Narrador omnisciente
**Reino del Inframundo**
Las almas se desataron, Lucifer perdió el control de un día a otro, Lilith intentó evitar que se dirigiera al Tártaro con su insistencia renuente de querer liberar a Cronos, ella no se esperaba que el caos se desatara en el inframundo y el infierno luego de ver cómo Lucifer le arrancó las alas a Asael y lo encerró donde nadie pudiera llegar a él. No reconoció a su rey.
Los ojos se Lilith se abrieron de par en par al ver la destrucción del inframundo ante ella y un rey que ha perdido sus rumbos. Se debatía sobre si su plan iba bien, solo pudo derribar y quitar de su camino al heredero y a la mortal, solo quedaba Lucifer, pero…se volvió más difícil de lo que ella esperaba.
«No puedo permitir que Cronos sea liberado, matará a todos y a cada uno devorándolos, más de lo que Lucifer hizo con sus hijos. El nuevo inframundo sería el estómago de Cronos y nadie quiere vivir allí luego de ser masticado por un titán y supremo Dios de mundos»
─¡Madre! ¡Tenemos que hacer algo! ─Exclamó uno de los demonios de Lilith. Ella giro a verle levantándose del trono que tanto anhelaba y si no hace algo para impedir a Lucifer, no tendrá dónde sentarse ni qué reinar.
─¡No dejen de proteger las puertas del Tártaro! ¡Que Lucifer no se acerque! ─Gritó Lilith alterada.
─¡Lucifer está destruyendo a todos a su paso! Será difícil seguir luchando contra él…
─¡Cállate! ─Gritó asustada, ansiosa mientras pensaba qué hacer. Cómo resolver este caos. Salió del palacio empujando a sus demonios del camino y escuchó cómo el inframundo ardía, el río de lava del infierno se mezclaba con el mar oscuro de almas del inframundo. «Maldición, maldición» maldijo en su interior una y otra vez─. ¡Eviten que Lucifer se acerque al Tártaro así de ello dependan sus desgraciadas almas! ─Demandó vislumbrando cómo Lucifer se alzaba en el cielo, de forma enorme con sus alas, su piel azabache y agrietada con lava. Sus ojos rojos y endemoniados brillaban mientras una sonrisa aparecía en sus comisuras gritando improperios en cuanto asesinaba a todo aquel que se interponía en su camino de liberar a Cronos de su prisión…
Y como el inframundo estaba en el caos, el reino mortal se veía afectado por el mal liderazgo del otro mundo…
**
Catherine Spellman
Días después…
Miro la pantalla a mi costado, donde me indica la Doctora. Mi corazón late avasallante mientras Leti sostiene mi mano. Estoy nerviosa, ansiosa y muy asustada. Sonrío de los nervios y mi mejor amiga también.
─Allí está… ─dice y abro mis ojos de golpe al ver a su rostro formado. La Doctora revisa a ver si está bien la máquina, parece desconcertada y aclara su garganta mientras que mis ojos se escuecen─. Esperen un momento, debe de ser un error ─acota levantándose para llamar a un Doctor que, también se coloca a revisar el monitor dándole golpes. Ella aparta el aparato de mi v****a y posiciona uno sobre mi vientre nada abultado con un poco de gel frío.
La sensación me da escalofríos y hago un mohín por ello.
─No…al parecer sí es lo que indica, debe de ser una especie de embarazo críptico. Disculpa, señorita Spellman ¿Cuándo dijo que se hizo la prueba? ─Inquiere llamando mi atención. Solo espero que no sea nada malo.
─Hace dos días, Doctora ¿Algo ocurre? ─Pregunto asustada. Ella niega con la cabeza.
─No, no se preocupe ─El Doctor se va encogiéndose de hombros e igual de confundido─. Es primera vez que vemos a una embarazada sin vientre abultado y con un feto de semanas adelantadas, solo en embarazos crípticos donde la madre prácticamente estaría dando luz al mismo instante de enterarse del embarazo…esto debe de ser, algo maravilloso puesto que el bebé se encuentra en perfecto estado y creciendo muy bien ─explica y miro a Leti, ambas suponemos el porqué y es porque el padre de este bebé es ni más ni menos que un Dios del inframundo.
─Eh...
─¡Genial! ¿Cuántas semanas? ¿Podríamos tener muchas fotitos como esas? ─Interviene Leti para que no diga algo inapropiado y me encierren en un psiquiátrico con mi bebé.
─Por supuesto, tiene un aproximado de diecisiete semanas…hasta podremos saber el sexo ─responde impresionada─. ¿Desean saberlo? ─Indaga mirándonos.
─Sí, por favor ─pido sintiendo las lágrimas deslizarse por mis mejillas mientras sonrío emocionada junto con Leti.
─Su sexo es femenino, es decir; tendrá una bebita ─anuncia y abro mi boca cubriéndola mientras sollozo. Leti me abraza gritando de emoción. «Una pequeñita florecita» pienso emocionándome con mis latidos fervientes.
**
Salimos del consultorio y recibo las indicaciones junto a las recetas médicas de la Doctora.
─Tienes que alimentarte muy bien, seguramente sentirás más apetito ─indica y asiento despidiéndonos finalmente. Caminamos por el pasillo del hospital y lo vemos muy movido, emergencia está saturado, los Doctores, enfermeros y todo el personal está corriendo de un lado a otro, suenan las alarmas una tras otra. Hay heridos en los pasillos, personas sufriendo y sollozando. Comienzo a sentirme abrumada.
─Al demonio, vámonos de aquí ─espeta Leti asustada. Comenzamos a apresurarnos en salir porque de unos minutos a otros todo se tornó como un maldito infierno. Como si viviéramos en realidades alternas.
─”¡Se han desatado catástrofes en varias partes del hemisferio norte de Estados Unidos!” “¡Aumentaron los accidentes automovilísticos!” “¡Hospitales saturados, sin personal suficiente para atender a todas las personas!” “¡Resguárdense en sus casas, estamos viviendo lo que parece ser…!” ─Detengo mis pasos escuchando las noticias, pero, apagan la pantalla para no alterar a las personas. «¿Qué está ocurriendo? ¿Tiene que ver contigo, Hades? Dame una señal ¡Necesito saber que estás bien!» Suplico en mi interior y Leti me saca a rastras del hospital para volver a casa.
Cuando nos subimos al auto y sale del estacionamiento notamos el cielo rojo y saco mi celular para escribirles a mis padres, respondo a sus mensajes de preocupación porque parece que el caos solo está sucediendo en este lugar.
─¿Qué carajos? ─Gruñe Leti acelerando y esquiva los autos varados, las personas corriendo en las calles y ahora que lo noto, es lo más parecido al infierno. «Algo malo está ocurriendo» pienso con mis latidos ahora más alterados.
─Tengo que ir al inframundo, de inmediato ─digo llamando la atención de Leti.
─¿Descubriste un portal en lo que va de minutos? De ser así, Igual no dejaré que te arriesgues, estás embarazada, Cat ─escupe renuente.
─¡Leti, este caos tiene que ver con Hades! Y si él está… ─Mis palabras se cortan por el nudo en mi garganta, me rehúso a decirlo, trago con dificultad─…Si el está en peligro, quizás pueda ayudar, en el inframundo tengo poderes. La última vez hice crecer un árbol enorme y convertí en una ninfa en planta porque quería a mi hombre, confía en mí ─continuo y ella resopla mirándome.
─Bien, pero si llegas a estar en peligro yo misma me voy a encargar de… ─Le abrazo y suelta un suspiro─. ¿Cómo convertiste a una ninfa en planta? ─Pregunta cuando vuelvo mi espalda al asiento, esbozo una sonrisa mordiendo mi labio.
─Bueno, solo me enojé un poco…Ella me empujó ─Encojo mis hombros y ella abre los ojos.
─¡Y la convertiste en planta!
─Ella empezó ─Me excuso desviando la vista con un poco de vergüenza. Leti se carcajea contagiándome de la risa.
Leti frena el auto de golpe y agradezco que siempre tengamos el cinturón de seguridad.
─¡¿Estás bien?! ─Grita alterada y asiento mirando al frente─. ¡Este imbécil se me atravesó! ¡Le voy a patear el trasero! ─Exclama enloquecida bajándose del auto y vislumbro el torso del sujeto, es grande y fornido con tatuajes. Arrugo mi entrecejo desabrochándome el cinturón─. ¡Ven aquí, no como tamaño, no te temo! ─Sigue gritando como una loca enfurecida. Bajo del auto para evitar que mi amiga asesine a alguien o lo meta preso con el poder la ley.
Abro mis ojos de golpe al reconocer a Zade Wolf; el viejo amigo de Hades, el sujeto lobuno del bar. Leti está colgada de la espalda del hombre mientras él no hace ni un esfuerzo, se gira y me ve.
─¿Eres dueña de esta ovejita? ─Pregunta hacia mí.
─¡¿Ovejita?! ¡Te daré tu ovejita! ─Gruñe intentando hacerle daño a Zade, pero, es imposible, hasta a él le causa gracia y quizás ternura. Se la quita de encima y ella resopla algo cansada─. A la próxima no la cuentas, tienes suerte de que hoy no tenga muchas ganas de patear traseros ─advierte orgullosa haciéndome reír.
─Leti, él es Zade, un amigo de Hades ─explico y ella tiene el rostro lleno de vergüenza se cruza de brazos respingando su mentón.
─Él se atravesó en el camino ─murmura sin dar el brazo a torcer.
─Lamento eso, no soy muy bueno con la delicadeza y necesitaba encontrar a Perséfone ─dice llamando mi atención.
─¿Sucedió algo? ¿Cómo me encontraste? ─Pregunto─. ¿Qué sabes de Hades? ¡Dime, Zade! ─Suelto encarándole.
Se rasca la nuca mostrando sus tatuajes en su brazo fornido. Realmente los demonios y Dioses del inframundo son muy sexys.
─Pensé que tú sabrías sobre él, el inframundo está invadido por el caos, Lucifer ha perdido la razón y desea liberar a Cronos a como dé lugar mientras que Lilith está a cargo y ha sido la peor rigente ─explica─. Te encontré por el abrigo que dejaste en el bar, tu…olor me trajo aquí, como sabrás; tengo un buen olfato.
─Mierda ─espeta Leti al escuchar.
─¿Sabes cómo puedo ir al inframundo? ─Pregunto sin pensarlo. Los ojos claros de Zade se posan en mi mano, donde está el anillo mismo que poso sobre mi vientre, él arruga el cejo.
─Estás embaraza de Hades ─suelta sin más adivinándolo.
─¡¿Acaso tienes ojos de rayos X?! ¡Deja de mirar! ─Chillo. Él niega con la cabeza.
─Puedo sentirlo, es una criatura poderosa lo que crece en tu vientre, porque es la unión de la sangre de un Dios del inframundo y…la reina del caos y la muerte ─manifiesta. Me tenso ante sus palabras. Mis latidos se alteran─. ¿Tienes la vela de Hades? ─Pregunta de repente y asiento con mi cabeza.
─Enciéndela y coloca el anillo sobre ella, deja que la llama arda con la piedra y quizás puedas obtener una respuesta si lo haces como la primera vez que la encendiste, no sé mucho, puesto que Hades es muy reservado con sus planes. Solo me pidió que te cuidara en su ausencia ─anuncia y me doy la vuelta sin pensarlo mucho.
─¿A dónde vas?
─A encender la vela ¿Vienes? ─Inquiero abriendo la puerta del copiloto.
─No creo que sea…
─¡Sube al auto, grandote! ─Demanda Leti y él hace caso subiéndose en la parte trasera. Remojo mis labios suplicando en mi interior que esto funcione y me lleve con Hades del algún modo.
El camino transcurre un poco caótico, mucho tráfico y personas alocadas a las afueras sin saber lo que ocurre mientras que otras crean miedo gritando que es el fin del mundo a los cuatro vientos. Solo espero que no lo sea, de verdad.
Entro a mi habitación y tomo la vela buscando unos cerillos. Leti se queda en la sala junto con Zade para darme privacidad. Boto el aire retenido y suplico en mi interior que esto funcione.
No sé cómo haré para salvar a Hades ni encontrarlo y traerlo al reino mortal. Realmente, no tengo un plan B. Supongo que, en el camino idearé uno o improvisaré…a veces las mejores suceden de forma espontánea como surgió mi Lujuria infernal.
Deslizo el cerillo en la mecha y lo enciendo creando fuego mismo que acerco con cuidado a la mecha de la vela. Esta arde de inmediato con su fuego, bajo la vista a mi mano y con mis dedos tiro del anillo quitándomelo, lo beso antes de colocarlo en la vela. Cierro los ojos juntando mis manos para tomar una bocanada de aire. Estas palabras las he citado unas cuantas veces más en un intento de traerle de vuelta.
─”Servus libidinosus mi rex impiorum veni ad me et adsume me tua dilige me et adora me omni tempore quo invocant te peccata mea” ─cito una vez más y abro los ojos para notar cómo la llama se expandió colocándose enorme ante mí, una brisa brota de ella como el rostro de Hades como proyección. Esbozo una sonrisa y mis latidos se encienden traducción:«Mi esclavo lujurioso, rey de los malvados, ven a mí y tómame como tuya, quiéreme, adórame cada vez que mis pecados te llamen»─. ¡Hades! ─Chillo con la voz rota.
─Perséfone ─pronuncia su voz y mi piel se eriza.
─¿Estás bien? ¡¿Dónde estás?! ¿Cómo te saco de allí? ─Suelto rápidamente y él sonríe.
─Solo puedo concederte un deseo, úsalo bien ─dice y arrugo mi cejo.
─Ven aquí, devuelta al reino mortal ─pido sin pensarlo dos veces.
─No puedo, esta magia no llega a ese lugar ─responde robóticamente, es como si Hades hubiera creado esto para mí, y no es él─. Pide tu deseo ─insiste y me frustro.
─¡Llévame al inframundo! ─pido con los ojos humedecidos.
─La magia que…
─¡Oh, mierda! ─Espeto enfurecida─. ¡¿Qué clase de vela mágica de los deseos eres?! ─Exclamo sujetando mi cabello y muerdo mi labio.
─Pide tu deseo ─vuelve a repetir. Camino de un lado a otro y giro para ver los ojos en de Hades en la llama.
─Muéstrame a Hades ─demando y súbitamente la llama cambia, ahora me revela un lugar lúgubre, pero a Hades, en el suelo y rodeado de rosas negras, sus…alas. Cubro mi boca para evitar el llanto porque me duele ver tal imagen, el verlo tan indefenso y lastimado. La llama se apaga de repente con una brisa fuerte y mi corazón se detiene─. ¡No! ─Exclamo botando las cosas y sollozo tirando mis rodillas al suelo.
La puerta se abre; dejando entrar a Leti y a Zade seguramente luego de escucharme flaquear. Ella me abraza intentando calmarme.
─No funcionó ─murmuro.
─Encontraremos la manera ─dice Leti y niego con la cabeza viéndolo imposible.
─Si ocurrió lo de tu embarazo, es posible que la magia de tu interior sea más fuerte de lo que piensas. Un Dios no puede embarazar a cualquier mortal a menos que su poder le iguale o de lo contrario moriría de inmediato ─habla Zade tomando nuestra atención, él flexiona su brazo sonriendo con algo de vergüenza─. Solo digo que…no pierdas las esperanzas, por algo estoy aquí y no en el inframundo, los portales los abren las personas poderosas, quizás si encontramos a una bruja antigua o un chamán que… ─Dejo de escucharle al pensar en mi bebé.
─Dijiste que mi bebé es un ser poderoso ─mascullo y él me mira.
─Sí ─afirma.
─Toma la mano de Leti ─Le pido a él.
─No quiero tomar la mano de este sabueso ─espeta mi amiga.
─¡Que soy un lobo, no un perro!
─¡Es lo mismo! ─Ladra Leti hacia él.
─¡Cállense los dos! ─Pido y se quedan en silencio mirándome─. Por favor… ─suplico a ambos. Leti suspira tomando mi mano y ofreciéndosela a él, quien la sujeta.
─No me pegues las pulgas ─murmura ella y ruedo los ojos.
─Gracias ─digo, sosteniendo mi anillo para colocármelo de nuevo y la mano libre decido posarla sobre mi vientre; frotándolo mientras cierro los ojos─. Llévanos con papi, preciosa Kore Morningstar Spellman ─pido a mi bebé con el nombre que pensé sería precioso ante las historias que leí en los libros de ocultismo.
─¡¿Que nos lleve?! ─Exclama Leti, pero, no le da oportunidad de soltar mi mano.
De manera súbita, una luz nos rodea junto a una brisa muy fuerte. Nuestros cabellos se alborotan y sin asimilarlo estamos en caída libre, mi cuerpo cae sobre un montón de rosas negras amortiguando el golpe y escucho el grito de Leti a lo lejos al soltar mi mano. Toso por el olor fuerte de las rosas que deberían de oler a marchitadas, pero, no.
Me levanto alzando mi rostro de un salto y acaricio mi vientre con una sonrisa.
─¡¿Están bien?! ─Pregunto y veo a Zade cargar a Leti.
─¡Sí! ¡¿Tú estás bien?! ─Grita ella bajándose de los brazos del hombre lobo. Están un poco lejos de mí.
─¡Sí! ─Miro a mi alrededor y rectifico que estamos en un lugar lúgubre, pero, rodeados de muchas raíces brillantes que dedujo son del enorme árbol que ha crecido por mi culpa y también quizás las rosas. Camino percatándome de que es el mismo que he visto en las llamas, se siente un frío estremecedor «¿Dónde estamos?» me cuestiono buscando a Hades y…le veo. Tirado en el suelo, corro hacia él sin pensarlo dos veces, me abalanzo a su cuerpo acariciando su rostro mientras le doy un vistazo a sus alas que me causan dolor─. Hades, soy…Perséfone, aquí estoy ─murmuro acariciando su barba crecida. Sus manos están de color carbón y tiene grietas en todo su torso que brillan como la lava mientras que sus mejillas están manchadas de…algo oscuro, aguanto el llanto cuando me doy cuenta de que son sus lágrimas y veo el color azabache de sus heridas.
─¡Hades! ─Grito y él tose con dificultad ante mi llamado─. Mi amor…te arap ─susurro en cuanto sus ojos se abren de a poco encontrándose con los míos. Acerca su mano a mi mejilla y arropo sus nudillos con mi palma sonriendo.
─Me encontraste… ─Jadea dificultoso y asiento─. Te…arap.
─Aquí estamos ─digo, él arruga el cejo.
─No…Perséfone, corre ─pide de repente─. Tienes que…irte del Tártaro ─suplica de repente haciendo ademán de levantarse pero está muy lastimado.
Mi corazón se detiene cuando escucho unos golpeteos fuertes y luego unos gritos desgarradores. Giro mi rostro vislumbrando cómo Lucifer derriba unas enormes puertas, entrando de forma poseída con sus formidables alas provocando viento. Esboza una sonrisa sardónica que me causa escalofríos.
─Maldición… ─gruñe Hades.
─¡Bienvenida al Tártaro! ¡Mi casa, es tu casa! ─Suelta desconcertándome, su voz es gutural y demoníaca.
─¡Puta madre, Cat! ─Grita Leti asustada.
─¡Lucifer, detente! ─Exclamo sin querer que se acerque a Hades. Él tuerce su cabeza, sin quitar su sonrisa.
─¿Lucifer? ─Pregunta carcajeándose y su risa revota en todo el lugar acelerando mis latidos.
─Es…Cronos ─gruñe Hades llamando mi atención. Pienso en lo peor, en todo lo que leí y cómo él podría hacer añicos ambos reinos─…poseyó el cuerpo de Lucifer para liberar el suyo, es un degenerado habilidoso ─continúa.
─¿Así le hablas a tu abuelo? Da igual, los devoraré a todos cuando tome mi cuerpo y dejaré de postre a la reina del caos, porque ella…me ayudará a ser más poderoso con su magia…descendiente del maldito Spellman ─manifiesta clavándome su mirada para causarme miedo y mis ojos se abren más. Trago con dificultad sintiendo las estocadas de mi corazón y suplico en mi interior que llegue a mí un plan B de cómo destruir a un Dios poseído por un titán…