CAÍDA DOCE Pickle tragó una vez y caminó hasta él. Héctor suspiró y dejó caer sus bocetos de armaduras en la mesa. “¿Qué pasa? Tienes ese ceño fruncido sólo cuando las cosas están mal”. No perdió el tiempo “Necesitamos más dinero”. “Por supuesto que sí. Siempre necesitamos más dinero”. Se relajó y se recostó en la silla. “Si, pero hay una forma de que podamos hacer algún dinero”. “Eso está bien, ¿No es así? Se inclinó hacia adelante e hizo un gesto de “continúa” con su mano. “Vamos a oírlo”. Pickle golpeó el aire y le mostró un estandarte acerca de un partido de jugger. El equipo que le presentó era más tonto que el suyo: Las Torpes. Ahogó un resoplido. “Está bien. ¿Qué hay con ellas?” “Puedes prestarme a mí y a Cherry para un partido. No será mucho, pero será una inyección de ef