When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
6 Para la muchacha fue un gran alivio tener por fin la seguridad de que realmente iba a llevarse a cabo la espantosa mudanza. Ya desde un principio había sido incierto lo que podía suceder en caso contrario. Era absurdo presumir que hubiera alguna probabilidad de violencias: una agarrada, cabellos en desorden, empellones, arañazos, chillidos; y sin embargo Fleda se había prefigurado algo más bien dramático, una «gran escena», una escenificación relacionada de uno u otro modo con indignidades y miserias, con pesares infligidos y recibidos, en la cual decididamente, pese a que la presencia de la señora Gereth, acompañada de movimientos y sonidos, se le perfilaba grandiosa, Owen figuraba oscuro y globalmente nada agresivo. Él no permanecería allí con un cigarrillo entre los dientes, muy apue