Salimos de mi habitación rumbo al ascensor. Como no a todos nos permitirán entrar, solo la señora Hernández, David y yo nos dirigimos a la morgue. Con dolor en todo mi ser, siento el ferviente fuego que yace en mí y sale de estas nuevas heridas que están a nada de destruirme. ¿Cómo pudo ser posible? ¿En qué momento todo se volvió una maldita pesadilla? Quisiera decir que no sé desde cuándo todo cambió para peor y que no me imagine sufrir. Pero sabiendo que era mi padre quien nos proporciono todo y que por él nos mudamos, era más que claro que íbamos a sufrir. Solo que no me imagine tanto. ¿Por qué? ¿Por qué hay personas que son así de crueles como lo es a quien debo llamar padre? Miles preguntas pasan por mi mente mientras llegamos a nuestro destino, pero toda pregunta desaparece, cua