Esta noche mis padres me informan que mañana hay un evento social al que asistiremos, se espera que como prometida de Sebastián, lo acompañe a todos los lugares, se anunciará que estamos oficialmente prometidos, a partir de ahora y hasta que cumpla 18 años, cuando nos casemos, tengo que siempre estar a su lado, pienso que me hubiese gustado arreglar las cosas con el aquel día, pero no sucedió.
Me preparo, las mejores ropas siempre son enviadas del Castillo, en esta ocacion me pondré un hermoso vestido color dorado, es muy bello, al probarmelo, veo que me queda bien, arreglan mi cabello, que dejan suelto con solo unos pequeños arreglos, ya que terminan me dispongo a salir, ya mis padres me esperan, mi madre me dice que me apresure, en el camino mi madre y yo vamos en silencio, mi padre y mi hermano hablan sobre negocios, mi hermano se ha hecho conocido por ser un buen negociantes, ayuda a mi padre a mejorar cada aspecto de lo que tenemos, el jamás se ha llevado bien conmigo, a cada oportunidad me recuerda lo insignificante que soy, pero a eso me acostumbré ya, al parecer mi familia jamás va aceptarme, no quieren ni conversar conmigo, y respeto eso, aún cuando no lo comprendo.
Llegamos al Castillo, se presenta a mi familia y entramos al gran salón, de inmediato vamos hacia los Reyes, y el príncipe, hacemos una reverencia, Sebastián me ve, pero hoy no parece molesto, eso ya es bueno, con el hecho de que no me trate mal, me doy por bien servida, voy con los padres, y nos posamos en un lugar, charlan con otros nobles, yo hago lo de siempre, me pongo de pie, y luego bien, y de pronto veo algo que llama mi atención, Sebastián no deja de verme, hace que me sonroje, y no se por que, después camina hacia donde estoy yo, hace una media sonrisa, y me quedo inmóvil, pues no creo que venga hacia mi, o Si?
El camina y veo que está cerca de llegar a mi, casi a punto de decirme algo, pero de pronto escucho esa voz que para mi gusto es algo molesta, en realidad no la conozco, pero c cuando me ve, hace caras de disgusto, y no se la razón, jamás he hablado con ella, pero aún así parezco no agradarle.
- Su Majestad, me regala está pieza, tengo deseos de bailar con usted.
Sarah llega a escasos metros de que llegara hacia mi, y se lo lleva, todos se giran, y me ven asombrados, hoy somos oficialmente una pareja que se casará pronto, y el no baila conmigo, si no con ella, aún cuando no siento celos, me molesta su actitud, a mi me ha tratado mal, pero a ella la trata de una ma era que se jamás será conmigo.
Las únicas veces que me ha hablado me ofende, o hace malas caras.
El Rey se pone de pie, y se acerca a mi, yo siento que mis lágrimas van a salir de mis ojos, pero el Rey llega hacia mi, y me dice bajito.
- Respira, no te permitas hacer eso frente a los invitados, ya me arreglare yo con ese hijo mío, y te aseguro que lo pondré en su lugar.
Aún que quisiera que le diera una paliza, se que no es su culpa, el está enamorado de esa Joven, aquí yo soy la intrusa, la que no deja que el sea feliz con la joven que ama, me siebro mal.
- No su Majestad, no le llame la atención, el parece estar enamorado de esa joven, quizá yo...
-Tu eres una dulce Jovensita, y se que el va amarte cuando se de la oportunidad de conocerte, no te preocupes, todo va mejorar pequeña..
De alguna ma era el Rey siempre hace que me sienta mejor, sonrió, y entonces me hace preguntas de banalidades, se que lo hace para que olvide este momento, y se lo agradezco.
Cuando la música termina voy de nuevo hacia mis padres, mi madre me dice que la acompañe un momento.
Me lleva a un pasillo, estamos sola y me reprende.
-Si fueras más bonita, amable con el príncipe el no buscaría a otras damicelas, pero así haga lo que haga, pases humillaciones o desplantes, no debes perder las formas, tu serás su esposa, siempre, y esa es la vida que debes soportar, jamás hacer escenas ni avergonzar a la familia.
Yo sólo respiro profundo, se cual es mi lugar, y siempre me han enseñado a comportarse en todo tipo de situaciones, así que regresamos a la sala, y hago lo que debo, saludar a las personas, sonreír, y ver como Sebastián se divierte con la princesa Sarah Heilen, me guste o no, así es.
Mi madre me informa que es hora de irnos, así que vamos a despedirnos de los Reyes, Sebastián salió a los jardines, así que no lo vi más, y es mejor, así no tengo que ver como le sonríe a esa Joven, y como la trata como lo que es, una princesa.
Al llegar a casa voy a mi habitación, las doncellas me ayudan a liberarme de este ajustado vestido, me quedo leyendo un momento, pero no puedo concentrarme, recuerdo las maneras como el la trata, y quizá siento algo de envidia, pero se y e aprendido que es lo que me tocó vivir, así son las cosas.
A la mañana siguiente, mi madre me llama, una de las doncellas me avisa que tengo una visita, lo cual es bastante extraño, jamás nadie me visita, me apresuró y bajo, siempre estoy arreglada, desde primera hora deno andar con vestidos presuntuosos y pesados, por si pasa algo como hoy, que la verdad me tiene extrañada, camino y al bajar veo a mi familia dándole un recibimiento a Sebastián, pienso que hace aqui, jamás me visita, mucho menos a mi, supondría que a mi padre, o a Theodore, pero a mi.
Estoy algo extrañada, bajo y al llegar a donde está, hago una reverencia, el me saluda cortésmente, cosa que me extraña aún más.
Me tiende un ramo de flores, y yo lo acepto, mis padres se ven muy contentos, yo intento sonreír, y no parecer una muda, aún que eso parezco.
- Muchas gracias su Majestad, no se hubiese molestado, son preciosas.
- Yo, he venido a hablar con usted señorita Antonella, claro, si tiene un momento.
- claro que si su Majestad, Antonella lleva al príncipe a la sala de té, enseguida les envío algunos postres.
- Am, si, venga por aquí su Majestad.
Mi madre me quita el ramo de flores, y yo lo guió a la sala, al llegar el me ayuda con la silla para tomar asiento, la realidad es que me siento bastante extraña, está forma de ser de el, me ha dejado muy asombrada.
Ambos nos vemos, yo no se que decirle, así que digo lo primero que se me ocurre.
-Hace un buen día hoy.
Y aquí estoy yo, que he estudiado tanto, sobre como conversar, hablando sobre el tiempo.
El sonríe, y Santo cielo, jamás lo había hecho, que hermosa sonrisa tiene, me siento bastante extrañada, pero estoy boquiabierta al verlo..
- Yo he venido a disculparme señorita Antonella, mi padre me llamo la atención, por que no tuve el detalle de bailar con usted, y he querido venir a disculparme por ello, supongo que usted le comento que la desplante.
- No yo no... No se preocupe, a mi no me molesta, yo comprendo que no soy agradable para usted, y que quizá usted está enamorado de mi, está bien, yo no pienso molestarlo.
El se queda serio, viendo y escuchando lo que tengo que decir.
-Mire Antonella, es un hecho que pronto vamos a casarnos, y yo no quiero ser una mala persona, se esperan cosas de nosotros, y cumpliré con ello, pero tiene razón en algo, yo no la amo.
Y al decirme eso, siento como si algo se quebrada dentro de mi, pero lo esperaba, lo sabía el no me ama, si no a La princesa Sarah.
-Yo... Esta bien, supongo que sólo debemos cumplir con nuestras obligaciones, el Rey ha sido muy amable conmigo, así que por mi parte no tendrá problemas.
- Bien, sólo quería que supiera que cumpliré con mis obligaciones, pero no puedo prometer fidelidad, sólo quería dejarlo en claro.
Esto no deveria molestarme, se que no me ama, y yo pues, creo que tampoco, no nos conocemos y es un detalle que el venga a decirme esto, pero la realidad es que si me importa, me sientró triste por esto, pero hago lo que debo, sonrió y le resto importancia, pero mi rostro no refleja lo que en verdad siento, tristeza, pienso que para el no soy ni seré jamás suficiente, debo aceptarlo, le prometí a mis padres estar a la altura, no hacer tonterías.
- Gracias por, tomarse la molestia pero no es necesario que regrese, se cual es mi lugar, se lo que debo hacer, usted ya dejó claras las cosas su Majestad.
- Yo sólo, se que quizá con el tiempo, usted necesite amor, y después de procrear un heredero, será usted libre de tener amantes, no me opondre, pues yo jamás podré amarla, lo comprendo.
Y eso me asombra aún más, y me queda bien claro que el jamás va amarme, que no puedo esperar nada de el, sólo quiere un heredero, y devo aceptarlo.
-Esta bien, comprendo.
- Bien, me retiro, creo que la ver e hasta el día de la Unión, hasta pronto.
El besa mi mano, y se retira, yo respiro profundo, al salir mis padres me atacan a preguntas que si que me dijo, que necesitaba, yo les dije mentiras, que el vino para hablar de la ceremonia y otros cosas, mi padre se siente bien, y tranquilo.
-No olvides jamás, tu comportamiento Antonella, debes estar a la altura, siemore hacer que el príncipe este cómodo, serás la encargada del Castillo algún día debes agradecer está gran oportunidad.
Yo acepto y me disculpo, voy a mi habitacion.
Ya en la soledad de mi habitación, por alguna razón comienzo a desbordar mis lágrimas, esto me duele de verdad, jamás lo hubiese creído, creo que ingenuamente pensé quizá que algún día el me amaría, pero veo que no, después de engendrar un heredero, dice que puedo tener amantes, eso jamás pasará, no soy ese tipo de mujer, el puede hacer lo que le plazca, creo que yo solo haré para lo que se me fue educada, esa será mi vida.