Y aquí estoy, próxima a ser violinista en la cita de Aninka con Viktor. Dios, mi día no puede ser peor. Debo ser muy buen amiga para aceptar está locura —me digo mentalmente. Suspiro frustrada por la situación en la que me encontraré dentro de poco. Quedamos a encontrarnos en la sala de cines que habíamos escuchado Aninka y yo por parte de compañeras del salón, el cual estaba a más o menos a tres horas de distancia desde mi casa. Sí, definitivamente debo ser la mejor amiga del mundo —digo a mi misma mientras miro la ropa con la que decidí ir a la cita. Toc, toc... — ¿Se puede? —Pregunta mi hermano sin entrar a mi habitación. — Mira David Petrovav, no estoy de humor para hablar contigo así que lárgate por donde viniste —digo recordando la cuenta que tenemos pendiente. David cierra lo