La sala se quedó en un completo silencio. Joanne miraba sus manos colocadas en su regazo, la cara de Lily era todo un enigma.
¿En qué pensaría esa chica ahora mismo? Parecía algo afectada por toda esta historia. ¿Sería que ella era la chica que Thomas tanto amaba? Si era así, es normal que se sintiera de ese modo pero… ¿sentirse culpable por algo que no se pudo remediar?
Escogieron a su esposo, las cosas eran así y no podías quejarte.
—¿Tú eras esa mujer, Lily? —ella alzó la cabeza, sorprendida ante la pregunta de su amiga.
—No, yo no soy —respondió segura de sí misma—. La verdad es que él jamás me dijo el nombre de esa mujer, aunque no sé porque pero tengo la ligera impresión de quién es —suspiró—. En fin, qué se le va a hacer, eso es agua pasada, ahora es millonario y es feliz sin mujer alguna.
—¿Es feliz sin tener una persona a su lado a quien cuidar o quien le cuide? —Lily alzó la ceja y dio un nuevo suspiró—. ¿Qué ocurre?
—Él tiene una perspectiva del amor diferente a la que tenemos tú y yo —respondió Lily.
— ¿A qué te refieres? —preguntó la viuda Miller, curiosa.
—Thomas piensa que el amor verdadero no existe —Joanne la miró sin comprender— Para él, el matrimonio no es más que una mentira —la pelirroja se sorprendió, ¿cómo podía decir eso?—. Y si lo miras bien, es cierto. Solo los campesinos viven verdaderamente felices en sus matrimonios.
—No es cierto yo fui muy feliz con mi esposo —dijo enfadada la ojijade, ¿a qué se debía todo esto?
—No descarto que hayan casos como los tuyos o los de Emily con Kyle —afirmó la amiga—. Pero en general, son simples acuerdos matrimoniales. Los padres se ocupan de casar a sus hijas con personas ricas e influyentes incluso si están enamoradas de otras personas. Son lo peor, nos tratan como juguetes pensando en que es lo mejor para ellos y normalmente, lo único que hacen es dañarnos con sus actos egoístas.
—Lily —Joanne miró a su amiga tristemente, ¿cómo podía ella decir esas cosas?—. Pero tú fuiste feliz.
—¿Tú crees? —Ella sonrió, mirando al vacío—. Cualquiera puede fingir unas lágrimas, Joanne.
La pelirroja miró a su amiga, anonadada. ¿Qué quería decir con esas palabras? ¿Cualquiera puede fingir unas lágrimas? ¿Acaso ella fingió ese sufrimiento tras la muerte de su amado? No podía ser verdad, Lily amó y cuidó a su esposo hasta el final, ella le quería y…
—Ese hombre era el mal —dijo su amiga—, tan oscuro, tan maligno, brusco, despreciable, ruin e infiel maltratador —Joanne se llevó las manos a la boca—. Odiaba a mi esposo, lo odiaba a muerte, lo detestaba.
—¡Lily!—Joanne estaba escandalizada.
—Sus malditas infidelidades, sus borracheras, sus violaciones, tuve dos abortos por su culpa, mis dos hijos murieron por su culpa, no lo aguantaba, odiaba esa situación —la cara de Lily se tornó a una oscura—. Thomas me ayudó.
—¿Qué? —preguntó Joanne.
—Un día llegó borracho a casa, olía a perfume de mujer e incluso tenía arañazos en su espalda. Quiso tomarme, no le dejé, me negaba, estaba borracho y siempre me hacía daño —Joanne no podía creer lo que oía—. Ese canalla me golpeó con su correa numerosas veces y me echó a la calle en pleno invierno con el camisón puesto.
Joanne miraba a su amiga con un rostro de sufrimiento, ¿ella había pasado por todo eso? ¿Por qué no se lo había dicho? Ella habría destruido a ese canalla de haberlo sabido, debió haberlo pasado muy mal, ¿y aún así le cuidó hasta el final? Increíble.
—Thomas me encontró en la calle, llorando, ¿qué podía hacer yo a media noche en camisón sin dinero? No podía hacer nada más que llorar —sonrió nostálgica—. Recuerdo como me colocó su chaqueta encima y esa sonrisa tranquilizadora —Joanne miraba a Lily, ¿hablaba en serio?—. Buscó un sitio donde pudiera cobijarme y se fue en plena noche, dejándome en el lugar. Por primera vez me sentí realmente segura.
—¿Estando sola te sentías segura? —Lily colocó una sonrisa torcida, ¡un momento, estaba ignorándola por completo!
—A la mañana siguiente, le encontré sentado en un sillón de piel frente a la cama, dormido. Él me había cuidado, tal y como dijo la noche anterior al ponerme la chaqueta. Lo de después fue lo más interesante.
—¿Qué pasó después? —cuestionó la dama de hielo, aunque no sabía si quería saberlo.
—Thomas consiguió para mí un fuerte veneno imperceptible, era increíblemente letal y la muerte de la persona muy, muy dolorosa —Joanne se llevó las manos a la boca, ¿qué quería decir?—. Maté a mi esposo, Joanne, maté a mi esposo para conseguir mi propia felicidad.
La tez de Joanne se tornó a un color marmoleo. Era impresionante, increíble ¿Lily asesinando a una persona? No era posible, mató a su esposo y Norton la ayudó, ¿se podía considerar eso como algo bueno?
En fin, ella sufría mucho pero, ¡¡envenenó a su esposo, era su esposo!! ¿Cómo pudo hacerlo ella? Definitivamente, Lily no amaba a ese hombre, definitivamente lo odiaba y ella amaba sin duda alguna a Thomas Norton.
—Siempre le estaré agradecida —ella sonrió—. Pero no me gustan los galanes y Thomas Norton lo es, aunque no presuma de ello.
—¿En serio? Porque yo creo que lo hace —respondió Joanne con un tono indiferente.
—Pronto comenzará a buscar esposa, después de todo es multimillonario, guapísimo y está en el punto de mira de toda joven. En realidad, siempre lo estuvo.
—De jóvenes y de adultas —murmuró Joanne entre dientes.
—El señor Western quiere presentarle a su hija menor —dijo ella—. Una belleza, sin duda alguna.
—Tiene seis años menos que él, Lily —dijo Joanne, tras una risita.
—Mira quien fue a hablar —Joanne la miró con el ceño fruncido—. Ambos harían una gran pareja, pero dudo que él desee a alguien tan joven —Lily torció el rostro—. Más bien creo que la querrá de veinte para arriba.
—Eso es un imposible —respondió Joanne tras un sorbo de té—. Todas están casadas, de modo que…
—No lo sé, pero siendo como es seguro que lo consigue —ella sonrió—. Siempre consigue lo que quiere.
Lily miró de reojo a una pensativa Joanne con una sonrisa pilla, parecía que la pelirroja se interesaba algo por el joven Norton, aunque fuera solo un poco, pero al menos no le insultaba o ponía mala cara cuando oía hablar de él.
—Cuatro enormes plantaciones de algodón, una de té, tres fábricas textiles y dos navíos —Joanne la miró interrogante—. Eso es lo que Thomas tiene en su poder y eso es lo que le hace incluso más rico que tú.
—¿Dos navíos? —preguntó ella.
—Sí. —Afirmó Lily, mirando a su amiga—. Los utiliza para llevar mercancía al extranjero.
—¿Al extranjero? —Repitió Joanne tras Lily, incrédula—. ¿Cómo demonios consiguió todo ese dinero? Incluso si ahorrase desde los dieciséis, ¿cómo es posible?
—Dinero fácil, Joanne —ella sonrió.
—Apuestas —dijo la chica casi sin pensar—. ¿Sus apuestas eran para conseguir dinero? —preguntó a su amiga—. Pero no es posible, ¿tanta suerte tenía el chico?
—Supongo —Lily se encogió de hombros y sonrió, levantándose del asiento—. Bueno, Joanne, ha sido un placer hablar contigo. Espero verte pronto, te compraré algo bonito y colorido para que te lo pongas.
Joanne rió y dio un abrazo a su amiga ojiazul, la chica suspiró y puso una pequeña sonrisa.
—Nos vemos, Joanne —dijo ella.
—Hasta pronto, Lily —respondió ella, despidiéndose.
Tras dejar a su amiga en la puerta, la chica se dirigió hacia el estudio, donde antiguamente su marido trabajaba y dónde por supuesto, lo hacía ella ahora.
Había administrado todo el dinero que su esposo le dejó y había aprendido a trabajar tal y como lo hacía él. Todo lo que Jacob consiguió no sería descuidado o derrochado, ella seguiría luchando por el sueño de su esposo.
La pelirroja tomó un papel y mojó la pluma en el tintero para escribir en éste. Ahora se sentía intrigada, ¿qué sería ese trato que quería el hijo menor de Joe Norton?