Niza y yo vemos a nuestro bebé, pequeño, y perfecto, juguetea de un lugar a otro. Logan se ríe y nos felicita porque hemos dado vida a una célula que disfruta el movimiento más que nada en el universo. Mi novia sonríe y le saluda, le preguntamos si ya se puede saber y él dice que puede que no sea claro, por lo que, nos recomienda esperar unas semanas más para no dar una respuesta inadecuada.
Niza va a cambiarse y yo intento sobornarle para que me dé sus sospechas, él ríe y me da un beso en la mejilla.
—¿Qué te parece, “Mar”?—pregunta Niza a Logan.
—Es un nombre bonito, pero, no siento que una los otros nombres.
—Emilio solo quiere darle un nombre al bebé—Me acusa. —Te lo dije, no tiene sentido.
—Reconfirmamos nuestro amor frente al mar.
— A mí me gustaría para una niña de ustedes el nombre Melisa—Los dos nos miramos y yo apunto el nombre en la interminable lista que llevamos Niza y yo. Ella reconoce que tiene el día libre, por lo que, le da tiempo de llevar algo par ala cena en casa de mi exnovia. Le pido que no se estrese y compremos algo. Ella parece intentarlo y me mira a los ojos antes de preguntar:
—¿Cuánto es lo más privado que podemos tener para nuestra boda temporal?
—La cantidad mínima de personas que crees que deberíamos incluir.
—Sí.
—Bueno, tú yo, los niños, y los testigos.
—¿Quién es tu testigo? Los niños lo publicarán en el periódico.
—Sí... ¿No, niños?
—Es Emilio quién va a contarlo demasiado y tu familia se resentirá.
—Pobre Emilio, cuando sea grande le contaré que no quieres nada con él.
—Ay, cómo eres—se queja. —No, pero también es feo para la familia cuando no les invitas.
Ella me recuerda que su cita para la licencia es mañana y después de eso toma un taxi con dirección a casa, me envía un mensaje cuando llega a casa y comenta que se ha decidido por un postre de melocotón para llevar a la cena.
Mi trabajo va bien y he logrado crear algunos trazos para las esculturas. Se las paso por correo a Ellis y le llamo para obligarlo a verlas pronto, mi hermano me promete darme una crítica mucho más amplia de lo que vio pero parecía gustarle.
Yo me reuní con mi tía para coordinar la portada de este mes, mi hijastra fue a prepararnos el té de moda para el paladar de mi tía y los dos continuamos intentando llegar a un excelente acuerdo para los próximos dos meses. Todos con la revista va tan bien que me siento sorprendido, cuando decidí tomar las riendas y pedirle a tía Sofía que se hiciera cargo conmigo no pensé que tuviese tanto impacto en las personas que nos seguían de antes.
Estoy perplejo ante mi trabajo y sobre todo el de la tía Sofía. Le doy las gracias, por apoyar el proyecto y ayudarme con él. Ella reconoce que es magnífico tener por las mañanas una razón para salir de la casa. Le recuerdo que antes de venir acá va al yoga y al masaje linfático, ella me tira un lapicero en la cabeza.
Mi tía me pide que espere y me da una bolsa de regalo para Niza, el bebé y para mí. Le doy las gracias y ella me anima a revisarlo. Son una colección de mamelucos y una porta retratos.
—Para la primera foto familiar—me dice y le doy las gracias.
Ella me recuerda que tengo que irme para no llegar tarde a mi reunión con los Vandevelde. Me despido y salgo de su oficina, veo a lo lejos a Mily reír mientras conversa con mi secretaria. Me acerco a despedirme de ambas y
me dirijo a una tienda de vinos, consigo algo para Niza y compro dos botellas para ella, luego llamo a Maya a preguntarle qué le parece adecuado según lo que está preparando.
—Estoy preparando pescado, Emiliano dice que Niza es vegetariana, pero come pescado así que pensé...
—Okay, vino blanco, ¿algo que quieras en especial o tu esposo?
—Lo que gustes, tienes un excelente gusto. Emiliano quiere galletas con chocolate y nuez.
—Voy a ver si le llevo unas—respondo y me despido.
La casa de Maya e Ismael es verdaderamente una mini mansión. Cuando llegamos Maya y mi hijo están esperando fuera. Mi hijo saluda primero a su madrastra con un abrazo enorme, ella se inclina y le llena de besos. Yo saludo de lejos a Maya. Ella va vestida con ropa semi formal y le agradece a Niza por el postre, nos muestra rápidamente el lugar con de seis habitaciones, dos salas, una cocina enorme y un comedor remodelado para impresionar, tienen un jardín precioso y una huerta impresionante. Ella reconoce que además de un hobby le parece una idea buena para concientizar a Emiliano de la importancia de las plantas, la naturaleza.
Su esposa entra en la casa con el pescado a la leña en una bandeja, nos saluda y me acerco para intentar ayudarle, pero niega con la cabeza y lo pone sobre la encimera.
Emiliano va a costarse para leer y dormir solo porque no le leen cuentos, su mamá dice que sí hacen tiempo de lectura pero los dos en el sofá.
—Tiene muchas habilidades de escritor.
—¿En serio? —pregunta entre sorprendida y encantada. —¿Emiliano, te gusta escribir? Ismael, Emiliano sí es mi hijo, no lo cambiaron en el hospital.
—Felicidades —responde su esposo en tono de broma y nos ofrece algo de beber. —Qué te gusta escribir Emiliano.
—Muchas cosas. A veces escribo todo lo que dicen en clase cuando están discutiendo o la maestra tiene que ir al baño—Niza sonríe.
—Escribimos cuentos para dormir y dibujamos.
—Cuando quieras puedes mostrarme uno —dice su mamá encantada. —¿vale?
—Vale, ahora sí me voy —me da un beso, uno a su mamá y otro a Niza, mueve la mano en dirección a su padrastro y mi novia me toma de la mano para intentar tranquilizarme.
Maya intenta hablar del niño mientras sirve la cena. Todos intentamos poner de nuestra parte, pero, todos estamos incómodos.
—Niza, me disculpo por lo de la semana pasada. Eres parte importante de la vida de mi hijo y tienes una relación amorosa y largo plazo con Emilio. No debería haber siquiera sacado a colación su estado marital o nada de lo que dije me sentí atacada por el comentario de Emilio y lo saqué contigo.—Le mira a los ojos y reafirma: — Me disculpo en serio.
—Disculpa aceptada.
Ismael y Maya me miran y yo les devuelvo la mirada a ellos. Dejo los cubiertos sobre la mesa y me quedo serio mirándolos.
—¿Están esperando una disculpa o qué? —pregunto.
—No sabrías por donde empezar—responde Ismael y su esposa le toma la mano para evitar que continúe.
—Ella te dejó e intentaste matarte, esos solo habla de lo manipulador que eres.
—Emilio, la salud mental es un problema real, por más que no te sientas sensibilizado o si estás pensando siquiera.
—No sé qué estás creyendo tú, Sentada al lado del agresor de mi hijo a la par y juzgándome.
—Creo que se acabó la cena —Anuncia Niza.
—Emilio Ismael ha sido interrogado, Emiliano ha dicho que no le ha puesto una mano encima. Fueron accidentes.
—Lee sobre el síndrome del niño agredido, esas heridas no se las he hecho yo, tú tampoco, ¿quién es la otra persona que estaba con nuestro hijo?—Maya intenta defender a su marido y prosigo: —Se apegó a la inmunidad política y estoy casi seguro que no puede decir que no lo ha hecho. ¿O sí?
Todos nos quedamos en silencio y Maya se gira hacia su esposo en busca de una respuesta.
—¿Ismael lastimaste o no a mi hijo?