —Entiendo. —están a unas mesas comiendo y mirándonos sin parar, si alguien nota eso van a pensar que nos andan acosando—. Tu hermano dijo que me consigas un vestido de gala, ¿Dónde podemos conseguirlo?. —No te voy a poner un vestido de gala con esas marcas... Algo mas simple y lindo. —Bien. —la miro y me pregunto si es de confianza o no, lo voy a tener que averiguar—. ¿Te puedo pedir un favor?. —Dime. —¿Podrías ir a mi casa y decirle a mi hermano que estoy bien?. —¿Y porqué no vas tu?. —Tu hermano me dijo que no podía ir a visitarlo. —me agarra la mano con cariño. —Dime que le digo y la dirección y yo voy sin problemas. —Quiero que a mi hermano le digas que cuando pueda lo voy a ir a ver y que no se mande ninguna o lo voy a matar. —mis lágrimas comienzan a salir aunque lucho contra ellas. —Bien... ¿Algo mas?. —Que no falte al colegio y que coma bien, que no solo sean milanesas, que se alimente. —me mira sin decir nada. —Voy a ir no te hagas drama. —mira su celu cuando suena y se para—. Vamos, la depiladora nos espera. —Jamás me depile con cera. —Para todo hay una primera vez. Una vez que paso toda la tortura de la depilación me relajo mientras me hacen las manos y los pies y me arreglan el pelo, mientras me miman voy pensando en la tortura que me espera en la noche, me dijo que todas las noches iba a reclamar sus derechos y eso me hace temblar, anoche aun cuando logró que el dolor se fuera fue muy bruto igualmente, por eso camino como un pato y al sentarme tengo mucho cuidado porque si que me dejó adolorida. Cuando volvemos a la casa esta sentado en uno de los inmenso sillones mirando la puerta dándome la sensación que nos estaba esperando, cuando se para miro la hora y son casi las siete de la tarde y en las reglas decía que a las seis tenia que tener su merienda en la mesa, pero no es mi culpa llegar a esta hora, espero que lo entienda. —Di... —me agarra de los pelos y me agacha de tanto que tira. —Vete Kisa. —no sé que hace pero él la empuja—. QUE TE VAYAS. —Espera, fuimos de compras como me dijiste. —me arrastra por las escaleras y caigo de rodillas pero me para haciendo que grite sintiendo que me arranca los pelos. —NOOOO AAGGGGG. —agarro su brazo intentando de hacer que no tire tanto, un poco mas me cuelgo de su brazo pero aun así no afloja el agarre para nada—. Por favor no me hagas nada. —me vuelve a hundir la cabeza hacia abajo y escucho a alguien que viene atrás. —Basta, déjala, llegamos tarde por mi culpa. —No tienes nada que hacer aquí, ve a tu casa Kisa. —me lleva a mi cuarto y cuando entramos levanta mi cabeza y me da terrible cachetada, caigo al suelo muy mareada—. Párate... Párate de una vez. —lo intento pero todo gira, de golpe caigo acostada y tengo un gran dolor en el vientre. —Aaaggg. —me doblo en el suelo haciéndome bolita. —Eres una maldita. —me alza la cara mirándome con asco—. Te di reglas y ahora vas a estar castigada. —toso con fuerza porque no puedo respirar, cierro mis ojos y me suelta, abre la puerta y yo quedo ahí, tirada en el suelo sin poder moverme del dolor—. En media hora salimos... Arréglala rápido. —Ina... ¿Ina estas bien?. —Nog... Me duele... Me duele mucho. —aprieto mi abdomen gimiendo del dolor. —Tengo que arreglarte o va a volver y va a ser peor. —Ayúdame por favor. —Si. Me ayuda a parar y no logro ponerme derecha, elige ropa y me la tiene que poner dónde mis movimientos son mínimos y aunque no me muevo casi nada las lágrimas salen del dolor que me causa, no me puede peinar ya que me duele mucho la cabeza, hasta me maquilla. La camiseta es larga para que no se me vean las muñecas y tiene una cinta que cubre los chupones en el cuello que me hizo en la noche, tiene que usar mucho maquillaje para cubrir las marcas que llevo desde las pocas horas que lo vi por primera vez. Bajo agarrada de la baranda ya que hasta respirar es un sufrimiento, mi cabeza da vueltas y tengo miedo de caerme. —Pedí algo mejor Kisa. —¿Crees que le iba a poner un vestido después de que le dejaste marcas por todos lados?. —aprieta los dientes y me agarra del brazo con fuerza arrastrandome al ascensor—. Déjala en paz, ¿No vez que no puede?. —No te metas o no voy a permitir que sigas viniendo. —le agarro su mano apretando ligeramente pidiéndole que es mejor que no se meta, me da miedo que después me diga que yo la incentivé a meterse, ella ya no habla entendiendo lo que le pido. —Deja que vaya conmigo en mi auto. —me empuja hacia otro auto, me lleva casi corriendo. —Por favor mas despacio. —me tropiezo y caigo de rodillas arrastrando dónde no me suelta y del viaje me lleva con él—. Me duele mucho... Mas despacio por Dios santo que no puedo mas. —me sube al auto y me pongo de costado tocando mi vientre—. Aaagggg. —Deja de dar lastima... Ahora vamos donde mis papás y vas a contar lo felices que somos casados y que nos conocemos hace mucho y ahora blanqueamos. —cierro los ojos sintiendo mis lágrimas caer, de golpe me sacuden con fuerza—. Ya llegamos. —Si. —estoy por abrir la puerta cuando un hombre trajeado la abre desde afuera, me quiero bajar y no puedo, las piernas no me responden. —Déjeme ayudarla señora. —me ayuda a parar y le sonrío por lo amable que fue. —Muchas gracias. —miro a un lado del auto en donde lo veo ahí mirándonos furioso, camino hacia él pasando mis manos con suavidad por mi pelo intentando parecer fuerte—. Estoy lista. —Vamos. —me agarra la mano apretandome, no como si me la quisiera hacer jugos pero si con fuerza, y entramos, me trago el dolor para que no me vuelva a golpear. —Buenos días señor... Sea bienvenido. —Gracias Gregori. ¿Mis padres?. —En el comedor. —vamos hacia el lugar y veo a una señora hablando a los empleados, supongo que dando instrucciones. —Mamá. —se gira de inmediato y nos queda mirando como con asombro—. ¿Cómo estas?. —Bien querido. —en ningún momento me suelta la mano mientras le da un abrazo a su mamá. —Ella es Inara, mi esposa. —la señora dice algo que no entiendo dónde habla en otro idioma y él medio gruñe—. Inara, ella es mi mamá Fiorella. —Mucho gusto señora. —le tiendo la mano con una sonrisa—. Encantada de conocerla, me alegra mucho poder estar en su casa. —¿Estabas llorando querida?. —él me aprieta la mano y muerdo mis labios. —No... ¿Porqué lo dice?. —Tienes rastros de lágrimas, y tienes los ojos hinchados, disculpa si soy metida solo que me da curiosidad. —Puede ser donde me dormí en el viaje, estaba muy cansada que no pude resistirme, ¿Podría pasar al baño a lavarme la cara?. —¿Necesitas maquillaje?. —Kisa me dijo que debía tener en mi cartera y la escuché, traigo puro maquillaje. —digo sonriendo pero ella me lo dijo que traiga por si se me corría y debía retocar—. Menos mal que la oí. —Si... Hijo llévala al baño por favor. —no puede ser por Dios, tenía la ilusión de ir sola. —Si. —lo sigo como puedo hasta el baño en donde entra conmigo—. Rápido, haz lo que debas hacer rápido. —Voy a intentar, pero no soy buena con el maquillaje, voy a hacer mi mayor esfuerzo. —niega apuntando su entre pierna y me quiero morir al saber lo que quiere. —Rápido y no me empujes o vas a necesitar una cara nueva no maquillaje. Me siento en el inodoro queriendo morir por esto, se para frente a mi con las piernas abiertas donde está exitado, con mis manos temblando le abro el pantalón, ¿Porqué tengo que hacer esto? ¿Quién me obliga a cumplirle a este hijo de puta que lo único que hace es creerse mi maldito dueño?, pero en este momento no tengo otra opción ya que tiene mas fuerza que yo y estoy demasiado débil como para intentar hacerle algo. Agarra mi cabeza y me mueve a su antojo, me dan arcadas pero no le importa, sigue siendo igual de violento o más que anoche, aprieta mis mejillas cuando se viene en mi boca y me mira a la cara y enojado me habla. —Mas vale que lo tragues todo. —niego desesperada y sonriendo me tapa la boca y la nariz—. Traga todo... Dale. —cuando ya no puedo mas lo tengo que tragar—. Ahora maquíllate. —Si. —me enjuago la boca con mucha agua y me acomodo el maquillaje. —Con el tiempo te vas acostumbrar a llevarlo bien profundo y me vas a rogar que me venga en tu boca. —Eso jamás va a pasar. —se pone serio, da unos pasos hacia a mi cuando golpean la puerta. —Hijo ¿Les falta mucho?. ±habla divertida pero diversión es lo último que va a ver entre los dos— ¿No podían aguantar hasta su casa?. —Ya salimos mamá... Inara tarda mucho, recién empieza con estas cosas. —Bien... Los esperamos, ya estamos por servir la cena. —Ya salimos. —cuando ya no se escucha nada me lavo las manos. —¿Vamos?. —Vamos. . .
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