Capitulo 2

3216 Words
Estamos sentados en la punta de una gran mesa coronandonos cómo los recién casados, hablan y hablan entre todas estas personas que no tengo idea quienes son y tampoco les entiendo ni J de lo que dicen, porque hasta hablar en otro idioma. Mi plato esta intacto y el de él igual, estoy tensa, tanto que mi cuerpo duele de lo tensa que estoy y lo veo que aprieta las manos con fuerza, eso me da miedo, ¿Si es un hombre violento? ¿Qué voy a hacer? Estoy atada a él ahora y no puedo escapar, y él puede que use eso a su favor. —Vamos mujer. —Si. —solo Kisa viene con nosotros, el resto se queda festejando. —Vienes conmigo en mi auto Inara. —Esta bien. —subo al mismo auto que ella y él se va en otro que está estacionado atrás del que subimos. —¿Estas nerviosa?. —¿Por?. —me da risa que pregunte semejante estupidez, obvio que estoy nerviosa. —Tienen que consumar el matrimonio está noche, por eso mi hermano se quiso ir, porque quiere que ya sean esposos lejitimos. —me entra el pánico, antes de que diga eso eran nervios, ahora es pánico, y no digo nada de que lo siento—. Te compré unas prendas divinas que va a ser que caiga de rodillas delante tuyo. —no digo nada y ella bufa exasperada—. Estoy intentando de ser paciente pero me estas cansando, no cooperas con nada Inara, te quedas callada. —Tendrías que ponerte un poco en mi situación, me casé con un hombre que no conozco y jamás ví en mi vida, no sé a donde vamos, me tengo que acostar con él, y no sé si quiera cómo es su voz, no puedes pedirme que este suelta si no sé nada. —me mira sin decir nada. —Ya pase por eso, sé por lo que estás pasando y lo comprendo. —No sabia nada... Bueno, como podría saberlo si hace unas horas te conocí. —Si algún día podemos ser amigas te voy a contar todo, no me avergüenza ya que me hizo la mujer que soy ahora. —Esta bien. —Ahora dime... ¿Estas depilada? —no digo nada, me friego las manos con fuerza—. ¿No me digas que no lo estas?. —miro al conductor y ella niega—. Ellos no se meten en nada, podemos hablar lo que sea jamás van a decir ni una palabra ni siquiera entre ellos como broma. —No me gusta igual. —el auto para en un edificio inmenso y lujoso, de esos que te da miedo hasta pasar por la calle por miedo a ensuciarlos. —Llegamos. —Bien, te sigo. —cuando bajamos me doy cuenta que el auto de mi nuevo y desconocido esposo no viene detrás nuestro como creí que haría—. ¿Acá vive tu hermano?. —Acá en la ciudad si. —.subimos al ascensor y aprieta el último botón que nos va a llevar al último piso de semejante edificio—. Seguro va arreglar esto del ascensor. —¿Qué tiene? —la agarro del brazo con fuerza dónde no me gustan los ascensores—. ¿Funciona mal?. —No... Funciona con clave. —¡Ah! Creí que fallaba, que susto me pegué por Dios. —Tendría que fallar cuando suben algunas personas. —no digo nada ya que no me interesa saber sus problemas—. Llegamos... Entra con confianza, es tu casa desde ahora. —Mmjjj. —miro todo dura, jamás había estado en un lugar tan amplio y lujoso, el aire es fresco y hasta me da frío haciendo que me sobe los brazos. —Vamos a tu habitación. —subimos por las escaleras de vértigo que tiene una baranda fina y luces que me confunden dónde están los escalones, cuando al fin llegamos al otro piso me muestra una puerta—. Ahí esta tu habitación personal. —Bien. —es muy grande, hay una cama de dos plazas, una cómoda con una tele, unos cuadros en la pared pero después sobria—. Que linda. —Muy linda... Elegí los muebles yo. —lo dice emocionada de que me guste—. Tuve mucho cuidado porque tenía miedo que no te gustará. —Tienes buen gusto, me encanta gracias. —me giro y esta ahí parado mirando detrás de ella como una sombra—. Por Dios santo. —Kisa se gira asustada. —¿Cuándo llegaste?. —Atrás de ustedes... Puedes irte Kisa, gracias por todo. —No, espera. —va a la cama con las bolsas y entre nosotros no podemos dejar de vernos—. Todavía no esta lista, espera que la prepare. —Puedes irte Kisa. —Bien... Mañana vengo Ina, así hablamos bien y nos podemos conocer más. —Si, voy a esperar tu visita ansiosa... Gracias por todo, eres muy amable. —hace punta de pies dándole un beso en la mejilla a su hermano y se va, él esta sin saco y la camisa abierta—. Bueno... —Sácate el vestido. —¿Cómo?. —aprieta las manos con fuerza. —Primera regla... Haces lo que diga sin cuestionar, ahora sácate el maldito vestido. —Yo... —AHORA. —me saco las sandalias y ahí como puedo el vestido dónde no paro de temblar, con mis manos me cubro mientras miro hacia otro lado muy avergonzada—. Ven acá... Ya, no me hagas esperar. —me acerco temblando, me siento diminuta parada frente a él y de esta forma tan vulnerable—. Mírame. —Si. —con mi mirada puesta en él se saca la ropa, cuando queda desnudo apunta el piso. —Arrodíllate. —me voy para atrás como si me hubiera empujado. —No. —me agarra la cara con una mano y aprieta. —Arrodíllate y haz lo que digo o te voy atar a la cama y va a ser feo para ti porque yo lo voy a disfrutar. —No me hagas arrodillar por favor. —hace mas fuerza intentando que haga lo que dice pero no lo pienso hacer aunque me quiebre los distes de la fuerza que hace, agarro su brazo sintiendo la fuerza que tiene—. Por favor, me siento en la cama... Me siento pero no arrodillada. —me empuja hacia atrás y un poco mas me caigo. —Sientate. —me siento en la orilla y se para frente a mi, me dan arcadas al verlo desnudo, arcadas de ver su pene expuesto delante mío, me agarra de los pelos y con la otra mano guía su hombría a mi boca—. Cuidado con los dientes... Me llegas a morder te rompo la cara... Abre la boca. Abro la boca con los ojos cerrados y él mete su pene flácido en mi boca, me da tanto asco pero intento de hacer de cuenta que no es un pene sino un helado, porque si me imagino que por ahí hace pis me voy a vomitar encima. Siento como se va endureciendo y eso me da cosa, agarra mi cabeza y me empuja hacia su cadera, me dan arcadas y no puedo respirar, lo empujo por los muslos dándole unos holpes y ahí se aleja, me da un golpe en la cabeza y me tira a la cama. —Paro cuando se me de la gana no cuando tú quieras. —lo miro con mis lágrimas cayendo. —No podía respirar. —se sube a la cama de rodillas, me agarra de las caderas sacándome la bombacha—. Espera un poco, mas despacio por favor. —rompe la bombacha dónde no puede sacarmela y pasa sus dedos por mi v****a, cuando aprieto las piernas me da otro golpe en la cadera. —Me cansaste, tú te la buscaste. —¿Eh?. —sale de la habitación y yo aprovecho eso para pararme, cuando estoy agarrando el vestido entra como una tromba, me agarra de los pelos y me tira a la cama como si fuera una nena de lo fácil que me mueve—. Para nooo... No por Dios. —Cierra la boca. —me pone boca arriba apretandome con sus rodillas para que no me mueva, guía mis brazos hacia arriba y me ata las manos. —No... No me hagas esto, para. —me ata las manos atrás en la cama y guía un trapo a mi boca—. NO... NOOOOO... NOOMMMMM. —me revuelvo desesperada y mis lágrimas salen de desesperación—. MMMMMMM. —Ahora si. Cierro los ojos pidiéndole a Dios que me ayude en esto, abre mis piernas con violencia haciéndome jadear porque fue muy de golpe que me dolió en el alma, abro gigante los ojos cuando siento liquido en mi v****a, lo miro que esta con una botella echándome algo sin dejar de mirar mi intimidad de forma que nadie jamás me vió. Me digo a mi misma míralo, míralo así lo odias aun mas por lo que el maldito me esta haciendo, míralo para que la venganza la disfrutes y no tenga piedad; tira la botella con brusquedad a cualquier lado y acaricia su m*****o con una mano mientras con la otra va a mi cadera acomodándome, respiro con fuerza intentando sacar el trapo de mi boca empujándolo con la lengua pero no puedo, lo miro fijo cuando entra con fuerza en mi interior sin piedad alguna y sin importarle nada. —AAAAAMMMMM... AMMMMMM. —me revuelvo haciendo fuerza con las piernas y él queda duro, cómo que no se lo esperaba para nada—. MMMRRRR... MMMRRRRR. —me mira con los ojos gigantes, mis lágrimas caen y siento que me estoy abriendo al medio, como si una bara hirviendo me hubiera atravesado. —No te muevas. —cierro los ojos y lloro con fuerza—. Cálmate. —NOOOMMM... MMMMMGGGGG. —se inclina hacia adelante y niego con fuerza, me saca el trapo de la boca—. Por favor... Por favor sal, me estas lastimando... Me duele mucho por favor te pido. —No lo voy a hacer. —miro a un costado sintiendo que me sube el corpiño—. Cálmate y ya no te va a doler pero si sigues así no va a pasar. —Dios mío ayúdame por favor. —chupa mis pechos y acaricia mi cuerpo. —Quédate quieta mierda. —No quiero que me toques... Basta por favor. —¿Acaso quieres que piense solo en mi? —lo miro con ganas de mandarlo al infierno—. Quédate quieta y voy a poder hacer que te deje de doler pero si quieres dolor dímelo y lo puedo aumentar diez veces mas... Decide. —me quedo quieta de golpe porque sé que lo va a cumplir, asiente satisfecho—. Buena elección. Sus manos me recorren entera, su boca va hasta donde puede llegar por mi cuerpo y vuelve por mi pecho, mi cuello, mandíbula, sus caderas están firmes clavadas en medio de mis piernas, esa zona no la mueve para nada, se mantiene así, solo besando y acariciándome sin parar. Suspiro cuando pasa su lengua por mis pezones, me maldigo ya que sus insistentes caricias están haciendo que el dolor se vaya y un escalofríos me recorra, es una puta violación, no puede ser que sienta deseo, no puede ser que mi cuerpo se encienda con sus caricias, besa mi cuello mientras sale de adentro mío muy lentamente, me quedo sin aire por eso y él queda duro, vuelve a moverse y mis muslos no dan mas, tiemblo como condenada y me siento en extremo pequeña debajo de él. —Aaaggg. —ingresa despacio y lo siento temblar. —Dios santo. —me muerdo los labios y él sigue moviéndose a un ritmo lento y firme. —Oogggg... Carajo. —después de unos embistes comienza a ir mas rápido. —Para... Para, mas despacio. —Ya no puedo. —su espalda se encorva cada vez que empuja más duro dentro mío—. Aaaagggg. —Dios mío. —miro el techo abrumada, cae arriba mío respirando con fuerza—. Me... ¿Me desatas por favor?. —Si. Mientras me desata mis lágrimas caen, se para sin decir nada y agarra su ropa saliendo de la habitación azotando la puerta que me asusta, lentamente estiro las piernas y mas lloro, no logro moverme mas que para taparme, no puedo creer esto, hasta hoy en la mañana estaba todo bien y ahora se fue todo a la basura sin siquiera poder protestar en el camino, sin poder decidir nada, sin siquiera decir que me pasa esto por mi culpa, ¿Una mala decisión? Si, porque podría no haber acéptalo la maldita salida con mi papá, me giro en la cama mientras largo la vida en lágrimas. .......................... Me despierto por la necesidad de ir al baño, con agonía me paro dónde estoy muy adolorida y abro la puerta que creo que es el baño y si lo es, gracias a Dios lo es porque no debo salir a buscar un baño, me miro en medio de las piernas viendo sangre seca, me niego a llorar, me niego rotundamente, ya mucho lo hice ayer que debo recuperar fuerzas para ver que hago, me doy un baño gimiendo ya que me duele todo, desde los pelos hasta las uñas de los pies. Me miro al espejo viendo su mano marcada en mis mejillas donde me apretó con fuerza, y mis muñecas están azules de tanto que apretó la soga, paso mis manos sintiendo el relieve de la quemadura, hasta ese punto me sodomizo, para que cada vez que mueva las manos o me las vea, recuerde que hace conmigo lo que quiere. Me peino y salgo del baño llevándome terrible susto al verlo mirar las sabanas, parece un loco. —Tienes que bajar a hacer el desayuno... Son las nueve de la mañana. —Me acabo de despertar. —Tienes deberes que cumplir en esta casa, debes cumplir con lo que te corresponde. —¿Como qué cosas?. —La casa no se limpia sola. —asiento diciéndome que eso es fácil, que lo prefiero antes de solo esperar a que venga y le abra las piernas, me mira con mucha intriga, mi desnudez no me intimidad mucho en este momento—. ¿Vas a seguir ahí parada?. —No tengo que ponerme... No traje nada de mis cosas. —Mierda. —mira hacia todos lados—. Ponte el vestido ese y llamo a mi hermana para que te lleve a comprar ropa. —Puedo ir por la mía si... —No vas a usar trapos inmundos. —frunzo las cejas enojada, mi ropa no es inmunda—. Ahora eres esposa de un Orlov... Y vas a comportarte con honor y usar las prendas que corresponde ¿Esta claro?. —Si. —Cámbiate y baja. —con rabia me visto y bajo despacio, realmente me duele mi intimidad, no es broma, cuando llego abajo miro hacia todos lados buscándolo y más o menos intentando guiarme en esta casa—. ¿Para cuando? No soy un hombre paciente. —Ayúdame señor. —paso bien lejos de él. —Apúrate. —Si. —con vergüenza busco las cosas que voy a usar que no tengo idea porque yo desayuno un café con pan y ya. —¿Sigues sangrando?. —me giro asustada por las palabras tan de repente, me esta mirando fijo. —No. —Acá tienes para el dolor. —me da una pastilla y la dejo en la mesa—. ¿Piensas que te voy a drogar y violar?. —Ya me violaste y no estaba drogada. —Eres mi mujer, ¿Quién me va a decir algo?. —mis lágrimas caen mientras preparo el maldito desayuno, lo dejo en la mesa y me siento con cuidado—. Después vamos a hablar de lo que tienes permitido hacer y lo que no. —comemos en silencio, cuando dejo todo limpio me siento como una nena de dos años me siento a esperar órdenes—. Como mi mujer me vas a cumplir cada noche y no quiero quejas o te voy a tener que atar a la cama otra vez y sabes muy bien que no me importa tus quejas, tomo lo que quiero cuando lo quiero. —trago duro por eso—. Cada mañana te vas a levantar temprano para hacerme el desayuno, a las siente y media me voy al trabajo, desayuno antes de ir, al mediodía no vengo pero en la tarde la merienda, y a las nueve en punto quiero la cena lista, esto es una lista de lo que me gusta cada día. —me tiende una carpeta donde hay muchas hojas, las miro una por una—. Después la miras ahora escúchame... Tienes permitido toda la casa menos mi habitación y mi escritorio, ahí jamás debes entrar o mi castigo va a ser peor y nada grato. —eso me sorprende, ya que creí que íbamos a dormir juntos—. Tu habitación puedes decorarla como quieras y jamás la través o ahí si te voy a moler a golpes. —asiento con miedo, no pensaba hacerlo porque suponía que iba a decir eso—. Otra cosa... Le voy a decir a Kisa que te lleve a depilar, no me gustan los pelos en la v****a y tu tienes demasiado que es desagradable. —me pongo roja por eso—. Bueno... Lee todo y no te equivoques o vas a estar castigada. —alzo las cejas y se para. —Espera... ¿Puedo ir a ver a mi mamá y a mi hermano?. —Imposible. —¿Qué?. —para la caminata girando despacio. —¿Acaso eres sorda o quieres que te haga escuchar?. —Quiero ir a ver a mi familia, deben estar preocupados... Y tengo un trabajo, ellos dependen de mi y... —viene hacia mi y por instinto me gano lejos de él. —Ven acá. —niego y mi barbilla tiembla de tanto contenerme, se para aún más derecho apuntando el suelo delante de sus pies—. Ven acá o va a ser peor. —Quiero verlos nada mas. —me acerco despacio—. Mi hermano... Es joven y sin supervisión se va a meter en donde no debe. —me mira sin expresión alguna y yo me sigo acercando con demasiado temor—. Es solo un adolescente. —Ven aca. —Aaagggg. —me agarra de los pelos y me empuja contra la mesada de la cocina. —La próxima que me conteste o no vengas cuando te llamo te mato hija de puta. —cierro los ojos ya que duele como el demonio—. Ya dije que no y es no... No me busques mujer porque no quiero ser viudo en tan poco tiempo. —me suelta y lo miro sin decir nada—. Ya dije que no los vas a ver y punto final. .
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