Capítulo 8

1853 Words
UN VIAJE, UNA FIESTA Y UN PERRO. Pov Niccolò. Ha pasado una semana y ya tenemos pistas de quienes podrían ser los que nos han amenazado, bueno hay cuatro sospechosos y cruzo los dedos con que no se junten porque si eso pasa serán como un grano en el culo, y no tengo tiempo de corretear a nadie, bueno solo a mi ratoncita que me vuelve loco, pero más que las gamas de hacerle el amor por una semana, tener su cuerpo y su compañía, es algo que no puedo explicarlo. Que cada noche me bese antes de dormir, que duerma aferrada a mi lado es mejor de lo que siempre soñé, hablando de sueños, aunque no tiene nada que ver este fin de semana iremos a nuestro primer viaje juntos, volaremos a Londres donde el viernes tenemos una gala y obviamente ella debe destacar entre todas, aunque yo le pondría una bolsa de basura negra así nadie la vería. Aunque déjenme decirle aquí entre nos, me encanta que ella se lleve las miradas, es que como no, si es un ángel, mi ángel. Salgo del closet ya listo, estoy mirando el puño de mis camisas cuando termino mi vista sube y veo a mi mujer enfundada en un vestido de cuero n***o con unas mangas anchas de tul n***o con pequeños puntos medias negras y unos zapatos impresionantes porque su tacón podría perfectamente usarse de arma su cabello lo tiene tomado en una coleta alta y un maquillaje que la hacen ver como una diosa. Ella me mira por el espejo que hice instalar para que ella se pueda ver y obviamente yo también poder admirarla. Cuando ya estamos listos, nos marchamos porque la llevaré a desayunar fuera. Cuando vamos bajando por el ascensor, la seguridad me informa que mis padres y suegros nos esperan en la recepción del edificio. Llegamos, nos saludamos y nos vamos a desayunar. El desayuno pasa entre risas y yo, mirando a mi mujer como bobo, de hecho, las veces que ha ido al baño, yo la acompaño. No correré el riesgo de que algo le pase, confío plenamente en mi seguridad. Si bien ellos han estado casi 12 años a nuestro lado, son humanos y prefiero estar con ella, aunque mis madres me han dicho que exagero, pues no lo creo. Ya cuando terminamos mi padre y mi tío dicen que debemos hablar de algo urgente, yo sé que ellos siempre han dejado a sus esposas fuera de todo lo que es delicado y más si es peligroso y esas cosas, pero yo quiero que mi mujer esté enterada de todo de lo bueno y de lo malo, ellos no están de acuerdo y me tiran su discurso es que son mujeres y uno debe protegerlas bla, bla, bla. Bueno, pero ella es mi esposa y si yo falto un día no quiero que quede indefensa, quiero que sea capaz de llevar mi reino. . Pero es mujer y su deber es otro, como la familia… — Miro a ambos y una sonrisa burlona se asoma en mi rostro porque este par me dice que ellos son los muy, muy, que si no los conociera les creería. Así, mamá y tía, ustedes que dicen piensan lo mismo; a penas termino de decir eso, ellas recién ingresan a mi oficina. Cuando ambas los ven, preguntan algo que me hace carcajear. . —¿Qué pasó porque están tan pálidos, algo que debemos saber? — yo los miro, levanto una ceja y ambos asienten. Tomo la mano de mi mujer y hago que tome asiento en mis piernas. Bueno, ustedes dirán, somos todos oídos, mi MUJER y yo, recalco esas palabras. Bueno, hijo, como tú sabrás, nuestro apellido ha causado controversia desde siempre, por su pasado. — Asiento incómodo porque sé que ellos algo han escuchado, pero como por arte de magia, seguridad me indica que una joven viene a buscar a mi esposa. —Sí, ya, sé, futura. Ella mira confundida porque, si bien todo el mundo sabe de nuestro compromiso, ¿por qué vendrían buscándola acá? Ella se levanta de mis piernas y me tiende la mano, y yo sonrió como tonto por ese gesto. Salimos tomados de las manos uno al lado del otro, cuando llegamos a la sala de junta donde personal de seguridad nos espera, antes de ingresar me tienden una tableta en donde se ven a 4 personas entrando y saliendo del mismo edificio, a simple vista nada extraño, pero esas mismas personas en otras “reuniones” y una de esas personas a las que puedo reconocer su rostro. Mi rostro refleja, irá, ella toma mi mano, mi respiración agitada delata mi rabia. . — Recuerda jamás que al oponente no debes demostrarle ni miedo, ni confianza. — Mi rostro se gira porque esas palabras siempre se las repetía. Sonrió y le digo a la seguridad: como no amar a esta mujer, ellos ríen abiertamente, ya que conocen casi la mitad de nuestras vidas. Nos abren la puerta e ingresamos ambos y como siempre tomados de la mano. Vemos a unos chicos de no más de 18 años. . — Buen día, me informa mi personal que necesitan hablar conmigo. Soy todos oídos. Los chicos miran a mi mujer y luego a mí, después entre ellos. Los miro y pregunto que si hablaran de una vez por todas o se dedicarán a solo mirar a mi mujer todo el día. — Les digo con voz gruesa. — Ya que quiero estar con mi mujer y este par no hace nada. . —Bueno, es que nos encomendaron solo hablar con ella. — dicen ambos apuntándola y con un toque de desprecio en su voz. — Cuando doy un paso en frente, mi mujer toma mi mano. Y por fin habla. . — Mire, chicos, si vienen solo a mirarme, sin decir nada, les pediré que se retiren porque con mi marido tenemos cosas que hacer y un vuelo que tomar. Sin más, empieza a caminar, pero ambos gritan que son hermanos menores de Elizabeth. Ambos nos detenemos de inmediato. Hablen qué pasa con esa mujer. Ambos se miran y se sientan, perdón, pero la información solo se la podemos dar a la chica. —Pero mi mujer les dice… . — Entonces no me interesa, ya que entre nosotros no hay secretos. Les dice mirándolo a los ojos. . — Bueno, es que este hombre a quien tanto ama y te enorgulleces. Él dejó a nuestra hermana en la calle, la echó de su departamento cuando ella tenía a nuestro primo en su hogar y sin aviso la corrió. — dicen ambos, ella me mira y baja su rostro. . — Miren, si esto era lo único que querían, bueno, les informo que su hermanita ella lo engañó con su “primo”. De hecho, tenemos imágenes en donde ella está montando y no un caballo. . — así que si su intención era indisponerme con mi Amado esposo. Díganle a Elizabeth que su truco no funcionó. Nos tomamos de las manos y salimos de la sala de juntas. Llamo a mi seguridad y les indico que pongan vigilancia a ese par, con eso nos marchamos a mi oficina, nos despedimos de nuestros padres. Salimos entre besos y nos marchamos al aeropuerto privado y nos vamos a Londres. 7 horas después… Cuando llegamos a Londres, le entrego el abrigo que le tengo de regalo. Nos montamos en la camioneta y llegamos al hotel casi a medianoche. Cuando veo a mi costado, le veo durmiendo, así que me bajo y abro su puerta. La bajo en mis brazos, ella se acomoda en mi pecho. Ingresamos a la habitación, la cual es de tipo Pent house. La acuesto en nuestra cama, ella cae como tronco, la despojo de todo y queda solamente en ropa interior. En mi mente un millón de escenarios, uno más caliente, que otro, se hacen presentes, pero debo respetar su decisión, yo me acuesto y de igual manera caigo rendido. A la mañana siguiente ella, como siempre, está aferrada a mí, con su rostro en mi cuello. Ya listos, nos dispusimos a ir de compras si estábamos aquí, y sabiendo lo emocionada que se pone frente de una tienda, le regaló un día de compras. Y, por cierto, ya le tengo su vestido para esta noche, el cual es de color n***o del más fino terciopelo, con un escote maravilloso con sus hombros descubiertos. Espero que le guste, ya que se lo mandé a crear hace unos meses de regalo. Pasó el día consintiendo a mi pequeña de tienda en tienda, ella vacía vitrina tras vitrina. Al llegar la tarde, nos encaminamos al hotel después del almuerzo, al llegar ve el vestido y por suerte le encanta, nos preparamos y al salir la prensa nos está esperando. Al llegar al evento, la presentó como mi esposa y una idea loca surca mi mente en ese justo momento. A la mitad del evento, nos marchamos como los señores Corleone. La prensa le pide que muestre su anillo y ella lo hace, con eso nos marchamos. El resultado de la noche fue bueno, todos miraron a mi mujer más, nadie se acercó, saben que no me temblaría la mano si lo hicieran. Al llegar a la habitación, ella me besa de manera desenfrenada y hace algo que me deja boquiabierto. Se separa de mí y desliza. Él cierre del vestido por completo, el cual cae, dejando su piel desnuda por completo y sin más mi erección crece de manera que me reventara el pantalón. Me acerco y la toco despacio con miedo de dañar su bella piel. Sus manos desabrochan mi saco y posteriormente mi camisa cae. No sé dónde, haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad uno su frente y la mía, le pregunto si está segura, a lo que ella asiente. Sin más, la tomo en mis brazos y la acuesto en nuestra cama, la beso por completo. Devoró sus labios mientras mis manos juegan con sus pechos. Cuando abandonó su boca, dejó un camino de besos entre su cuello y sus pechos. Mientras mi mano se desliza por su zona íntima, mi dedo índice se desliza suavemente, juega y se adentra despacio y superficialmente. Bajó y llegó a su entrepierna, donde besó sus muslos y el vientre hasta que atacó sin piedad su vag1na y en solo segundos ella acabó regalándome su esencia. Sin más, me levanto y saco mi pantalón, me acomodo y la beso, nuevamente jugando con su sexo. Sin que se percate, comienzo a ingresar. Esto es la gloria, su estrechez me vuelve loco. Cuando ingreso completamente, espero unos segundos para que su cuerpo se acostumbre a mi m*****o. Sin más, ella se mueve y yo comienzo con la danza. Mis embestidas van de fuertes a duras, profundas y rápidas. Mi nombre en sus labios me vuelve un poseso que me pida más y me regale otro orgasmo. Es un sueño hecho realidad, no pasa mucho tiempo cuando ambos acabamos y caímos rendidos.
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