Héctor y ella se encontraban solos en casa de él, aun no eran novios solo amigos que planearon ver una película, se encontraban ambos en la cocina alistando palomitas y bebidas en una agradable platica, por un momento Emma le da la espalda a Héctor mientras escucha como le esta contado una breve anécdota sobre su hermano y el, a lo que en ese instante se da cuenta de un silencio que al girar ella y ver a él caer en segundos, no sabe que pasa ni cómo puede alcanzarlo, intentando que no se pegara al ir cayendo y ver como se mueve incontrolablemente temblando, al ver sus ojos en blancos algo que comienza a ponerla nerviosa sin saber qué hacer. Ellos se encuentran solos, los señores Rodríguez aquel día no se encontraban, habían salido, al igual Enrique con su novia nunca había presenciado esa clase de alteración en un ser humano, por un momento está paralizada aunque intenta gritar y pedir ayuda, está completamente paralizado no puede, no sabe que podría ser, jamás había visto algo así, el verlo en el suelo ahí tirado revolcándose como un animal con los ojos en blanco y sacando espuma por la boca, a lo que Emma siente caer una que otra lagrima por sus mejillas, decide respira profundo al comenzar a llamarlo por su nombre, en eso se escucha abrir la puerta, al ver que entran Enrique con su novia Jessica que ambos la ven, ahí Enrique alcanza a tomar la toalla que ve encima de la barra de la cocina enrollando.
—Emma sostén su cabeza para que no se golpee, — a lo que enseguida ella actúa al obedecer. —Jessica sostén sus piernas.
Ambas ven que Enrique con la toalla enrollada a lo largo le pone en la boca, para evitar que se estuviera mordiendo su lengua y comenzar a hablarle, hasta que él despertó descubriendo que no se había tomado su medicina, fue mejor que descansara y Emma decide volver a casa. Después de lo sucedido de aquel día descubrió que Héctor fue un niño enfermizo desde pequeño, en las cuales sin ningún motivo o causa, simplemente tenia compulsiones en las cuales cada una de ellas eran presentadas sin previo aviso, en la escuela, en casa o cuando él se encontraba jugando, algo que asusto a su familia y amigos al presenciar algunas de sus convulsiones, que al principio se presentaban leves, continuando cada día más fuertes. Al verlo en ese estado, al contraer los músculos entre temblores incontrolables en su cuerpo poniendo sus ojos en blanco, sus padres y Enrique su hermano evitaban a toda costa que él se hiciera daño, para evitar lesiones o golpes en su cabeza, como se presentaba, cada convulsión de Héctor quedaba agotado tanto de mente como de su cuerpo, que de tal forma provocaba cambios de comportamiento, en movimientos o sentimientos, en niveles de conciencia algo que duraba en cama semanas hasta poder recuperarse, más si se presentaba fiebre alta, que es como deciden sus padres como su hermano en cuidarlo en todo momento y tener frecuentemente citas al médico con su doctor de cabecera, al darles unos ciertos medicamentos recetados, aunque Héctor estaba súper avergonzado no le impidió pedirle a Emma que fuera su novia, algo que ella acepto.
Los dos acostados a la cama del hospital, Emma había ido a visitarlo al quedarse con él algunas horas, se encuentran mirándose y abrazados.
—Tu ¿Estás bien? —pregunta Héctor.
—Bien ¿Cómo te sientes?
—Bien Emma.
—Recuerdas algo.
—No mucho, pero que estábamos en el campo jugando béisbol.
—Lo recuerdas.
—Algunos destellos, pero lo estábamos.
—En el campo deportivo de béisbol, saliste con tu bate.
—Es donde vi a la araña.
Eso si recuerda, se dice Emma al pensar.
—Era una ¿Araña? —dijo Emma.
—Pero no tan venenosa.
—Claro solo te dejo una pequeña mancha en el cuello.
Emma baja la mirada dándole un beso a esa parte del cuello, termina recargando su cabeza sobre el pecho de él, se siente justo a la mitad de sus propios pensamientos el acaricia su cabello, pero Emma no esperaba algo distinto cuando lo vio bajar del tablero de basquetbol, donde se encontraba sentado.
Emma el día anterior sabía bien desde que sus padres le dijeron de la reunión que sería esta noche, al no suponer y estar segura que Nicolás se encuentra en Zarquira pero en cambio no puede ir a enfrentarlo por una anticuada costumbre que deshonro la propia Emma, de que aunque ella sea su prometida no lleva el anillo de compromiso, al tener prohibido en deshonrar de nuevo más si se tratan de calumnias, que claro nada de eso es cierto, al ser que ella está segura que intento asesinar a su propio novio, aunque la cuestión ¿Cuál es?. Emma deja a un lado pensar en esa pregunta, solo quiere es salvarlo a lo que debe acudir con un tercero, para ser que sea la persona que la ayudara al planear una nota que ella misma escribió, cuando después de hablar con sus padres subió a su cuarto donde en un papel rosado escribió lo siguiente:
Nicolás quiero el antídoto, te veo en la cancha de béisbol a las 11:30pm.
P.D. Te odiare si el muere.
Solo doblo el papel, ya había sacado una esfera que tenía guardada en uno de sus cajones, una bola de color plateada hueca, donde ella mete, ya doblada la hoja donde escribió solo oprime y digita algunos números al mostrar en pequeñas letras la dirección del domicilio, donde enviara aquella bola porque sabe Emma que Nicolás se encuentra ahí, solo abre su ventana, laza lo más fuerte la esfera hacia afuera al ver que de ella salen sus alas como un petirrojo yéndose volando, Emma solo cierra la ventana, sale y baja de su habitación por las escaleras al mirar el reloj que tiene puesto en su muñeca, al darse cuenta de la hora más de la cinco de la tarde gritar:
—¡Mamá!
—Estoy en la cocina.
—Acaba de llamarme Ricardo y debo ir a la estación de radio de la escuela.
—Ok no vuelvas tarde como la vez pasada, tu padre y yo estaremos trabajando, cualquier cosa ya sabes, llama por eso tienes teléfono.
—Lo se mamá, no te preocupes gracias te quiero.
Solo toma una manzana del frutero y se va, en realidad fue una pequeña mentira se encuentra caminando por la calle, está segura que Alejandro se encuentra merodeando por el parque, aunque él no tiene a la mano un celular solo se guía por lo poco que lo conoce al recordar su rutina. Mientras continúa caminando en eso suena su móvil dándose cuenta que es Josefina.
—Hola Josefa.
—Emma hola como sigue Héctor.
—Quisiera decir que bien, pero no es cierto aun no despierta, todos deseamos que no caiga en coma.
—Tanto así.
—Josefina has visto de casualidad a Alejandro.
—Ese chico guapo, rebelde y rudo.
Algo que siempre le hace reír a Emma.
—Si.
—Lo vi en el campo deportivo.
—Ok gracias debo cortar estoy por cruzar la calle.
A lo que se despiden, se dirige al campo deportivo, se enfada por un momento de no a ver venido en su bicicleta, pero sigue caminando entre medio corriendo en ratos, como solo caminar hasta llegar y visualizar a lo lejos en el tablero con canasta de basquetbol donde él se encuentra sentado. Ambos se ven enseguida, Alejandro baja al saltar y caer al piso.
—Te ves asustada. —dice extrañado Alejandro.
—Intentan matar a mi novio.
—¿Quién?
— Lord Nicolás Walker.
—¿Por qué atacaría a tu novio?
—Supongo que lo sé, pero necesito que me ayudes a las 11:30 de la noche el o quizás mande uno de sus sirvientes aquí al deportivo, te entregara un antídoto envasado en un botecito o ampolleta largo trasparente yo vendría, pero mis padres se darían cuenta.
—Tranquila lo haré.
—Si él te viene con su monotonía.
—No te preocupes se hablar con ese tipo de lord.
A lo que sonríe Emma, desde un principio que lo conoció le agrado Alejandro al notar que ambos tiene cosas en común, una de ellas que son huérfanos, unas más que conocen y han vivido entre vampiros, en cambio él se alimenta al asaltar a jóvenes y beber su sangre, en cambio ella es una humana viviendo con su misma sociedad.
—Te estaré esperando a media noche en el hospital en la habitación de Héctor.
—Está bien, pero Emma.
—¿Si? —dice al mirarlo con atención.
—Entiendo que no quieras que tus padres se den cuenta, pero porque siempre debe ser ese tipo.
Emma no le ha contado nada en absoluto al ser que Alejandro la ha ayudado mucho cuando se trata de Nicolás, pero ella siempre desvía el tema cambiándolo.
—Prometo contarte después todo si, pero realmente necesito que estés aquí para que Héctor se recupere, no quiero que sea mi culpa y no poder hacer nada.
—Emma no es tu culpa es la de él, pero ese humano se recuperará.
—Sé que no te agrada, pero el solo se podrá recuperar solo con ese antídoto.
—Emma lo tendré y nos veremos hay ok.
Emma solo mueve la cabeza, los dos se despiden.
Emma cierra los ojos con solo pensar en lo que paso anoche, gira y voltea a verlo alzando la cabeza y como Héctor y ella comienzan a besarse.
—Debo irme. —le dice Emma al sonreír.
—No, — al hacer un puchero. —Quédate un rato más.
La abraza un poco más al rodear su cintura y ella tener su mano sobre el pecho de él y Emma mirarlo de una forma tierna mirando sus ojos azules y su rebelde cabello rubio, y que Héctor se dé cuenta de esa mirada tierna de su novia que a él provoca ponerlo un poco loco, al solo verla fijamente, con esas pecas que desde que la conoció se enamoró de ella y no solo la quiso y quiere mucho, al ser que llevan dos años de novios y más aún están por cumplir convirtiendo eso a dos años y medio, que el mismo planea decirle las dos palabra hermosa que en un noviazgo se dicen, solo espera salir del hospital para invitar salir a Emma.
—No Héctor, alguna enfermera quizás nos regañe es mejor que descanses.
—¿Que vas hacer hoy? —pregunta el mientras tienen sus manos enlazadas.
—Tendré reunión familiar, mis padres quieren decirme algo importante.
Emma no podía decir la verdad y sonar que debía ir a la reunión de ancianos que son vampiros aparentando una vida ordinaria.
—Imaginas que es lo que te dirán.
—No lo sé.
—Señorita ha terminado la hora de visita él debe dormir.
Escuchan decir a la enfermera que acababa de entrar, ambos asienten ella se acerca a él.
—Adiós Héctor nos vemos mañana.
—Está bien.
Se dan un beso, Emma rápidamente se levanta de la cama y Héctor la ve salir por la puerta.