Primer día de trabajo.

1156 Words
Llegué a casa hecha un mal de lágrimas, fingí estar bien delante de mi hermano, siempre trataba de que nada lo preocupara por su estado de salud: —Anastasia pero has vuelto muy rápido, ¿Todo bien?— Preguntó Enzo asombrado. —Todo esta bien, solo pasé a saludar a Amelia, necesito tener mi mente descansada, así que por eso vine más rápido, estaré en mi habitación por si necesitas algo— Seguido de responderle, subí a mi habitación. Fingir estar bien delante de la gente duele, fingir una alegría que no existe pues ser un caos en la vida de una persona, y ese es el caos que siento justamente yo… Mi mejor amiga me dejó en evidencia delante de todo nuestros amigos cercanos, no sé cómo podré verlos a la cara, hora resulta que soy lo peor del mundo. El fin de semana lo pasé en mi cama comiendo el helado de bizcocho y viendo TV, eso me ayudaba a estar un poco más reconfortante. Hoy es mi primer día de trabajo, así que debo llegar temprano, mi jefe se molestaría si llegara tarde a mi primer día de trabajo. —Enzo buenos días, te he dado un desayuno preparado dentro del microondas, si necesitas algo por favor llámame— Le dije a mi hermano tan pronto lo vi entrar a la cocina. —Esta bien hermana, no era necesario que lo hicieras, puedo con eso, por cierto decidí inscribirme en la universidad— Respondió Enzo mientras permanecía parado frente a mi. —¿La universidad? Enzo pero no creo que sea una buena decisión, lo digo por tu salud, debes de tener mucho cuidado y no creo que estudiar le haga bien a tu cerebro— Respondí preocupada, no quería que pensara que no era sensible ante su situación. —Quiero estudiar, no quiero morir sin hacer nada, aunque hagamos lo que hagamos por mi salud, este maldito cancer cerebral no se va, y yo necesito distraer mi mente, así que elijo como morir y quiero hacerlo estudiando— Enzo tenía lágrimas en sus ojos. —Enzo no quiero contar tus alas, al medio día vendré por ti para ir al doctor y le preguntaremos si puedes hacerlo, todo depende de lo que diga, sabes que quiero lo mejor para ti— Seguido de aquella respuesta, le di un beso en su cachete y salí de casa con el corazón un poco arrugado. Traté de neutralizar mi mente, quería estar lo mejor preparada para mi primer día de trabajo, sabía que iba a ser intenso, tenía un presentimiento exagerado quizás. Al rededor de las 7:50 am, estaba subiendo el ascensor, en ese momento sentí miedo, pánico, mis mejillas se volvieron rosadas, no quería que mis nervios fueran tan evidentes. —Buenos días Loren— Dije han rápido entré a la recepción que tenía Camilo en el ares de su oficina central. —Buenos días Anastasia, el jefe te está esperando, así que corre por favor, no sabes cómo se pone— Respondió Loren un poco nerviosa, era notable que quería ayudarme Dejé mi bolso en mi escritorio y tomé una nota para apuntes, y corrí hasta la oficina de mi nuevo jefe. —Buenos días señor— Dije tan pronto entré a la oficina. —¿Anastasia estas son horas de llegar? Tiene un minuto de retraso— Fue la respuesta de Camilo al verme. —Disculpe señor no volverá a pasar. Estoy lista para lo que necesite— Le respondí ocultando mis nervios, peor confieso que las rodillas me temblaban. —Iremos a una reunión, en cinco minutos salimos, he enviado unos documentos a su correo, por favor imprímalo y llévelo con usted, retírese por favor— Fueron la silabeas sin sazón de Camilo. Mientras iba saliendo de la oficina, un desconocido aún para mí entró, escuché que dijo ‘Hola’ así que no dudé en devolverle el saludo. —Tienes una bonita secretaria, espero que pueda dar la talla con esa agenda tan dura— Dijo Gregoriano como siempre de buen humor. —Esperemos que aguante, pero eso no me aflige porque de lo contrario la cambio y ya. —No tengo dudas de eso… Pero no hablemos de tu nueva secretaria, hablemos de la esposa que necesitas, tienes un mes para encontrar una o que la mujer que se fue sin decir nada regrese a ti. —No pierdo la esperanza de que ocurra un buen milagro, ahora te dejo tengo una junta importante— Respondió Camilo, seguido de eso salió de la oficina con su maletín en manos. Camilo salió de su oficina con su maletín en manos, sin decir nada caminó hacia el ascensor, Loren me hizo una seña que me levantara de mi asiento y lo siguiera. Me levanté lo más rápido que pude, y lo seguí hasta entrar a la par al ascensor. —¿Tiene los documentos impresos?— Preguntó Camilo con seriedad. —Si señor, está todo listo— Respondí. Al rededor de las 8:45 Am llegamos a la oficina de un gobernador de la ciudad, al parecer Camilo le daba asistencia en persona a este hombre. —Buenos días Alexis— Dijo Camilo al entrar a la oficina del gobernador y estrechar su mano. —Mi querido amigo de negocios, para mi es muy importante tener tu presencia aquí, gracias por acudir a mi llamado— Respondió el gobernador mientras no dejaba de mirarme, eso me hacía sentir bastante incómoda. —Es un gusto para mí visitar esta oficina. —Tienes secretaria nueva, y muy bonita por cierto, ¿Cómo te llamas?— Me Preguntó el Gobernador directamente. —Mi nombre es Anastasia señor, mucho gusto— Respondí con educación. —Tienes un nombre muy bonito Anastasia, me gustaría darte mi tarjeta por si me necesitas en algún momento. —¡No, gracias! Es usted muy amable pero no puedo aceptar su tarjeta. —Eres de ese 0.01% de personas que rechazan mi tarjeta, pero no obligo a nadie— Respondió el gobernador con sarcasmo. Después de firmar el contrato, agradecí al cielo que nos permitiera salir lo más pronto posible de allí, el gobernador no dejaba de acosarme con sus miradas.
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