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1412 Words
Por la mañana temprano salí rápido de casa de Rubí, me crucé con el señor Wolf. Él me saludó de forma amable. Sinceramente pensé que le molestaría saber que pase la noche en su casa y con su hija. Cuando salí de la casa de los Wolf, me dirije directamente a por Kim Nam. Debía ir al club e interrogar a Jack para saber el paradero de Kim Nam, alias; El hijo de puta que se va a comer mi puño. Un alias un poco largo. En realidad lo conocen por ‐El camello‐ del barrio. Nombre demasiado predecible, prefiero el mío. Tuve que ir en autobús, para llegar a mi casa, antes que nada. Debía ver que Jae estaba bien y si mi madre había vuelto a casa anoche. Últimamente mi padre está bastante tranquilo en cuanto a nosotros dos y eso me preocupa. Si no nos molesta a nosotros, seguramente se lo esté haciendo a ella. O hayan llegado a algún trato que seguramente no acepte yo. Jae se acaba de levantar, venía frotandose los ojos mientras bostezaba. — ¿Dónde dormiste? – Preguntó tomando asiento en el sofá. — En casa de Rubí. ¿Mamá llegó anoche? El rubio negó — Solo estuvo Geum un rato anoche. Dijo que estaría unos días sin aparecer por aquí, tiene una semana horrible de exámenes. — Lo entiendo. Estaré fuera el día de hoy, ¿qué vas a hacer? — Creo que me quedaré en casa de la señora Do. Kyung y yo vamos a estudiar después en la biblioteca. Le llevaré a la biblioteca privada del Goya, voy a colarle. — Woh que malote… Cuidado, seguro te detienen. Mi sarcasmo molesto al pequeño rubio, quien se cruzó de brazos. — Eres idiota. — Ya no me insultes mocoso. Llegaré tarde a casa. — Eso si es que llegas, te quedarás en casa de Rubí comiéndole la boca. — No lo niego, y no es lo único que como. Me voy mocoso, cuando llegue mamá, mándame un mensaje. Me despedí de él, con un simple gesto de mano y salí del apartamento. Me encamine al club, no avise a nadie de que iría, debo pillarlos por sorpresa. Entre por los pasadizos de la pastelería de la abuela Jung. Y fui directo al camerino de las chicas, Jack siempre que puede está allí. Es un pervertido de primera. Y no me equivocaba, hay estaba el muy idiota coqueteando con Jinho. Es tan imbécil que lleva detrás de ella más de tres años y no se atreve a decirle que le gusta. Y su orgullo de hombre, no acepta el trabajo de Jinho. Como si a ella le gustará tener que soportar que hombres la toquen. Sin duda Jack, es estúpido. Fui hasta él y lo agarré del cuello de su estúpida camisa hawaiana. Lo estampe contra la pared, consiguiendo la mirada de todas las chicas que estaban allí. — ¡Hey, hey, tranquilo tío! – mostraba las palmas de sus manos en son de paz. Me importaba una mierda. — ¿¡Dónde está el hijo de puta de Kim!? — No lo sé hermano, relájate. Lo estampe de nuevo contra la pared, el chico soltó un quejido de dolor. Poco me importó. — Te lo voy a repetir, porque creo que tu estúpido cerebro no llega a procesarlo.¿¡Donde mierda esta Nam!? — ¡Con Hoon-ha! Se están liando en uno de los reservados. Solté al chico bruscamente y salí a toda prisa del camerino. Me metí en el largo pasillo de los reservados y fui abriendo puerta por puerta, interrumpiendo a varios clientes teniendo sexo. Ojalá olvidé la mayoría de las escenas que estoy viendo. Abrí la puerta 213 y pude ver a Kim Nam en una postura muy poco agradable a mi vista. Tanto el chico, como la tipa que tenía a cuatro patas me miraron. — ¿¡Qué mierda te pasa, Min!? – Su tono de indignación me molestaba y enfadaba más. Use mi velocidad vampírica para estamparlo contra la pared. El chico de piel bronceada cayó al suelo desnudo. Esto estaba siendo denigrante e incómodo. La tipa salió en cuanto vio la escenita que íbamos a montar. Deje que él se pusiera unos pantalones. Me incomodaba que tuviera su cosita al aire. No soy un perturbado, si vamos a pelear, debe ser decentemente. — ¿¡Qué mierda quieres!? ¿¡No ves que estaba ocupado mocoso de mierda!? Lo volví a agarrar por el cuello, estampado de espalda contra la pared. — ¡Callate! Yo soy el que hace las preguntas ¿¿me escuchas?? — No me toques los huevos, Min. Ya me jodiste un polvo, no me vas a joder más. Se soltó de mi agarré y me empujó bruscamente. Comenzamos una pelea bastante brusca, pero ridícula. Estaba estampado en el suelo, con Nam encima y con sus manos en mi cuello. Estaba sangrando por la nariz y el moreno por la boca. Ambos nos desconcentramos al escuchar como sonaba mi teléfono. Lo agarré como pude y respondí. Le pedí con la mirada a Namjoon que me dejara hablar. — ¿Rubí? — Luke, te necesito. – dijo en un tono de súplica. Ella no está en su mejor momento, sus emociones están súper revolucionadas. Nunca se conque me sorprenderá. — En menos de veinte minutos estoy allí. – mi voz sonó entrecortada, al tener aún las manos de Nam en el cuello haciendo presión. — Gracias, Luke. – Sentí como su voz se fue rompiendo. De nuevo está llorando. Es comprensible, estuve leyendo un poco del tema. Por suerte esto pronto pasará y podremos centrarnos más en lo que pasó con Georgina. — Rubí, no llores por favor. Ya voy para tu casa, toma un té relajante y respira. Como hemos hecho las otras veces. — Está bien, te espero. La chica colgó el teléfono, dejé el móvil a un lado y me centré en Nam. Quien ahora estaba distraído por lo sucedido. Lo empuje quedando yo ahora encima. — ¿Quién narices te compró éxtasis en la fiesta de Georgina? — ¿Extasis? – Pregunto confundido. — Si ¿¡Quién mierda te lo compro!? — Fue el vampiro, ese que es de tu clase. Venía con otro chico. Uno moreno con el pelo así un poco a lo Justin Bieber. — Sam… Esos hijos de puta traman algo. No les vuelvas a vender una mierda, o le diré a mi padre que estás vendiendo en el Goya. Dicho eso salí a toda prisa del club, debía contarle esto a Rubí. Mientras esperaba el autobús, llamé a Zack con desespero porque tardó en responder el idiota. — ¿Si? — ¿¡Cómo qué si!? ¡Contesta el puto teléfono zorro de mierda! – grité molesto. Me di cuenta que la mayoría de personas del autobús me miraban. Sentí mucha vergüenza, me disculpé haciendo una reverencia. — Ay ya, no grites, estaba en medio de una partida de carreras en GTA muy importante. — Se quien compró el éxtasis para dárselo a Rubí. – hable sin tapujos. — ¿Qué? ¿¿Quién fue?? — Ve a casa de Rubí, hablaremos allí. No dije más, ya que directamente le colgué. Tarde quince minutos en llegar a casa de Rubí. Cuando ya estaba en la entrada de su casa, me crucé con Ari. La chica me miró chasqueando su lengua. — Lástima que seas un vampiro, no estás tan mal. –Se hizo a un lado para dejarme entrar– Rubí no tiene mal gusto, pero tienes un fuerte contrincante… — ¿Contrincante? –Pregunté mientras me quitaba los zapatos en la entrada. Cuando está el señor Wolf siempre me quitó los zapatos en la entrada y los dejó con los suyos. Así deduzco si él está o no. Si están los zapatos, es porque el señor Wolf está en casa. — Jeon Jonan, va detrás de Rubí, ya deberías saberlo. Justo ahora está aquí, con mi padre en la sala… – Me sorprendió cuando la chica se tomó la libertad de agarrar mi brazo y tirar de mí – Creo que a Jeon le gustará verte. Su sonrisa maliciosa me dejaba en claro que le encanta ver el mundo arder y que por eso me lleva directamente con mi contrincante. Porque si, si era mi contrincante. Creo que ya es obvio que me atrae Rubí y Jonan simplemente sobra.
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