Un diente, una televisión y una verdad.
Parte 1.
Pov Fedro.
Mi cabeza duele a horrores, el maldito de Rodrigo se aprovechó de mi confianza, todo el poder que le di, solo lo uso para meterse en la cama de mi mujer.
Las que deben estar preocupadas por mí, son mi verdadera familia, mi bella mujer e hijas, debo salir e ir por ellas, pero cuando quiero gritar miro a mi costado y un ramo de rosas blancas, que bien conozco me hace mirar a todos lados.
En un estado de pánico porque sé de quiénes se trata, y son las malditas locas “las muñecas de la mafia”.
Grito como un loco, dándome por fin cuenta de que mis manos y pies están atados a la cama.
No sé cuánto tiempo pasa, que siento movimiento a fuera de la pieza en la que me encuentro, trato de agudizar el oído, ya que escucho voces y risas. Así que nuevamente pido ayuda, pero todos hacen caso omiso.
No me doy cuenta cuando caigo nuevamente dormido, pero despierto por unos ruidos, intento abrir mis ojos, pero es inútil porque una venda los cubre. Pero escucho como si instalaran algo, puesto que el sonido de un taladro y martillo se sienten en la pared. Hasta que todo termina y salen, ya que la puerta se cierra.
No pasa mucho tiempo cuando nuevamente se abre y escucho pisadas, pero de tacos de mujer. Todo mi cuerpo se tensa, por el hecho de que no sé de quién se tratase.
Solo espero, puesto que es lo único que puedo hacer, hasta que me quitan la venda y veo a mi esposa junto con Andrea.
. —Hola, Fedro, ¿cómo estás? Espero que te estén tratando bien, como se lo merece el capo de América. — Carmella dice, a lo que Andrea ríe despacio con burla.
Yo la miro confundido hasta que ella sin miramiento me entierra un cuchillo en mi pierna, grito como puerco por el dolor.
.—Sabes, esposo mío, te recuerdas cuando te operaron de “apendicitis” y estuviste con molestias como por tres meses. Bueno, te tengo noticias, pero no te las daré yo, sino que una persona que te quiere saludar.
Prenden el televisor de unas 75 pulgadas que está justo frente de mí y aparece el maldito del carnicero, el hermano de Andrea, Lázaro.
.— Hola, idiota, espero que estés vivo aún, o por lo menos casi, jajajajajajaj. Bueno, quería contarte que yo tuve el privilegio de hacerte una vasectomía casi 25 años atrás.
Se corta la imagen. Cuando quiero decir algo, la maldita de Andrea me pone un tester de electricidad en mis bolas. — Ella solo ríe como la maniática que es.
Posteriormente, aparece un doctor que realizó los exámenes de ADN a “mis hijas”.
.— De acuerdo con las muestras tomadas por los concurrentes, la compatibilidad es de un 0,00 por ciento, o sea, Fedro no son tus hijas. — solo niego y miro a mi esposa con cara de aburrida.
Jajajajaj, lo que llegas a hacer para poder vengarte de mi querida, solo reza para que no salga tan rápido. Maldita, y no termino de decir esa palabra, porque Andrea nuevamente me pone corriente en mis pies esta vez.
.—Querido esposo mío, eres tan idiota que no ves más allá de tu nariz. Crees que yo, en mi sano juicio, aceptaría casarme con quien mató a mis padres.
.— Desde que Vito me dijo sobre lo que hiciste tu camino, lo tracé yo, fui y soy dueña de tu destino.
.— Nada fue al azar, que tu amada MAXIN desapareciera, fue por obra y gracia mía, ella se fue por cien mil dólares mensuales, más que cuidar a su hijo de cinco años en ese entonces, para que yo pudiera casarme contigo y llevar a cabo mi plan.
.—Los años en que se te negó volver a Italia fueron por mi solicitud. — dice la maldita.
Niego, ya que eso no puede ser, los padres de ella, si bien los maté yo, culpé a los rusos, pero nadie supo.
Es mentira tú jamás podrías haber podido conmigo soy más inteligente que tu perra, y sin verlo venir ingresa un Rodrigo iracundo por cómo trate a su perra, pero mis insultos quedan solo en mi garganta, ya que el maldito toma un alicate que está en una mesa y lo mete a mi boca sacándome dos dientes de solo un tirón.
Mis gritos debieron de oírse a kilómetros a la redonda. Veo al maldito y su respiración es agitada tanto que su pecho sube y baja, y sin más pronóstico mi hermano vito ingresa, pero lo que más me sorprende es que el saludo de todos es tan familiar, solo quedamos los dos en la habitación.
.— Espero que estés en paz con cómo manejaste tu vida, él, las traiciones que diste, y saber que cada una se paga con sangre. Sé que no crees lo que dijo tu mujer, pero ella fue quien ha manejado tu vida, solo has sido una pieza de ajedrez en su tablero. Pudiste haber hecho lo correcto, pero después de casi 45 años aún eres el maldito TRADITORE de los Corleone.
. — Spero che troverai pace all'inferno, fratello.
(espero que encuentres paz, en el infierno hermano.)
Se marcha, no sin antes marcarme la frente con una cruz con mi propia sangre.
No sé cuánto tiempo pasa, pero en mi mente solo están los falsos resultados del ADN, hasta que por arte de magia en la pantalla se enciende.
Un video de cuando Niccolò era pequeño, en donde lo dejó jugando solo porque Maxin me envió un mensaje porque mi pequeña Roxin tenía dolor de muela. Sin mirar a mi pequeño, que quedó confundido por el porqué lo dejo solo. Pero llegó el maldito de Rodrigo.
El video termina, pero otro empieza y es cuando Niccolo se quebró el brazo en un juego de fútbol americano. Me di el gusto de llegar a su lado, pero después de solo cincuenta segundos me fui. Ni siquiera esperé a que llegara su madre, solo me fui, ya que mi familia me esperaba en casa para irnos de vacaciones. Quien llegó antes que su madre, quien estaba de viajes y venía llegando, fue rodrigo. Él estuvo en todos los hitos más importantes, video tras video, pasa y me muestra que siempre dejé a mi hijo mayor por las menores.
Otras imágenes de mi hijo compartiendo sus grandes hitos, como cuando salió de la segundaria, de la universidad, siempre estuvo rodrigo a su lado mientras yo tenía otra vida.
De un momento a otro la televisión se vuelve negra y al pasar los minutos solo se escuchan voces, las cuales reconozco. Es mi mujer maxin con un hombre el cual no reconozco. Pasan los minutos y las imágenes se vuelven nítidas.
Veo a mi mujer en los brazos de otro hombre, pasan más imágenes y en todas me muestran dejando la casa, y como siempre, ella se despedía con besos, palabras de amor. Pero a los pocos minutos llegaban autos, con diferentes hombres, en donde ella los recibía.
Cámaras internas muestran cómo ella se acostaba con quién ingresaba a mi casa, la que muchas veces consideré mi verdadero hogar. Y como una visión divina, los recuerdos de las palabras del carnicero.
. — CARMELLA, CARMELLA, CARMELLA. — gritó a más no poder, hasta que mi garganta arde por el esfuerzo.
La puerta lentamente es abierta, y hace acto de presencia Niccolo, con su porte y con un rostro que refleja solo maldad.
. — HOLA PAPÁ…