Mi madre y yo asistiremos a la última prueba de vestido, ya debe estar casi finalizado, mi madre me ha hecho dejar de comer para que el vestido luzca maravilloso, debo estar muy delgada, así que racional mis alimentos, la realidad es que no siento apetito, saber que me casare, sin amor, sólo por cumplir com las normas que se me han obligado, no hace que me sienta mejor.
Al llegar a el lugar, es cerrado para mi madre y para mi, pero para mi sorpresa veo que Caterine, la madre de Sebastián, la reina está aquí, me asombra, pues poco hemos hablado, se que no le agrado, ni la idea de que su hijo termine con alguien tan simple como yo, ella prefiere a Sarah, así que es bastante extraño que este aquí hoy.
Nos apresuramos y saludamos a la Reina, con una marcada reverencia.
-Buenos días Antonella, Condesa, he venido para verificar que el vestido cumpla con ciertos requerimientos.
La reina se ve sería, tal como siempre, al tomar aciento para dar tiempo que preparen el vestido, mi madre y la Reina hablan sobre el gran evento, están invitados muchísimos nobles, será un evento que se recordará siempre, los lujos, bebida, comida, todo en abundancia, pues es la boda del príncipe Sebastián y su amada Antonella Martell.
Me indican que es hora, son 6 mujeres las que me ayudan a entrar en este enorme vestido, me siento triste pues al verme no siento nada, no estoy feliz, ni un poco, creo que esa charla con Sebastián me provocó solo miseria, que desventura la mía saber que aún cuando el será mi esposo, llenará su cuerpo y su cama con las caricias de Sarah, eso es algo que me provoca tristeza y disgusto, pero nada puedo hacer.
Cuando salgó para que mi madre y la Reina vean el vestido, ambas sonríen complacidas, mi madre le da a la modista una serie de lista de arreglos que para ella necesita quiere que este aún más ajustado, y pienso que ya ahora de esta manera siento que me ahoga, pero nada puedo hacer yo, sólo seguir indicaciones, la Reina le hace un comentario a la modista, y ella de inmediato anota en el boceto los cambios, parezco una muñequita a la que una niña viste a su manera.
Después de eso, la Reina se despide fríamente de mi, creo que a mi madre la aprecia aún más que a mi que seré de su familia, al salir vamos hacia una joyería, mi madre va recoger algunas joyas y gemelos de mi padre y Theodore, ella no habla conmigo, sólo lo necesario, nisiquiera parezco su hija, si no una desconocida.
Al llegar ella observa las cosas, yo tomo asiento, y me concentro en unos niños que juegan fuera, veo sus luces color amarillo pálido, es poco su poder, pero se ven felices, juegan es tan divertido verlos, y no puedo evitar pensar en que fui una niña y jamás tuve la oportunidad de jugar con nadie, no tengo amigas, las jóvenes del círculo social de mis padres, sólo charlan conmigo de pláticas banales, sin sentido, se que algun día engendrar hijos, pero no pienso ser como mis padres fueron conmigo, yo quiero darles amor, cariño, seré una mejor madre de lo que la mía lo fue conmigo, pienso muchas veces que me hubiese gustado casarme por amor, que mi esposo estuviera feliz de que yo fuese su esposa, pero esta claro que este no es el caso, Sebastián me dejó en claro que ella es a quien ama, y debo vivir con ello, a veces pienso que si sería mejor escapar, irme lejos, alejarme de todos, aún que no tuviera nada, sería más feliz que ahora, pero recuerdo al Rey, jamás le haría eso, el siempre ha sido amable conmigo no se merece que yo actúe de esa manera.
Mi madre me saca de mis pensamientos, y me dice que me de prisa.
Al salir vamos con rumbo a casa, al llegar ella se va a ver a mi padre, y yo voy a mi habitación, me preparo, pues muy pronto seré la esposa del príncipe Sebastián Groeldell, me doy ánimos a mi misma, me recuesto en el sofá, me siento cansada, no físicamente, si no de mi cabeza, no puedo dejar de pensar en lo que me espera, recuerdo las palabras de Sebastián, la manera de decir lo que el sentía, y tampoco puedo culparlo, al final de cuentas el no tiene la culpa, no se manda en el corazón.
Escucho de pronto una voz, una tierna voz que hace que me ponga feliz de inmediato.
-Dime que pensamientos pasan por esa bella cabecita.
Mi abuela está aquí, ella está aqui, me pongo de pie de inmediato, y corro de prisa a abrazarla, es como si ella supiera que este día la necesito tanto, la he extrañado demasiado.
-Abuela, que sorpresa, no sabes cuanto te he extrañado.
-Lo se mi pequeña Nella, como ella me dice de cariño, su pequeña Nella, y me hace sentir tan amada, ella es la única persona que me ha demostrado su amor, siempre me ha protegido, incluso de mis padres, la quiero tanto, cuando viví con ella, fue la temporada más feliz de mi vida, cocinabamos juntas, tejiamos, bordabamos, hacíamos jardinería, ella tiene un hermoso y enorme jardín, su casa bien parece un castillo, mi abuelo, que ya murió hace algunos años, le hizo una casa digna de la realeza, el siempre le dijo que ella era su Reina, la mujer que más amaba, ambos eran personas amorosas, por esa razón no comprendo el por que mi padre es de esa manera.
- Se que ya estás a un paso de casarte, y que necesitas apoyo, así que tu abuela que tanto te ama vino a cuidar de ti, a animarte mi pequeña estrella del horizonte, tu sabes lo especial que eres para mi verdad?
Y yo, sin poder evitarlo, comienzo a llorar, ella hace que mi tristeza se convierta en llanto, hace que saque de mi cabeza esos pensamientos, y vea la vida de otro color, siempre me la ha dicho, y me lo recuerda.
- En está vida, siempre las cosas pasan por una razón mi pequeña niña, tu fuiste elegida para ser princesa, y la futura Reina, tu tendrás el poder de mejorar la vida de los demás, no veas esto como algo malo, si no como tener el poder de mejorar la vida de los demás, comprendes?
La abrazo, y ella a mi, me reconforta tanto que ella siempre sabe que decir, sus palabras hacen que medite la situación, y pienso que es verdad, puedo hacer cosas por lo demás, ayudar a los menos afortunados, y eso es algo que no había pensado, mi abuela es una mujer muy sabía, es tan inteligente.
- Ese príncipe quizás no te ame, y eso es por que es un ciego, pero al conocerte bien, el se dará cuenta que no hay mujer que se compare contigo, tu eres la dama más hermosa por mucho en el Reino, y la más noble.
- Gracias abuela, si no fuera por ti yo...
- Tus padres no saben lo maravillosa que eres, pero no debes preocuparte por ellos, si quieren seguir siendo así, dejalos, ya te buscarán cuando se den cuenta el error que cometieron.
Mi abuela me cuenta de su viaje, me ha traído algunos postres de las afueras, ropas muy bellas y elegantes, entran sin llamar a la puerta, es Theodore, mi abuela lo reprende.
- Pero mi pequeño Theodore, no te han enseñado modales.
El se asombra de la manera en que mi abuela le habla.
- Yo, lo siento abuela, me dijeron que estabas aqui, vine a darte la bienvenida, pero veo que estas oyendo las quejas de...
- Lo que ustedes deberían hacer, cuidar de tu hermana, sobre todo tu, eres el mayor, no sientes tristeza por ella, casaría sin amor.
- Hay peores escenarios, pudieron darla en adopción y llevarla a un hospicio, habría sido la esposa de algún lo re campesino.
- Si, pero sería más feliz que ahora, no lo crees.
Mi abuela siempre me protege, pone en su lugar a todos en casa, estoy acostumbrada a ello, primero le pedía que no lo hiciera, pero se que de todas maneras lo hará.
- Bien, sólo vine a saludar, me voy, debo trabajar.
- Gracias por recibirme querido, que te valla bien.
Theodore se va algo molesto, pero mi abuela me sonríe, y dice que no me preocupe, que ellos no van a cambiar, y que debo aprender a defenderme de sus ataques, que cuando me casé con Sebastián no permita que me humillen, que debo ser fuerte y levantar mi voz, lo contrario a lo que mis padres siempre me piden que haga, yo le cuento lo que sucedió, lo que Sebastián me dijo, que estaba enamorado de otra, pero que cumpliría con lo que su padre hiciera.
- Bueno mi querida Antonella, lo único que puede hacer es defender tu hogar, no permitas que esa mujer este en el castillo, nada tiene que hacer ahi, menos con tu esposo, no puedes evitar que la ame, per si que por lo menos tu no veas a esa mujer, así que cuando ella intente algo, habla duramente con Sebastián, y dile que no la quieres en el castillo, que tu eres su esposa, y que si no quiere que arnés un gran alboroto no la lleve ahí.
Me quedo asombrada, siento que no podría hacer eso, mi abuela me hace decirlo, como si ella fuese Sebastián, pero las risas nos ganan, no lo sé, quizá algún día tenga el valor, pero no creo que ahora.
Una de las doncellas nos avisa que ya está servida la cena, mi abuela y yo bajamos ya están mis padres y Theodore ahí, me ven de manera dura, pero mi abuela rompe el hielo.
- buenas noches familia, como están, me da mucho gusto poder venir, estar con ustedes antes de la boda de mi dulce Nelly, mi pequeña, que rápido creció.
- Pues eso de pasar tiempo con la familia cre o que te refieres a Antonella, siempre te acapara.
- No querido, quiero saber también que es de ti, de hecho mañana voy a pasar el día contigo, quiero saber como van los negocios, y tu vas a decirme como vamos.
- Todo va bien madre, eso no es...
- Quiero saber que mi nieto ya es capas y puede mostrarme como están las cosas.
- Por supuesto abuela, mañana podemos ir a el despacho central, ahí te mostraré el lugar, y algunas cosas que emos mejorado.
- Muy bien, Antonella querida quieres ir con nosotros.
- Antonella no puede madre, tiene deberes.
- Si abuela, pero ve con Theodore, se que la pasarás bien.
- tonterías, por un día que te tomes libre el Reino no caera en pedazos, así que mañana pasaremos el día con tu hermano, quiero saber como andan las cosas.
Yo acepto, se que ella no cambiará de opinión, aún con las miradas reprobatorias de mis padres.