Capítulo 4:Fresita

1068 Words
— Mira fresita, espero que sea la última vez que me hables y trates así, porque si no... — ¿Si no, que? —Le interrumpo en tono desafiante. Estamos muy cerca. Su enojo es palpable y me tiene sujetada con mucha fuerza. Pero no me da miedo. Por mucho que tenga más fuerza y sea más alto que yo, no me dejo amedrantar. — Conocerás mi lado oscuro —Dice Esteban en tono desafiante. — Muero por conocerlo —Le respondo en el mismo tono. Le doy un golpe en el hueso tibia, que lo hace agacharse y yo me voy. Me cambio y me voy directo a la sala de gimnasia. Las chicas estaban listas para jugar voleibol y los chicos básquet, a mí la verdad me daba igual si jugaba o no, pero a la final me tocaba jugar. Ya que ello correspondía, gran parte de la nota. Es estresante jugar con las chicas de mi curso, ni siquiera juegan, ya que se la pasan babeando —Literalmente—, por ver a Esteban y sus amigos jugar básquet, imaginándose secándoles el sudor y quien sabe que otra asquerosa fantasía. De repente siento un golpe fuerte en mi brazo que me tumba al suelo y noto como pasa un balón de básquet a mi lado. — Lo siento —Dice Esteban con una cara de te lo merecías. Yo me levanto poco a poco y tomó el balón. Después camino en su dirección y cuando ya estoy muy cerca de él me detengo. — No hay problema. Un error lo comete cualquiera —Digo con una falsa sonrisa. Él mira hacia el techo como en especie de indignación porque según él no me enojo lo que hizo Ya que no hice algún drama, o de satisfacción porque pensaba que me había rendido ante él. En fin, lo que si sabía es que en su mente no pensaba que esto era guerra y apenas comenzaba. Aprovecho ese momento en el que él está distraído y le tiro el balón con la fuerza que me da mi brazo lastimado, pero claro está se lo tire al estómago. Por lo que un balón de básquet y algo de fuerza, al tirarlo al estómago a cualquiera dejaría sin aire. — Ups! Que torpe, mi error —Digo simulando asombro cuando veo a Esteban tirado en el suelo por el dolor. Me doy media vuelta y me retiro lentamente. — ¡Oye loca! ¿Qué te pasa? ¿Qué ridiculez has hecho? —Dice Camilo caminando furioso en mi dirección, se detiene instantáneamente cuando alguien se coloca en frente de mí. — Estas loco si piensas ponerle una mano encima a ella y pensar que me quedaré como si nada — dice Daniel, mientras me cubre con su cuerpo. ¿De dónde salió él? Camilo al igual que yo estamos impresionados, nadie se había percatado de que Daniel estaba por aquí. — ¡Mira quién habla! El hipócrita, poco hombre y mal amigo. Dime ¿Ahora intentas hacer tu buena obra del día? ¿O es que no tienes nada que hacer y por eso estás haciendo esta ridiculez? — le pregunta enojado Camilo — Defenderla de imbéciles como tú, es hacer algo. — Responde Daniel. Todos quedamos impresionados ante tantas palabras maliciosas. Sobre todo yo, sabía que Daniel se metió a defenderme pero se notaba que sus insultos tenían un motivo distinto. Gracias a Dios el profesor llegó a tiempo y aunque nos castigó a todos haciendo aseo a alguna parte de la institución por una semana, yo me sentía más tranquila al ver que estos dos no se mataran a golpes. Por lo menos no ahora. Pero tenía una duda, ¿Por qué ese odio tan personal? No tenía lógica de que sólo fuera rivalidad entre ellos por ganar en los campeonatos, a los que no podrán jugar por el castigo. La cuestión es que sentía que había algo más y como era nueva no sabía que era, pero sabía a quién podría preguntar; Aninka. Al día siguiente. — Bien, mis queridos estudiantes, en vista de que tienen mucho tiempo libre y energía — Dice el maestro encargado de nuestro castigo— Los pondré a limpiar el gimnasio. — ¿E-el gim-nasio? El maestro asintió. —Pe- pero — Intente articular— Es muy grande para nosotros. —Ustedes podrán, a la final son 4 chicos muy energéticos — Respondió. — Pero esta chica no tiene nada de energía — Intente parecer débil. — Oh no, no creo que lo seas estudiante, tu fuerza para lanzarle el balón a Esteban todavía me sorprende. Fue un movimiento con mucha fuerza. Sin duda, esa fue mi parte favorita del video — Comenta el docente. Maldición, ya no tenía escapatoria, sí o sí estaría con estos gallitos de pelea y eso me preocupa. Ya que con Esteban y Daniel en el mismo lugar por seis horas limpiando, es algo peligroso y yo no estaba interesada en estar presente, pero me tocaba. Mientas tanto Michael, Viktor y el estúpido de mi hermano estaban burlándose de nuestra desgracia al saber que estaríamos castigados limpiando. Durante la limpieza fue un espectáculo con estos animales de pelea, hasta para tomar la escoba fue una disputa. Ya estoy por pensar que se aman mucho y sus discusiones son su forma de expresarse, porque esto es mucho. — Oye idiota, fíjate por donde pisas — Dijo Esteban a Daniel mientras pisaba por donde él acababa de trapear. — ¡Ups! Lo siento, no te vi, como para mi eres tan invisible. Y aquí vamos otra vez… — ¡Miren par de idiotas, si quieren hablarse, besarse o golpearse a cada nada, porque se aman tanto, busquen un hotel y allí podrán decirse y hacerse cuanta cochinada se les pase por la cabeza! — Tome aire— ¡Pero ahora, hagan el puto castigo o los voy a silenciar a golpes! Todos quedaron en shock. — Oye... — Bueno, bueno, bueno supongo que se están entendiendo mejor que antes — Ironiza el maestro— Por lo menos ahora no se están golpeando — Continuo— Se entienden tanto que pienso que se van a extrañar mucho después de que se acabe el castigo, por ende pienso aumentar más el tiempo para ustedes tres — Dijo señalando a Esteban, Daniel y a mí. Mi vida no puede ser peor.
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