Un disparo y una noche juntos.
Pov Niccolò.
Al salir de la oficina del rector, lo hacemos con los documentos de mi mujer. — Sé, mi futura mujer, pero pronto lo será. Nuevamente, tomo su mano, jajajajaj a esta altura una idea me surca por mis pensamientos.
Sería muy loco si me pongo pegamento en mis manos y las junto, así no nos despegamos nunca más. — Una sonrisa surca mis labios y ella me mira curiosa.
Me detengo y la tomo de la cintura, le cuento mis pensamientos y las ideas que surcan por mi cabeza y ella se ríe, y sin controlar mis ganas tomo su rostro y beso sus labios, mi lengua se adentra a su cavidad bucal en donde una danza con la suya hace que mis instintos florezcan, pero una tos falsa nos hace recordar que estamos en un lugar público, en donde gracias a dios todos son mayores de edad, porque déjenme decirles que ese beso era apto para mayores.
Ambos miramos a quién nos interrumpe y es una tipa que me parece conocida, y que en algún lado la he visto.
. — Murrieta, no me presentarás a tu amigo. — En ese momento me doy cuenta de que es la misma tipa de la foto.
No pasan más de 5 minutos cuando ya hay gente a nuestro alrededor mirando la escena que ella está montando. Cuando voy a responder, mi mujer se me adelanta y responde por mí.
. — Que no decías que lo conocías muy bien, tan bien que hasta eras su mujer, Mónica. — tira con malicia mi pequeña, y esa es una de las cosas que me encantan de ella.
. —¿Por qué tendría que presentarte a alguien qué dizque tú compartes su cama con él? ¿Explícanos, por favor?
Yo lo único que puedo hacer es mirar cómo un idiota enamorado de esta pequeña, demonio. Hasta que la tipa esa dice algo que me hace reaccionar.
. —Bueno, a lo mejor se hace el que no me conoce frente a ti. No lo crees. — dice la muy maldita. Pero no la dejó seguir avanzando.
A ver, déjame ver si entendí. Tú dices que nos acostamos desde hace tiempo, pero te niego para no tener problemas, verdad.
Bueno, déjame aclararte algo, niña. En primer lugar, le vas bajando el tono a MI MUJER.
Mi única mujer en estos últimos años ha sido a quien tengo a mi lado y con quien he compartido casi toda mi vida y con quien compartiré también el resto de ella. Y déjame decirte otra cosa que ni en pelea de perros te he visto.
Por qué me disculparás por sacar tus secretos a la luz, pero como podría estar con una chica como tú que es una mentirosa compulsiva, pero que si estudias en una universidad cómo está es por tu beca y más ahora que tus padres perdieron lo poco que tenían, o me equivoco, pero déjame también decirte que puedo hablar para que te den un puesto de aseador así podrías costear tus gastos.
Porque yo que sepa tú no tienes ni el uno por ciento en comparación a otros estudiantes, así que estaría en duda tu credibilidad, ya que dices conocerme y yo no me codeo con gente como tú. —Digo esto último mirándola de arriba a abajo.
La tipa nos mira con furia, no por mis palabras sino porque todos a su alrededor se ríen y uno que otra grita que es una muerta de hambre que solo busca atrapar a un chico rico y casarse.
. —Por mi belleza cualquiera caería, hasta tú, Corleone. — dice altanera la chica, a lo que yo me carcajeo de la risa.
Bueno, chica, por lo menos haber quedado en la total ruina no te ha quitado el humor y eso es bueno. Pero déjame bajarte de esa nube, niña.
Jamás ni en mil años te pondrás comparar con la mujer que está a mi lado, mira su rostro bello y sin una gota de maquillaje. Y no como tú, que en vez de maquillarte te estucas la cara. Tu pelo parece estropajo, mientras que el de mi mujer es suave como la ceda más fina, y su cuerpo, una obra de los dioses del olimpo. — Digo todo esto mirando a mi pequeño demonio, con su rostro cubierto de un sonrojo maravilloso.
Las chicas a nuestro alrededor suspiran por mis palabras dicha a mi mujer y los chicos ríen y gritan un loco enamorado, jajajajaj. La chica antes de irse nos grita que nos arrepentiremos, a lo que yo solo asiento. Y sin más emprendemos el camino. Cuando estamos por llegar al vehículo, abro su puerta y cuando ingresa yo camino sonriente, pero a lo lejos diviso unas figuras familiares, pero no lo creo posible.
Me pongo en marcha y le pido que me acompañe a mi oficina, a lo que ella acepta. Estoy manejando y en una luz roja tomo su mano, no la suelto más, ella me pregunta si puede tomar una foto, y yo le digo que, claro, todas las que quiera. La toma y yo tomo su celular y la publico en mis r************* con la consigna.
AL FIN CON MI AMADA… Y obviamente la etiquetó. Al terminar le devuelvo su aparato, pero una idea surca mi cabecita, cuando llegamos a mi empresa nos bajamos y la abrazo nos tomó unas cuantas fotos más, yo besando su frente, su bella narisita y la final ella mostrando su anillo de compromiso.
La gente nos mira porque ella ríe por mis ocurrencias. La tomo entre mis brazos como princesa, ella ríe a carcajada escondiendo su cabeza en mi cuello, el cual goza por la vibración que emiten su risa. Llegamos a mi oficina donde ella toma asiento en mi silla. Yo saco mi teléfono, tomo un millón de fotos de ella. La dejo en su sitio, ella toma uno de mis puros, lo pone en su boca y hace un gesto de chica ruda. Retrato el momento justo y en mi i********: la subo, pero antes le pongo una corona, pongo una consigna.
LA REINA DE MI PUTO REINO…
Las r************* explotan porque somos personajes públicos. Muchos quieren saber el cómo y dónde nació lo nuestro; por otro lado, yo solo quiero que todos sepan que ella es mía y solo mía. Yo la miro a cada momento y no puedo creer que en su bella mano reposa el anillo que le hice crear solo para ella. Su frente está arrugada, ya que me está ayudando con algunos contratos. Por Dios, soy un bastardo con suerte. Miro mi reloj, ya es tiempo de cenar, así que tomo mi chaqueta y le pido a mi reina que debemos cenar.
. — okey, vamos, déjame, me pongo mis zapatos. Pero yo me arrodillo y tomo su pie descalzo, lo acaricio como si fuera lo más delicado, y no sin antes tomar una foto. Al terminar, pongo sus zapatos
Y nos marchamos, al interior de la empresa ya no queda nadie, así que cada cinco pasos la beso y me aferro a su cuerpo. Conversamos de cosas triviales hasta que llegamos al estacionamiento en donde está todo el equipo de seguridad. Nos montamos en el auto, pero siento que algo no está bien.
Cuando estamos a varios kilómetros de la casa de sus padres, a lo lejos varios autos se divisan, yo solo veo a seguridad por el espejo retrovisor, de las 5 camionetas que vienen con nosotros. La delantera pide refuerzo y otra nos repasa. Cuando los autos se vienen acercando, sus luces se encienden al más no poder, yo bajo la velocidad y disparos se escuchan, freno de manera brusca, pero con mi brazo no dejo que mi mujer se lastime con el golpe. Doy vuelta el manubrio y de manera rápida doy la vuelta, apretó el acelerador y saco a mi mujer de ese lugar, pero uno de los autos nos sigue, pero me doy cuenta de que es una camioneta que contra mi Bugatti Voiture Noire no tiene manera de alcanzarnos, así que de manera rápida llego nuevamente al centro de la ciudad. Pongo en alerta a todos, desde nuestras familias hasta la seguridad.
Llegamos a mi departamento, miro a mi costado y una Murphy está como un pobre conejito asustado, perdón, princesa, pero en este momento mi departamento es lo más seguro que hay en este… pero ella me detiene cuando me cuenta lo que pasó hace un tiempo.
. — Cuando tú te separaste de Elizabeth, tuve dos intentos de secuestro, pero seguridad siempre actúo a tiempo. — dice — y mi gran bocotá siempre tiene que hablar de más.
Claro, si no los mato a cada uno. — La miro con mis ojos negros abiertos, me río y le cambio de tema, pero ella no lo deja pasar.
. — Niccolò Corleone, que sabes tú de todo eso. — Me siento y le tomo la mano, pero le dejo de pie, me aferro a su cintura y le cuento todo. Cuando termino, ella está en mis piernas, sentada con su cabeza en mi hombro.
Jamás te haría daño deliberadamente, ni tentaría a ningún dios ni deidad que me haga perderte. Por primera vez ella me besa, pero no quiero avanzar, ya que le quiero dar su primera vez y que sea algo especial para ambos