Él señor Mortí, un respetable mago originario del bosque Sants que desde muchos años ha sido el propietario del imaginario como lo dice su nombre, “El imaginario señor Mortí”, que adopta cuida y es socio de varias escuelas que al igual acogen a personas con diferentes tipos de dones, habilidades o que en sus diferentes aspectos al pensar que causan temor o solo los discriminan, en cambio él les da un hogar y un trabajo honrado y respetable, aunque el mismo hombre tiene sus propios rivales, enemigos y también sus propias formas de magia que aún son un misterio para algunos.
Ante Emma y Alejandro ven un hombre muy alto, de barba y bigote tipo candado color n***o igual que su cabello, delgado y con una mirada muy singular muy suya, a los ojos de Emma siempre lo compara por un personaje ficticio de una película de héroes y fantasía, con algo de realidad al mirar a sus ojos que parecen a veces claros u oscuros, acaso sus orígenes es de ser una hechicera siempre lo ha pensado, Emma desde pequeña noto sus cambios en sus ojos y fueron más visto mientras crecía, más aun cuando comenzó a vivir en Zarquiria.
—Buenas tardes señor Mortí gracias por recibirnos, — mientras ella habla al verlo a él vestido casualmente, que sencillamente se ve bien y a gusto. —Le presento a mi amigo Alejandro. —dice Emma.
El señor Mortí se levanta al acercarse a ellos y estrecha la mano tanto con Alejandro como con ella.
—Señor Mortí buenas tardes. —saluda Alejandro.
El señor Mortí asiente aun un poco escéptico al ver a Alejandro nunca habría creído el parecido que tiene ese chico vampiro con un buen amigo y conocido, solo vuelve a sentarse sobre su escritorio en donde se encuentran a la vista de aquellos dos jóvenes, en cambio ellos dos mientras cada uno habla y el los escucha no pueden dejar de ver aquellas cosas que se encuentran en su escritorio, al identificar Emma algunos botes de vidrio que sus interiores tienen diferentes cosas entre lápices, pinceles de diferentes tamaños y grosor, plumas estilográficas de metal en diferentes colores, también varias clases de plumas de ave que puede asegurar Emma al no saber mucho de aves, pero presiente que en su mayoría se diría que tiene una agradable colección si mencionamos de golondrina y de aves naturales. Enseguida observa algunos botecitos pequeños y largos trasparentes que contienen diminutas flores naturales deshidratadas, que tiene casi regadas por todo ese gran escritorio tallada y hecha de madera cobriza, y parecieran diferentes y varios paquetes de libros con cartas amarradas por un cordón natural de yute y teniendo objetos extraños que causan una gran curiosidad a ella, al ser que algunas de ellas ya las conoce porque está muy segura que provienen de Goem, porque sabe que el señor Mortí es un gran admirador de la naturaleza.
Mientras ellos hablan Alejandro ve su alrededor, a veces de repente al ver un piano grande descubriendo que al señor imaginario gusta de la música, la pintura, la naturaleza y el mundo, al tener varios mapas colgados y tener en algunos de sus muebles algunos tipos de lámparas desde quinqué, lámpara de gasolina, lámpara de bronces entre algunos más, al ser todo ahí antiguo y ver algunos más que se ven extraños, pero de algún modo muy originales y de un muy bien cuidado, sin olvidar algunos espejos, aunque en un momento antes de a ver entrado Alejandro y Emma se dieron cuenta que uno de los espejos estaba cubierto de tela azul bordada, a lo que después no hicieron caso. Continúan hablando desde como salieron de Zarquiria y llegaron al campamento, al omitir ella a ver ido a la bóveda de lord Nicolás. A continuación, Emma dice:
—Vengo a hablar con madam Moss.
A lo que asiente el señor Mortí al responder:
—Entiendo querida, Margaret llegara mañana, pero los invito a quedarse.
—Gracias aceptamos su invitación.
—Un momento. —pide el señor Mortí.
Ambos asienten al mismo tiempo al verlo ir hasta la puerta y escuchar que a quien llama es a Alicia, el señor Mortí regresa y vuelve a sentarse ahora a su silla, solo pasan algunos minutos y en eso llega Alicia y el señor Mortí solo dice:
—Alicia por favor lleva a Alejandro a la tienda de Abelardo y, Emma compartirán la misma carpa contigo.
Alicia solo asiente, están por salir de ahí.
—Señorita Emma quiero hablar con usted.
Alejandro voltea a ver a Emma.
—Estaré bien nos vemos en un rato.
Él no dice nada a lo que Alicia y Alejandro salen de ahí dejando a solas a Emma con el señor Mortí.
—¿Si? —pregunta Emma mirándolo, en cambio la invita a sentarse y ella solo lo hace quedando frente a frente, solo los distanciaba esa mesa de escritorio.
—Imagino que piensas hacer real tu propósito de ser una hibrida querida.
No podía mentir Emma a un mago que tiene mucho tiempo de conocer, aparte de tener sus escapadas al tomar breves viajes hacia el mundo humano como en el suyo mismo, es como de casualidad sin imaginarlo cayo en ese campamento errante en el que no solo conoció a madam Moss, sino también al señor Mortí como a los habitantes de ese hermoso lugar, que ha tenido viviendo desde mucho tiempo en el campamento, que se podría decir hace muchos años antiguos, Emma aunque no pudo descubrir mucho de sus orígenes ni con Moss, ni con el señor Mortí, al pensar que solo lo descubriría en el mismo lugar donde fue hallada o en el mismísimo lugar que llama hogar Goem, cosa que no ha tenido respuesta alguna, en cambio obtuvo buenas amistades y amigos, tanto que tuvo la confianza más de la gitana del imaginario para que cuidara exactamente amúrias que tienen un gran valor y servicio para la misma joven Emma.
—Sí, pero antes debo ver a mi madre y descubrir que sabe ella.
—Sobre ¿Quién? —dijo el señor Mortí.
—Adulció, el vampiro que ayudo a Nimue a que sobreviviera, mi amiga Tamara como la misma Nimue me contaron todo.
—Emma, estás segura que el podrá ayudarte.
—Sí, esta es mi última oportunidad de conservar ambos mundos y no obtener una identidad que no deseo tener, entiendo las consecuencias, más si no se si volveré a hacer la misma chica, pero si estoy muy segura que fue mi decisión no la de alguien más o de terceros que la eligieron para mí, solo no quiero elegir una cosa, quiero ambas.
Escucharla hablar así tan decidida y de alguna forma madura al tomar esa decisión.
—Emma solo te diré una cosa, no sé en verdad lo que descubrirás, menos los resultados secundarios que se presentaran en tu trasformación si suceden, solo piensa bien y deberás ser paciente, — a lo que Emma lo mira desconcertada. —No sé qué es lo que te dirá madam Moss, solo escúchala y tienes mi apoyo, te ayudaré.
—Muchas gracias señor Mortí, y, solo pienso quedarme por hoy, mañana Alejandro y yo nos iremos.
—Puedes quedarte el tiempo que quieras, tienes una casa al cual llegar siempre.
Emma asiente levantando.
—Gracias me retiro.
—Claro.
Al verla irse solo piensa que deberá ser fuerte a lo que está por enfrentar, al poner primero sus decisiones sin que nadie la cohíbe.
Emma baja las escaleras. Al ir caminando se encuentra con algunas caras conocidas que la saludan con abrazos y hablan por unos momentos para continuar encontrando en la tienda, donde ella dormirá al ser que Alejandro llevaba cargando la mochila que ella había comprado en aquella tienda de parís, que tenía guardado tanto la ropa de él como la de ella, también en eso escucha una voz conocida que la distrae y voltea a mirar, al ser que ella vuelve a repetir diciendo.
—No pensabas en saludarme.
—Abelardo, — solo abraza a su amigo que hace mucho tiempo conoció en el mismo imaginario, solo que ahora es más alto, con ese cabello azabache con rubio, y vestido casual, de piel clara, ojos oscuros y de varaba y bigote. —No sabía que continuabas aquí. —dice Emma.
—Claro, pero en si solo vengo debes en cuando, ahora que ya tengo trabajo con Morgan.
—Con ella, como crees, acaso eres ahora su representante.
—No, soy su guardaespaldas.
—Ahora entiendo porque te vez algo fornido y ese semblante cuando pareces todo plateado como armadura.
—Así es.
—Igual a Dorian, ese chico que es similar y que ambos casi dejan ciegos a las personas.
La peculiaridad de los que menciona Emma son dos individuos que tienen el mecanismo de trasformar su propia piel en un leve, pero fuerte color plateado que al tocarlo es duro como acero, que sino mal recuerda Dorian fue uno de los primeros amigos de Coraline que conocieron a los siete lobos, pero eso es otra historia.
—Sí, también trabaja de lo mismo, solo que ahorita se encuentra trabajando con otro artista musical.
Emma asiente al preguntar:
—¿Cómo supiste que estaba aquí?
—No sé si lo sabes, pero me toco como compañero tu aliado Alejandro.
Abre los ojos al escuchar eso.
—En serio, cierto, te agrada.
—Algo, pero veo que al fin estás haciendo lo que tanto me habías contado.
—Si Abe, llego mi oportunidad, seré un hibrida.
—Lo serás, presiento o me equivoco fuiste a la bóveda de Nicolás.
Tanto el cómo Tamara sabían muy bien de aquella bóveda de donde ella obtenía amúrias diversas, al igual que de otras partes del mundo terrestre o no tan humano. Emma sonríe al decir:
—Tuve que ir de emergencia, si no me hubieran estado molestando los primos de Nicolás no hubiera ido, pero iba también bien que tuve que desviar mi camino.
—Los hermanos, Emma sé que vienes a ver a Margaret, que piensas que descubrirás con ella.
—Solo quiero una cosa y necesito su opinión para que me guie.
Abelardo solo asiente.
—¿Cómo esta Héctor? —pregunta Abelardo.
Emma voltea sonríe.
—Muy bien gracias.
—Sucedió ¿Algo? Emma te vez algo.
—No es nada, solo que antes de salir de Zarquiria hubo un incidente.
—Que sucedió.
—Nicolás lo intento envenenar con una mordida de sus arañas.
—Sabes él porqué lo hizo.
—Supongo.
Tanto Emma como Abelardo lo conocen, al ser que él fue un muy buen amigo de lord Nicolás Walker, pero después se distanciaron al ser que comenzó a vivir en el campamento obteniendo trabajo.
—Supones, ok tienes muy en cuenta que tienes ya 18 años y que es el momento de casarte, — Emma mira un poco molesta a su amigo. —Y haya hecho eso, que claro no está bien, recuerda, los Walker cuando no obtienen lo que quieren actúan de esa forma y es porque se termina tu vida de huma…
—No lo digas, — interrumpe ella. —Crees que no lo sé, es como se lo dije al señor Mortí esta es mi última oportunidad de ser lo que quiero.
En ese momento son interrumpidos al ver que algunos más amigos se unen a ellos cambiando el tema, al convertir la conversación con algunas preguntas sobre su amigo Alejandro.
—De ¿Dónde es? Emma. —le pregunta una chica llamada Nadia de pelo corto que cambia de colores.
—Es un trotamundos, hace mucho que lo conozco.
Las chicas interesadas en el asienten de forma agradable.
Continúan conversando.