Capítulo catorce: Combate

1618 Words
Ónix Abro los ojos y siento el olor de la lluvia a mi alrededor, y un dolor penetrante en mis costillas me vuelve consciente de una herida en mi pecho. He rastreado durante horas el leve olor a manzanas sin que este se vuelva más intenso, como si Nala se encontrara en un lugar blindado, sin acceso, porque no volví a sentir sus emociones o sus pensamientos. ¿Y si no es mi pareja destinada? Estoy desnudo y el dolor se vuelve punzante, fui atacado por un grupo de cazadores y uno de ellos logró herirme, pero se fueron del lugar de inmediato, es probable que hayan creído que había muerto. Me encuentro cerca de mi cabaña, el escaso olor de Nala me traía una y otra vez cerca del lugar donde fue atacada su hermana. Corro hasta mi casa y me visto, busco un nuevo teléfono, tengo varios de repuesto por si pierdo alguno. —¿Nala ha vuelto? — Pregunto a Luciano cuando responde a mi llamada. “¿Dónde estás? Esto es un desastre, todo se ha salido de control” Luciano responde en un tono alarmante, que me hace actuar de inmediato sin saber de lo que está hablando. — ¿Y Nala? — Vuelvo a preguntar. “No ha vuelto. Ónix, tu padre ha muerto” Me quedo de pie, sin poder dejar de moverme; algo está pasando en este bosque, no es posible que haya perdido ami hermano y a mi padre en menos de cuarenta y ocho horas. Me muevo y en minutos me encuentro a la entrada del pueblo, como dijo Luciano, todo es un desastre. Todo corren de un lado para el otro y se agrupan cerca a la cabaña de mis padres. — ¡Esto es increíble! ¡El alfa ha muerto! — Grita una mujer que pasa por mi lado. Continúo caminando por el medio de la calle y de un momento a otro, los fuertes gritos se detienen y siento las miradas de todos puestas sobre mí. Continúo mi camino sin prestar atención a mi alrededor hasta llegar al frente de la casa de mis padres. Las personas que se encuentran en la entrada se hacen a un lado, permitiéndome entrar. Cuando me encuentro en elgran salón, cierro las manos en puños al ser recibido por Kaya Leveste el alfa de la manada de Luminara, los Rangers rígidos. Sus hombres rodean el cuerpo de mi padre que ha sido extendido sobre una gran mesa, mientras mi madre, de pie a su lado, lo observa con una mirada ausente, como si solo su cuerpo se encontrara en este lugar. Luciano y Alondra se acercan de inmediato a mi lado, sus rostros reflejan la preocupación que sienten. “Quieren tomar el poder de la manada” Escucho la voz de Luciano en mi cabeza, a veces olvido que por nuestro fuerte lazo de amistad, entre los tres podemos comunicarnos cuando nos encontramos cerca, han pasado cinco años y había perdido la habitud. “No puedes permitirlo, Ónix, debes volver y ser el alfa de la manada” Alondra continúa con su idea, ella es testaruda y no cambia de opinión con facilidad. — ¿Qué está sucediendo? — Pregunto mirando con fijeza a Kaya. Kaya se vuelve y me mira con una sonrisa burlona, extendiendo sus brazos mientras abarca todo a su alrededor. — Ónix, el lobo solitario, ha vuelto. Mis sentidas condolencias, no debe ser muy divertido volver a casa y encontrar a tu padre y a tu hermano asesinados por unos inmundos cazadores — Observo a sus hombres que se han puesto en guardia, tiene más omegas de lo que pude haber creído, lobos que trabajan solo por dinero o un poco de protección. — ¿Qué haces aquí? — Cruzo mis brazos. El hecho de que este hombre y los Rangers rígidos se encuentren en mi pueblo no presagia nada bueno. — He venido por lo que me pertenece — Levanto una ceja y espero su explicación — Los guardianes de bronce ahora serán parte de mi manada — Kaya habla con mucha seguridad, convencido cien por ciento de lo que dice. — ¿Y has llegado a esa conclusión por…? — Me quedo esperando su respuesta y siento como todos sus lobos se ponen en guardia. — Tu padre ha muerto, tu hermano ha muerto y tú solo eres un lobo solitario, excluido de esta manada, no tienes derecho a volver, así que yo seré su líder — Observo al anciano sabio al lado de mi madre. No ha dicho nada. “Es verdad, un exiliado no puede ser alfa” “¿Puede hacer eso? ¿Puede serlo mi padre? Está herido” La voz angustiada de Alondra se mezcla con las preguntas de Luciano. “Cállate Luciano, intento pensar en algo” “Cállense los dos” Les digo mientras me acerco a Kaya. “Hay una opción, eres un lobo solitario, puedes retarlo y recuperar la manada” Me dice Alondra. — Homero y Luciano siguen con vida — Le digo mientras sigo observando al anciano, estoy seguro de que quiere decirme algo. — No pueden, la profecía — Me dice — ¿Crees que no estoy enterado de ella? Todas las manadas lo saben y el elegido, puede estar en cualquiera de ellas y estoy seguro de que seré yo — Se vanagloria. “Lucha, Onix, lucha” Me vuelvo a mirar a Alondra, pero es estúpido porque no es su voz y enseguida mi corazón se acelera y mi lobo se despierta de su letargo herido, sé a quién pertenece esa voz. Respiro profundo y me concentro en Kaya. — ¿Has encontrado a tu luna? ¿A la hechicera? — Le pregunto con calma y veo al anciano sabio asentir. — Eh. No. Pero eso sucederá pronto, porque me han dicho que el hombre sin olor se encuentra en este bosque y la hechicera, no tardará en aparecer—Kaya se pasea alrededor del cuerpo de mi padre, lo que aumenta mi ira. — O podría nunca pasar, no podemos quedarnos sentados esperando a que encuentres a tu hechicera — Hablo con calma y me acerco a él — Mi manada, nunca será tuya — Le susurro con mucha calma. — Qué curioso, lo dice un exiliado — Vuelve a sonreír y toca con calma el anillo de alfa que se encuentra en el dedo anular de mi padre. — Lo dice, un lobo solitario — Retiro la mano de Kaya, no quiero que toque a mi padre — Y un lobo solitario tiene derecho a ser el alfa de una manada y esta, es la mía — Me acerco hasta dondese encuentra el trono de la pareja alfa de la manada. — Lo que dices son puros tecnicismos, palabrería barata. Ahora estás arrepentido por haberte largado. Lo siento, has vuelto muy tarde — Me dice con la misma sonrisa irónica. “Lucha, Ónix, lucha” Vuelvo a escucharla y siento su olor, no con la misma fuerza de antes, pero la siento mucho más cerca y sé que debo escucharla. — Perfecto, tú lo has dicho; son solo tecnicismos y gracias a estos puedo desafiarte. Kaya — El anciano sabio se acerca a mi padre y toma el anillo del alfa. — Yo, como anciano sabio de esta manada, autorizo el combate entre el alfa de los Rangers rígidos Kaya Leveste y el lobo solitario, Onix Louboutin, hijo de nuestro fallecido alfa Orión — Dice el anciano. Escucho la decisión del anciano sabio y solo puedo pensar en Nala. — Esta noche es luna llena, el mejor momento para encontrar un alfa para los Guardianes de bronce, antes del amanecer,solo el ganador, tendrá derecho a ese honorífico nombre — Termina su discurso y se aleja. Los lobos de la manada que se encuentran en el interior de la casa enloquecen y los gritos y hurras se escuchan por toda la cabaña que al final se queda sola, mientras todas las personas salen de ella. — Madre — Ella se encuentra cerca del cuerpo de mi padre, continúa igual, con aire ausente. — Tu padre hizo todo lo que pudo para que tú pudieses ser el alfa de esta manada. Se enfrentó a la traición de sus betas, negoció con los inmortales y cada acción que realizó fue por ti, porque solo podía confiarte a ti la manada — Dice con voz apática. — Madre — Vuelvo a llamarla. — Y lo único que hiciste fue dejar a tu manada por una mujer que ni siquiera estaba destinada a ti y que te convirtió en un asesino — Grita y las lágrimas empiezan a descender por sus mejillas. Me acerco a ella, quiero abrazarla y decirle que lo siento, pero siempre ha sido tan distante que me contengo. — Él murió por ti, tu hermano murió por ti; porque para cumplir la estúpida profecía era necesario que ellos murieran y quiero odiarte por eso, te juro que quiero hacerlo y con cada minuto que pasa me siento peor por amarte, eres mi hijo, mi hermoso hijo y ahora eres lo único que tengo— Se acerca a mí y toca mi cara con delicadeza. Siento como nunca su amor y es extraño porque nunca hasta este momento me había hablado de esta manera. — Se vienen tiempos difíciles para ti, para la manada y para todos los lobos y hombres lobos — Me dice y toma mi mano con fuerza —Eres nuestro alfa, no nos decepciones — Mi madre abre la puerta de la habitación y observo el cuerpo de mi hermano en medio del fuego lento.
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