Gritos

1074 Words
Después de dos días de exámenes me dan la salida del hospital. Mi sobrino me da la bienvenida al club de los diabéticos. Es totalmente diferente porque hablan de que es una disfunción de mi páncreas y que puede que sea normal, pero dos intentos de s******o con heroína no te paran la vida de forma invicta. Mi hermana me toma de la mano y me intenta animar diciendo que el bebé está bien, yo doy un asentimiento y le pregunto si me ha hecho una reserva en el hotel como le pedí. —Eres mi hermana mayor, obvio que vas a quedarte un par de días en mi apartamento. —No quiero incomodar. Sebastian se acerca con una sonrisa y dice: —Eres familia, naciste para incomodar. —Olivia le da un golpe en la cabeza y los dos ríen. —Es broma Niza, solo queremos que estés bien y acompañada, ya después puedes ir a vivir bajo un puente si quieres o yo mismo te acomodo en un hotel. El marido millonario de mi hermana. El camino a casa es silencioso, me voy a la habitación y Olivia me ayuda a vestirme con uno de sus pijamas, luego se sienta en la orilla de la cama y me peina el cabello como cuando éramos niñas y teníamos un mal día. —Yo iba a terapia con Logan, me... costaba... Me costaba tener orgasmos y solía tener ataques de pánico—comenta mi hermana. —Sé, que todo esto es demasiado Niza, pero quiero que sepas que me tienes a mí siempre, si quieres huir del país. Soy tu chica. Si quieres casarte, ir a bailar, la playa o simplemente acostarte a mi lado puedes hacerlo. Porque estoy dispuesta a lo bueno y lo malo, pase lo que pase eres mi hermana y vamos juntas de aquí al infinito. —Gracias. Mi hermana me abraza y sé que no puedo ocultar mi dolor, mi vergüenza. Mily nos interrumpe y me advierte que es la reina de la comida saludable y para personas con diabetes tiene hasta recetas de pastel, me esfuerzo pro sonreír y ella deja la bandeja sobre la mesita de noche. Un par de lágrimas se escapan y mi hermana me acaricia en la espalda. —Te duele algo —pregunta Mily. —No... yo...—me restriego los ojos. —Estoy embarazada y sé que soy la peor mamá del mudo, no pensé que pudiese tener hijos siquiera y estoy feliz pero triste al mismo tiempo. Mily se quedó mirándome durante lo que parecieron siglos hasta acercarse y abrazarme. —Estás en un lugar diferente, con un Pieth diferente y bueno... tía O y yo... sí, nosotras tres podemos ¿no?—Olivia ríe antes de unirse al abrazo. Las dos esperan a que coma, Mily ha preparado un arroz blanco, con un caldito de pescado y vegetales, de postre que no se le olvidó una gelatina de frutos rojos. Le doy las gracias y la felicito, mi hermana se acuesta a mi lado y me hace una seña para que conversemos. —¿“Olivia” está entre los nombres de bebé? —¿En serio... te gustaría? —Un poco. —A ver, que tías pelirrojas va a tener dos, al menos que se llame como yo Escucho las ideas de mi hermana y le pregunto si es en serio que es mi chica para todo y asegura que todo es todo. Le pregunto si en serio podemos ir a la playa, solo las dos y me promete arreglarlo todo mientras tomo una siesta. —Olivia, en tren, solo las dos—ella asiente y me da un beso. Me toma de la mano y me acaricia la espalda con ternura. Cuando despierto mi hermana no está en la habitación, pero, Sergio está leyendo en una silla, al lado mío, me sonríe y le hago una seña para que se acueste a mi lado, además, me pasa la pierna encima. Me abraza y se ríe, yo le abrazo de vuelta y su mamá entra en la habitación, le regaña por toda la intensidad que derrocha. Mi hermana anuncia que Emilio está en casa, en espera de verme. —¿Quieres algo de beber? —Té, el que sea. Ella asiente y le hace una señal a su hijo para que salga con ella. Emilio entra e intenta esconder de su rostro la molestia. No digo nada solo espero y cuando finalmente habla su voz es terriblemente escandalosa. —Has parado a pensar que me preocupo siquiera. Niza, entiendo que estás enferma, en un punto oscuro en la vida y, ya que no quieres nada conmigo, pero no puedes simplemente salir del hospital antes de lo esperado y esconderte en casa de tu hermana. Te estoy hablando, respóndeme. Sebastian se para junto al marco de la puerta y Emilio le dedica una mirada llena de ira y Sebastian me pregunta si quiero continuar con esa visita. —No puedo hablar cuando alguien está gritándome. —No se te ocurra hacerte la desentendida. —Te envié un mensaje al móvil, Emilio. —Llevas a mi hijo dentro de ti, me encantaría más que un “salí del hospital, hablamos luego”. Niza, ¿Qué hice? —El médico dijo que la cantidad de azúcar es demasiado alta y tengo que evitar estresarme hasta que hayan determinado si es la dosis apropiada o no de insulina. Cada vez que me sube en exceso es peligroso para el desarrollo del bebé. No hemos parado de discutir en los últimos días y la verdad no me quedan fuerzas, mañana iré a la cita del psicólogo de Emiliano y el jueves estaré en casa para la visita del sociólogo, solo necesito unos minutos para pensar lejos de ti. No me fui del país, Emilio. Solamente me fui del hospital a casa de mi hermana, por qué estás gritándome. Emilio se va de la casa de Olivia furioso y mi hermana intenta poner su mejor cara cuando me trae el té. Yo me quedo quieta y le pido a mi hermana que organice una de las citas con Emma, la cual me había ofrecida terapia con anterioridad, mi hermana me da un beso y va corriendo a buscar el número. Recuerden comentar que esta novela se pone fuego, ¿quién está bien y quién está mal? Hay días que no sé con estos dos.
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