Daniel estaciona el auto después de más de una hora de viaje. En el lugar solo podemos ver zonas verdes sin ningún edificio cerca. Por lo que me da a entender que tendremos un picnic nocturno. Daniel baja del auto, lo rodea y abre la puerta para que salga. — Gracias —le digo y su respuesta es una sonrisa. Sonrisa que todos afirman no ver muy a menudo, sin embargo, para mí es normal verla cada vez que lo veo. Caminamos por un pequeño camino de piedras, lo cual me hace cuestionarme si en realidad no hay casas por aquí. Después de varios minutos caminando, en el que agradezco a mí tobillo, él no usar tacones. Daniel me dice que llegamos. Miro a mí alrededor buscando alguna casa o indicio de lo que vamos a hacer, pero solo veo zonas verdes y una gran árbol frente a nosotros. — ¿A dond