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Me sentía cohibida entre los dos hombres. Por un lado, estaba mi padre, bastante más serio de lo normal. Y el comisario Mark estaba igual de serio. — Os llamamos para hacerte unas preguntas, Rubí. — ¿Es necesario, Mark? – preguntó mi padre, cruzándose de brazos. — Es el protocolo, alfa. Varias personas vieron a Rubí en la fiesta de Georgina Sanders. — Y es cierto, fui a la fiesta con Jonan. Estuve la mayoría de la fiesta con Zack, Kim Zack. Mis manos sudaban. Intentaba mantenerme serena y no aparentar ser un flan. — ¿Dónde estuviste pasadas las 3 de la mañana? — Amh… ¡ah ya recuerdo! Dormí en casa de Jonan, el mismo puede corroborarlo. — Lo sé, ya hable con Jonan. No esperaba eso. ¿Por qué Jonan no me dijo nada? ¿Qué dijo él? — ¿Ya hablaron con él? — Si, lo hicimos esta mañana temprano. Los dos salieron de la fiesta y pasaron la noche juntos. ¿Tendrías alguna cosa que pueda corroborarlo? Entrados a este punto, tengo dos opciones. Decir que no y arriesgarme a que investiguen más, o decir que si y mostrar la factura de haber comprado la pastilla del día después… Pero eso sería dejar en claro que Jonan y yo nos acostamos y encima delante de mí padre. ¿Ir a la cárcel por asesinato o darle esperanzas de boda a mi padre con los jeon? y además admitir que tome un anticonceptivo. ¿Qué debo hacer? No puedo ir a la cárcel, se que yo no la mate. — Tengo pruebas. – Rebusque en mi bolso la factura de la compra de la pastilla, cuando la encontré la puse sobre la mesa. – La noche de la fiesta tuve… yo… Me acosté con Jonan. La mañana siguiente fui a comprar la pastilla con Min Luke. Sentía la atenta mirada de mi padre, mi cabeza se mantenía agachada. No quería hacer contacto visual con él. — Si hace falta puede hablar con la chica de la farmacia. El comisario asintió, guardando la factura. — Me quedaré esto, para apuntarlo en el informe. Gracias por venir y por hablar. Si tenemos más noticias no dudaré en llamarle, alfa. Mi padre le dio un apretón de manos y ambos salimos de su despacho. No hablamos hasta llegar al coche. Él soltó un gran suspiro, mientras recargaba su espalda el respaldo del asiento. — Lo siento papá. — Rubí, no tienes que disculparte. Entiendo que eres joven y quieres experimentar cosas… lo comprendo, yo también fui joven. El suele ser comprensible con todo e intenta ponerse en nuestro papel. No puedo quejarme de padre, aun siendo un hombre serio, es un hombre noble por dentro. — No se en que términos estás con Jonan, pero si llegaron a ese punto es porque tienen algo serio ¿no? — Papá… no, no tenemos nada. Solo me pase en la fiesta y llegue a extremos a los que no debí llegar… de verdad lo siento, yo no quería que pasara… yo no – no supe en qué momento empecé a sentir las lágrimas recorrer mis mejillas. Dichosa pastilla, otra vez está afectando a mis emociones. Mi padre se enterneció al verme así. Abrió sus brazos y no dude en meterme entre ellos y sentir el calor. — Todos cometemos errores, no te fatigues con eso. Solo quería saber en qué término estaban, cielo. — Siento esto, papá. Es la dichosa pastilla, es horrible. — Por eso los lobos no toman anticonceptivos, Rubí. Nos afectan mucho más que a los humanos o a otras especies… Creo que estoy siendo un mal padre. No tenemos confianza, ni comunicación con vosotros tres. — Eres una persona ocupada papá, lo entendemos. No eres un mal padre, solo tienes demasiadas responsabilidades. Mi padre tenía cientos de cosas que atender al día. Debía estar pendiente de que todas sus empresas estuvieran en orden, también debía atender a toda la manada y no son nada fáciles. Como en todas partes, hay gorrones y aprovechados. Mi padre es prácticamente como un presidente para la especie de los lobos y eso es un trabajo bastante duro. Al día atiende las necesidades y problemas de cientos de hombres y mujeres lobo. Y como dije, no son personas fáciles. Además de todo eso, tuvo que encargarse solo de tres adolescentes. Creo que no salimos tan mal, después de lo que hemos vivido. — Solo quiero pedirte un favor, Rubí. – Asentí, levantando la barbilla para verle. – Cuidate y no hagas algo así de nuevo. Eres la futura alfa y debes cuidar tu salud y tomar algo así, podría darte problemas de fertilidad en un futuro. Como le pasó a Ari. — ¿Ari? ¿Ella…? — Ari no puede tener hijos. Por eso no puede ser alfa. Para los lobos la fertilidad es lo primordial. Un lobo no es nada sin manada. ¿La actitud de Ari tiene algo que ver con esto? Puede que el cúmulo de cosas que nos han pasado a los Wolf, nos haya dejado varados a la deriva y sin un rumbo que tomar. En el trayecto a casa no hable más, me sentía mal por mi hermana. Es algo que creo que si mamá hubiera estado, nos hubiera ayudado a ambas. ¿Y si yo también me quedo infertil? Ya tuve un aborto y ahora tomé una de esas pastillas… Necesito hacerme una prueba y cerciorarme de ello. Subí directamente a mi habitación y llamé al número que añadí a marcaron rápida. — ¿Rubí? — Luke, te necesito. – de nuevo estaba llorando, esto era horrible. — En menos de veinte minutos estoy allí. – Le escuchaba entrecortado, como si estuviera hablando algo de esfuerzo mientras hablaba. — Gracias, Luke. — Rubí, no llores por favor. Ya voy para tu casa, toma un té relajante y respira. Como hemos hecho las otras veces esta semana. — Está bien, te espero. Tuve que colgar, me sorprendió ver a Izan entrar en mi habitación. Me miró y chasqueó la lengua. — ¿Por qué lloras? No estamos aún en luna de amor. — ¿Puedes cerrar la puta boca y darme un abrazo? El chico entrecerró los ojos, pero terminó abriendo sus brazos. Me aferre a él, echando de menos los abrazos de hermanos que nos dábamos antes. — ¿Puedo quedarme un rato contigo, Rubí? Me sorprendió su pregunta. Hacía tiempo que no interactuamos como hermanos. — Saldré después para hacer una cosa, pero ¿está noche vemos una película? — Suena bien, pero elijo yo. Se te da horrible elegir una y tienes gustos turbios. — Ver series de asesinatos no es turbio. — Ajam… Turbio… – canturreo en un tono divertido. Se lo pase por alto y cerré mis ojos sintiendo el abrazo. — Gracias, Izan. Por un momento creí volver a la época antes del trágico accidente. Cuando los hermanos Wolf éramos unidos y nos teníamos unos a otros. Ahora parece que estemos en una constante guerra.
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