Observo detenidamente a mi hermano, en la mayoría de las cosas actuamos de forma distinta, debido a que tenemos diferentes opiniones de lo que sucede. Sin embargo, en esta ocasión pensamos lo mismo, ya que ambos sabemos perfectamente que el regreso de mi padre a nuestras vidas no augura buenas cosas. Padre no fue buen esposo o padre y ello sumado a lo que vi, me da la impresión de que no ha cambiado. Ni David ni yo, somos chicos dulces que nos encanta que nos mimen, sin embargo, la frialdad de sus palabras y actuar, me dan a entender que el hombre frío que golpeaba a su esposa y nos maltrata0ba aún no sé ha marchado. Eso es sin duda una cruel verdad, pero verdad al fin. Acepto dicha promesa y camino hacia la salida con él a mi lado sin emitir una nueva palabra. Porque así somos, cuando