Mis planes de fin de semana son una locura, incluye mucho descanso, un lugar maravilloso para poner las cosas claras, el amor primero y la paz familiar. Antes de eso, siempre, somos papás, así que hicimos una pijamada muy buena con una especie de pizza con base de coliflor porque el trigo tiene demasiado gluten y Niza o cree que darle eso a los bebés sea del todo bueno. A pesar de las dudas, la pizza de coliflor tiene un sabor rico por la salsa y el exceso de carne que le pise a la mía. Mily parecía genuinamente interesada en la receta y Emiliano no se opuso demasiado.
Después de recoger a los chicos del colegio vamos los cuatro a tomar el almuerzo antes de no vernos por cinco días.
—Te voy a extrañar tanto, cinco largos días sin ti pueden ser terrible para mis calificaciones.
—Mi amor, llevas catorce años siendo un éxito por tu cuenta—Emiliano ríe y yo no pedo aguantarme mientras nos acercamos al auto, Milena se diagnostica con un déficit de atención.
Subimos al auto y vamos primero a dejar a mi hijastra a su edificio. Voy pensando que este viaje es fundamental para nuestra relación. Niza y yo no siempre tenemos tiempo para ser una pareja. Honestamente, la situación de custodia de mi hijo, el embarazo, nuestros trabajos y nuestras formas muy diferentes de ver la vida son las que nos alejan por completo, porque lo siento y estoy segura de que la quiero conmigo todo el tiempo y para siempre, pero, hay días que amarnos resulta tortuoso y doloroso.
Yo sé que no soy perfecto.
No soy fácil que soy celoso, inseguro, pero Niza es hermética, ella es indescriptible e indescifrable porque así como en un segundo es la mujer que pasa de mi hermano porque hizo un comentario en defensa de su mejor amiga, es la misma persona que se sienta a hacer bromas junto al hombre que no le informó que tenía una novia, la embarazó en un baño y la dejó sola porque no se le ocurrió no volver a la biblioteca.
Arturo no es un príncipe y por la paz de mi relación no voy a volver a recordárselo.
Mi novia y su hija comparten un abrazo largo como si estuviésemos a punto de mudarnos de país, su hermana ríe y les recuerda que tienen planes bonitos, no algo trágico por delante.
Niza se despide de Olivia quien le pide que tenga cuidado con hacer alguna pose extraña y sacarse al bebé por la boca, las dos ríen como si fuese lo más chistoso y Niza finalmente regresa al auto. Nosotros nos dirigimos a casa de la familia del papá de Maya. Emiliano viaja tranquilo en su asiento mientras ve por la ventana. Niza está ocupada respondiendo unos mails en su Blackberry y yo intento relajarme.
—Quieres escuchar música.
—Estoy escuchando a Emiliano—Responde y sonríe.
Mi hijo canta un poquito más fuerte y río.
—¿Te la sabes?—pregunta mi hijo y ella niega con la cabeza, pero le sonríe para que pueda verla desde el retrovisor. Ella pasa su mano detrás del asiento para que Emiliano la tome y los dos sonríen.
Tal vez no necesitemos tanto, solo un poco de calma.
Veinte minutos más tarde estamos frente a la casa del abuelo de mi hijo. Logan Belmount sale a recibirle y Emiliano no va corriendo como siempre a despedirse, en su lugar se pasa dl asiento trasero al del copiloto y le da un abrazo extrafuerte a Niza quien le llena de besos.
Voy a abrir la puerta del copiloto y su abuelo se acerca.
—Ey, campeón, parece que te trato fatal—dice su abuelo entre preocupado y bromeando.
—No, solo no quiero dejar a Niza—su abuelo ríe.
—Niza y papá tienen planes, qué tal si les dejas ir y te traen de sorpresa una tortuga, un cachorro un hermano.
—Cool, un hermano—Se baja del auto y su abuelo ríe antes de abrazarle y llenarle de besos.
Yo saco sus maletas y el asiento aunque su abuelo me recuerda que no lo necesita, me despido del enano con besos y les recuerdo a ambos que la tía Valentina y el tío Jack están disponibles si necesitan cambiar de planes, mi mamá igual y Olivia también podría recogerlo. Logan me promete que estará bien cuidado y que enviará fotos. Le doy las gracias y me despido una vez más de mi hijo. Niza le lanza besos desde el asiento y finalmente nos dirigimos a nuestras vacaciones, tres horas de viaje a Seinvillage. Dejo el auto en el paqueo y p**o por los cuatro días que estaremos fuera, me dan un tiquete y también un número pro si tengo que tomar unos días, además me dan un número de seguro, lo cual me parece demasiado bueno.
Caminamos hacia la estación de trenes y en cuanto llegamos validamos nuestros pasajes, nos avisan que hay un retraso por lo que tendremos que esperar una hora y tal vez un poco más. Yo voy por unas revistas y algo que leer. Niza busca una cafetería para tomar un té y una pastilla para evitar las náuseas, no pensé en las curvas y el embarazo. Mi novia sonríe cuando regreso y me ofrece un té herbal que está buenísimo. Ella ha comprado unas galletas y un sándwich para mí. Le doy un beso y las gracias, ella me pregunta si he ido antes.
—Sí, a Marcela le encanta meditar y practicar yoga, iban a ir en parejas, pero, Mía tuvo un compromiso, así que fui con Logan.
—¿Cómo estuvo el sexo? —bromea Niza.
—Fue... raro, pero rico no puedo quejarme. —ella ríe. — A pesar de compartir cama con un hombre peludo de casi dos metros, siento que hace años no conectábamos tanto y no estábamos tan tranquilos.
—Eres muy cercano a Logan.
—Sabes que para fiestas o loquear Logan es mi hombre, ahora tenemos hijos de la misma edad, es imposible no vernos, pero, siempre he tenido ese vínculo excesivo con Arturo.
Ella se queda mirándome y bebe un poco de su té. No tarda en preguntar:
—¿Entonces no se llevan ahora por mi culpa?
—No, hemos estado pasando por cosas que son mucho más importantes que intoxicarnos de alcohol. Por ejemplo: la llegada de Mily fue como un salvavidas para Arturo o su relación con Ada... Creo que la quiere muchísimo más de lo que ve.
—Cómo era con su ex.
—Costumbre. Pao es divertida y cariñosa, buena en la cama, pero la persona más importante en el mundo es ella. Así que es complicado tener una relación con alguien que no ve más allá de su persona y las necesidades del otro. Aunque tengo que decir en casi veinte años, es la primera vez que escucho a Arturo decir que quiere bebés y una familia tradicional.
—¿Y tú que es lo que quieres Emilio?