— Vamos, te esperan. Asiento y bajó a la primera planta. Lo nervios se me hacen notorios. Aninka asiente dándome su mirada tranquilizante. Tengo miedo. No por lo que pueda pasar, ya que sé perfectamente que solo sucederá lo que yo permita. Mi miedo real es perder a un amigo; Daniel. Daniel, desde que lo conozco por una extraña —razón o por qué así es él— me ha demostrado lo paciente, atento, metiche —algunas veces—, preocupado por mí, entre otras cosas que demuestran que está interesado en mí. Él ha servido de mucha ayuda para Aninka y para mí. Él fue el que se reunió con los chicos y enfrentó lo que sea que los separaba, dejando en el olvido aquello y centrándose en que Aninka y yo necesitaríamos todo el apoyo posible. También sé, que dejó de lado el club de música y todos los demá