Dara Pov:
¡j***r, el albornoz!
Es lo que pasa por mi cabeza cuando la luz blanca se enfoca completamente en mí, haciéndome el centro de atención de todo el lugar.
Respiro hondo disimuladamente para controlar mis nervios.
Veo que la chica vuelve a codear a Kozlov y él levanta la mirada con desinterés y aburrimiento, vuelve a bajarla para subirla rápida y repentinamente. Su mirada se clava fijamente en mí. Tiemblo levemente ante la intensidad de su mirada, parece impactado.
Qué raro.
Me desamarro el albornoz lentamente como si fuera parte del modelaje y lo hubiera ensayado; me lo quito de manera seductora y comienzo a contonear mis caderas al ritmo de la sensual canción. Siento muchas miradas en mí, detallándome, devorándome, no me gusta ser el centro de atracción, pero en este momento es necesario. Las miradas de los dos mafiosos de enfrente son las más intensas e intimidante, guardo mis nervios bajo una máscara coqueta y sensual, aunque por dentro este temblando de miedo, no lo demuestro.
Veo que D´Bossio deja a medio camino la botella que tenía su mano que iba en dirección a su boca y aparta las manos de las mujeres que lo rodean para concentrar su mirada intensa mirada en mí; los nervios no me abandonan nunca, pero si los logro controlar. Al llegar al frente me di cuenta que era cierto lo que todo el mundo comentaba, los dos son extremadamente guapos, unos completos adonis, con un aura de peligro e intimidación, que los hace más prohibidos y atrayentes.
Coctel letal.
Ni siquiera pestañean a mi parecer, parece que estuvieran en un trance hipnótico, evito a duras penas la tentación de fruncir mi ceño ante su extraño comportamiento. Hay algo en sus miradas que no me gusta nadita; me volteo y sigo con mi contoneo coqueto de caderas hasta que regreso a la parte trasera de la pasarela.
Dejo salir el aire, que hasta ahora me doy cuenta, que estaba reteniendo en mis pobres pulmones.
Me coloco de última en la fila otra vez, ya que vamos a salir todas ahora. Pasa la primera después la segunda y así consecutivamente. Al acercarse mi turno los nervios, menos que antes, me atacan y yo respiro profundamente para calmarlos con éxito. Cuando es mi turno, logro ver a los dos mafiosos buscando entre las chicas con desespero mal disimulado, como si necesitaran encontrar algo. Las chicas de D´Bossio intentan llamar su atención pero no lo logran. Él, bueno, los dos están desesperados buscando algo o a alguien, hasta que los ojos de ambos se enfocan en mí.
¿Ya dije que no me gusta nadita esa mirada?
No me quitan la mirada de encima y yo trato de mantenerme firme cosa que logro, continúo con mi sensual pasarela, tratando de ignorar esas intensas miradas. Al llegar al frente noto que no se pierden ninguno de mis movimientos y también noto algo en sus miradas ¿admiración?
Estoy alucinando.
Doy una mirada sensual y me despido con una sonrisa coqueta, guiñando el ojo (según Cameron debía hacer eso para cerrar con broche de oro el desfile) al llegar tras vestidores suelto un suspiro de alivio.
Eso fue muy raro.
-¡Dara!- dice mi amigo emocionado- estuviste ¡WOW!- dice, al parecer lo hice mejor de lo que esperaba- Casi me da un infarto al ver que no te habías quitado el albornoz pero lo supiste disimular bien. ¡Felicidades!
Me abraza y yo le devuelvo el abrazo, estoy muy aliviada de que todo haya acabado ya, la verdad no estoy hecha para modelar lencería.
-Casi me desmayo de los nervios, pero bueno, todo salió bien- digo con una sonrisa de alivio- por cierto ¿Dónde está la mesa de bocadillos? Se me abrió el apetito.
De verdad los nervios me hicieron estragos en el estómago, tengo mucha hambre.
-Eres una golosa- dice mientras niega- está afuera de los vestidores en la esquina, si quieres adelántate yo voy enseguida.
Yo asiento y lo veo irse a hablar con Dereck quien parece muy complacido de la pasarela de esta noche, yo estoy muy feliz que todo haya acabado. Me aseguro que el albornoz este bien puesto y tape lo suficiente. Me encamino a la puerta de los vestidores al abrirla noto la presencia de los guardias de seguridad que Cameron prometió.
-Señorita- me saludan y yo les devuelvo el saludo con una sonrisa y un asentimiento de cabeza.
Veo la mesa de bocadillos y se me hace agua la boca. ¡Dios! ¡Que hambre tengo! Me acerco rápidamente a ella y veo que está un poco escondida pero no le tomo importancia. Cameron siempre quiere esconder la mesa de bocadillos para que le queden todos a él.
Y me dice a mi golosa.
Agarro unas galletas y me las devoro todas plácidamente, el sabor dulzón y delicioso de las galletas hace que suelte un gemidito de satisfacción.
¡Están deliciosas!
Veo la silueta enorme de dos hombres que caminan a paso rápido hacia los vestidores, frunzo el ceño al no poder reconocer quienes son. Al lograr reconocer a los dos mafiosos que se comportaron extraño mientras modelaba, siento que me ahogo con las galletas, rápidamente agarro un vaso y bebo un poco de agua para que se me pase.
Observo como caminan con decisión y noto que ambos son altos y musculosos, del tipo que toda mujer desea y anhela. Llegan a la puerta y se topan con los guardias. Estoy lo suficientemente lejos para que no noten mi presencia, pero lo suficientemente cerca para escuchar lo que dicen.
-¡Apártense!- exige en un rugido el italiano.
Tiemblo levemente al oír su voz, es muy ronca y viril emana masculinidad y amenaza. Esto no me está gustando nada.
Los guardias no mueven ni un musculo, yo en su lugar estaría temblando como gelatina.
-Quítense ahora- exige el ruso con voz ronca y aparentemente calmada.
Su voz es tan fría que me causo un escalofrió, es igual de viril que la anterior, la frialdad de sus palabras me hace estremecer en mal sentido. Los dos me ocasionan un profundo miedo.
-Lo lamento señores no pueden pas…
Como si de una película se tratase, los dos sacan unas armas de su pantalón sincronizadamente y apuntan a los guardias. Yo ahogo un jadeo de horror, nunca había visto algo igual y menos en primera fila, y me hubiera gustado no verlo nunca. Veo como los guardias no saben cómo manejar esta peligrosa situación hasta que, para mí alivio y estoy segura que el de ellos, veo salir de los vestidores a Dereck.
-¿Qué sucede señores?- pregunta Dereck notablemente nervioso, es la primera vez que lo veo así, sinceramente me sorprende verlo así, normalmente es un hombre calmado.
-Que estos idiotas no nos dejan pasar- dice con molestia D´Bossio guardando su arma.
-Discúlpenlos, es solo que una de nuestras modelos quería más seguridad- dice intentando arreglar las cosas- ¿Pero que desean? ¿En que los puedo ayudar?
-Yo busco una de tus modelos- dice serio Kozlov, trago grueso al escucharlo.
No sé por qué tengo un mal presentimiento de todo esto…
Veo como Dereck lo mira sorprendido e incrédulo, es como si le hubieran dicho algo imposible de creer. No le veo lo extraño al asunto, muchos mafiosos quieren estar con las modelos después de las pasarelas, claro conmigo nadie lo ha intentado porque yo siempre me escabullo y planeo seguirlo haciendo.
-Disculpe mi estupefacción señor Kozlov, es de esperarse del señor D´Bossio, pero de usted me sorprende.- dice más nervioso que antes.
-Yo también busco a una modelo- dice el italiano- así que nos dejas pasar o los matamos a todos y pasamos igual- dice con un tono malicioso y apostaría lo que fuera que tiene la misma sonrisa maliciosa en la cara.
Tiemblo al oír eso, no sé porque le creo cuando dice que los mataría a todos sin contemplaciones; todos los mafiosos son iguales, malos y perversos, con el alma y el corazón podridos en codicia. No quiero presenciar la muerte de nadie y mucho menos en primera fila.
Veo como Dereck palidece y ríe nervioso.
-¡Como creen! Pasen, pasen están en casa- dice dándole inmediatamente paso a los vestuarios.
Ya las chicas se van a volver locas.
Tengo que salir de aquí no quiero estar cerca de ellos. Me dirán loca pero tengo un mal presentimiento, lo único que quiero hacer es irme a mi departamento y encerrarme. Me aferrare al pensamiento de que buscan a otras chicas como Cristal y Agatha.
Joder, mis cosas estan dentro en los vestidores.
No puedo irme a casa con esta ropa puesta. Primero me ganaría el enfado de Dereck y un posible regaño de Cameron, segundo la ropa está en venta y si algo le pasa en manos de la modelo ella tendrá que pagar la prenda al precio de venta y tercero no voy a ir por las calles de Nueva York semidesnuda.
Muerdo mi labio con nerviosismo. No quiero entrar pero tengo que cambiarme e irme a casa lo más rápido posible. Armándome de valor camino hacia la puerta de los vestidores y entro con lentitud.
Observo a ambos lados tratando de localizar a los mafiosos y los veo dándome la espalda lejos de donde yo estoy. Al parecer es tengo un pequeño golpe de suerte, todas mis compañeras los rodean como moscas en la miel, distrayendo a ambos mafiosos.
Es mi oportunidad.
Dejo escapar un suspiro y camino rápido hacia mi camerino. Una vez dentro me dispongo dejo salir un suspiro de alivio, no sé lo que me pasa con esos dos mafiosos, solo sé que los quiero lo más lejos posible de mi presencia. Frunzo mi ceño ¿Cómo puede haber gente tan mala? Capaz de matar, violar y destrozarle la vida a las personas.
Niego suavemente con la cabeza. El mundo es así.
Me dispongo a quitarme el maquillaje, otra vez vuelvo a ser yo; le sonrío a mi reflejo. No diré mentiras, con maquillaje me veo espectacular, pero me gusta como se ve mi rostro así al natural. Con lentitud quito las suaves prendas que cubren mi cuerpo y las coloco cuidadosamente en el perchero. Busco mi bolso para colocarme mi ropa. Una vez lista abren sorpresivamente la puerta de mi camerino.
-¿No te enseñaron a tocar?- digo con molestia fingida a Cameron.
Parece sorprendido de verme en ese lugar.
-Lo siento, pero pensé que no había nadie- dice entrando completamente y cerrando la puerta- Afuera todo está revolucionado.
Ruedo los ojos.
-Me imagino como ha de estar todo allá fuera.- digo recogiendo y organizando todo.
-Las feromonas se activaron ante tal derroche de testosterona, hay un ambiente s****l bastante palpable- dice Cameron ayudándome a ordenar.
Bufo; no entiendo porque las mujeres de este lugar son así, no todas, pero si la gran mayoría.
-Yo solo quiero irme y dormir estoy, exhausta- digo cansada frotando mis ojos- por cierto ¿Qué hacen esos hombres aquí?- la curiosidad es una parte importante de mi personalidad, siempre lo quiero saber todo.
-Tú y tu curiosidad- dice mientras deja escapar una suave risa, alzo una de mi cejas observándolo fijamente- En realidad no sé qué hacen aquí- me mira extrañado y pensativo- ya que ni el propio D´Bossio viene a esta área las pocas veces que ha venido y Kozlov ni siquiera se interesa en las mujeres que se le lanzan a sus brazos prácticamente.
Todo parece muy extraño.
-¿Entonces…?- digo buscándole un sentido, sé que estan buscando una modelo yo misma lo oí.
-Estan buscando a una modelo- dice pensativo analizando la situación- pero al parecer no la encuentran porque lo disimulan, pero se ven desesperados a encontrarla.
¿Quién será?
-Quizás sea Agatha o Cristal- digo dándole opciones. Yo creo, o quiero creer, que las estan buscando a ellas.
El suelta una carcajada que me deja confundida ¿Qué es lo gracioso?
-Como si no las conocieras- dice burlón- apenas entraron se les lanzaron encima y Kozlov ni siquiera les prestó atención aunque estuvieran frente de él obviamente ofreciéndosele y D´Bossio como todo un conquistador les presto un poco aunque mínima en realidad.
-¿Siguen ahí?- pregunto un poco asustada.
No, no quiero toparme con ellos, siento que si los tengo frente a frente algo malo va a pasar, quizás sea solo una locura de mi parte, pero no quiero arriesgarme. Luego recuerdo que hay una puerta trasera, ese recuerdo logra aliviarme.
-Sí, aunque no entiendo porque no encuentran a la chica que buscan si todas las modelos estan afu…- frena de repente y me mira sorprendido como si hubiera encontrado la respuesta a la incógnita- ¿No será que te buscan a ti?
Me entra una risa nerviosa. ¡Claro que no! Eso es imposible. Soy más ordinaria y simple que el agua, es imposible que se fijen en mí los hombres más poderosos, guapos y peligrosos del mundo.
-¡Que dices!- digo con una carcajada- Obvio que no Cam, es imposible.
-Vamos Dara- dice- eres una mujer muy hermosa, tu eres una posibilidad, además…- me mira pícaro- vi cómo te miraban los dos.
Frunzo mi ceño.
-¿Cómo a las otras chicas? ¡Vamos! Cameron, soy una chica bastante ordinaria y común- digo tratando de hacerlo entrar en razón, tanta locura no es buena para la salud de mi amigo.
-¡Te miraban como a una de las maravillas de este mundo!- exclama, exagerado no me miraban de tal forma y eso que yo estaba en primera fila – Kozlov casi se le salía la baba y D´Bossio ni pestañeaba.
-No digas tonterías.- susurro cruzándome de brazos. Él miente, es muy improbable que lo que dice Cameron sea verdad, me niego rotundamente a creerlo.
-No son tonterías- dice con una sonrisa- es la realidad.
Doy un suspiro de resignación mi amigo es imposible, me volteo agarro mi bolso y me dispongo a irme, ya quiero acabar con esta noche.
-Adiós Cam- digo despidiéndome con un beso en la mejilla- nos vemos mañana.
-Espera Dara- me detiene, yo me volteo a mirarlo- toma esto es para ti - me entrega un sobre y la llave de su departamento; frunzo mi ceño y lo miro interrogativa- vives muy lejos y es demasiado tarde, quédate en mi casa yo te alcanzo cuando logre aplacar las feromonas.
Me guiña el ojo, yo me rio de su gesto siempre tan extrovertido y gracioso. Le doy un abrazo, mi único amigo, el que me tendió su mano cuando yo más lo necesite, cuanto lo quiero.
-Gracias- digo con sinceridad
-Gracias a ti me salvaste el trasero esta vez.- yo me rio suavemente, negando con la cabeza.
-Ok nos vemos, intentare estar despierta para cuando llegues- digo dirigiéndome a la puerta del camerino.
Una vez afuera me dirijo a la puerta trasera del club. No tengo ganas de toparme con esos hombres, así que mejor evitarlos lo más humanamente posible. Huir es una de mis especialidades y si es de unos mafiosos pues me esmero mucho más en hacerlo.
Camino por el medianamente largo pasillo que se dirige hacia la salida de emergencia de la parte trasera del establecimiento. Las luces de este lugar le dan un aspecto tétrico y sombrío al ambiente. Apresuro mi paso. Este lugar me da escalofrío. Casi corro al visualizar la puerta de salida.
Al salir, siento el frio de la madrugada rozar con suavidad la piel expuesta de mi rostro; respiro profundamente. El cansancio de las últimas horas cae de sopetón sobre mi agotado cuerpo.
Menos mal que El apartamento de Cam queda cerca…
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