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1159 Words
Mi padre fue el primero en levantarse de la mesa, después de haber comido el pastel de arroz que trajo el chico de tez pálida. Cuando él se alejó y salió del comedor, fue cuando empecé a sentirme acosada con mis hermanos. Luke había ido al baño y estaba sola con ellos. — Eres estúpida, conseguirás que el becado termine como Sanghyun. ¿Tan complicado es para tu cerebro entender que no puedes acercarte a él? – comentó Ari, llena de rencor. No entiendo su odio hacia las personas con pocos recursos o que se ganan la vida con esfuerzo. Ella no sabe lo que es eso. — Tan complicado es de entender que me importa tres aceitunas lo que digas. – intentaba mantenerme impasible. — No sólo nos jode su presencia, nos preocupamos por ti, Rubí. No pude aguantarme la risa sarcástica. Me levanté de la mesa bruscamente y les señale con el dedo incide. — Vosotros me habéis jodido la vida, Sanghyun estaría vivo, si vosotros no os hubierais metido. Por favor, déjame en paz. Dicho eso, salí del comedor en busca del chico. Lo vi en el pasillo, observando el enorme retrato familiar de hace diez años. En ese entonces, todos éramos felices. — Antes todo parecía más fácil... – Comenté. El chico reparó en mí, le hice un gesto para que me siguiera. Los dos subimos escaleras arriba y entramos en mi habitación. Le señalé la cama para que tomará asiento, mientras él se acomodaba en mi cama, yo rebuscada en mi Macbook. — ¿Qué estás buscando? – Preguntó con curiosidad. — Tu atuendo de esta noche. Debemos ir de compras – me giré para verle mejor, el chico arrugó su nariz en desaprobación – si, hace falta ir de compras. — No es necesario comprar nada... — p**o yo, no te preocupes. También debo ir a recoger un par de cosas para esta noche. ¿Quieres cambiarte o irás con el uniforme? — Ahora mismo siento que eres mi Sugar Mommy. No pude evitar sonreír ante tal apodo. Me adentre en mi vestidor y me cambié de atuendo. Seguramente me encontraré con las chicas en las tiendas caras. Así que, debía llevar un atuendo adecuado. Constaba de una falda corta, diría que bastante corta. Pero así son los estándares de belleza aquí, adoran las faldas ultra cortas y las piernas largas. Me puse una camiseta blanca, que hacía juego con la falda gris y negra a cuadros y unos zapatos altos. Salí del vestidor, viendo al chico cotillear toda mi habitación. Se centró en mí y me observó de arriba abajo. — Tu estilo es muy de Sugar Mommy. – se atrevió a decir cruzando sus brazos y sonriendo de forma traviesa. — Obvio, lleva mi bolso. No me gusta llevarlos, pero si que alguien me los lleve. — Claro, a sus órdenes, Mommy. – Su tono de voz era superior a mi. No sabía cómo podría atraerme tanto con decir una simple frase. Le pasé mi bolso n***o, mientras rodaba los ojos. Admito que me gusto el apodo, y más escucharlo de su boca. Salimos de mi habitación en cuanto arreglé mi maquillaje y pelo. En la sala me encontré de lleno con mi padre e Izan, los dos nos miraron. A mi padre le hizo gracia ver al pelinegro con mi bolso colgando de su cuello, por si sonrisa divertida. Sin embargo, mi hermano se cruza al instante de brazos. — ¿A dónde tan elegantes? – El tono divertido de mi padre no podía faltar. — Iremos a comprar los trajes para esta noche, no volveré tarde, lo prometo. – afirme, mientras le daba un pequeño abrazo — Lo dudo, Rubí. No eres de las que llega a la hora esperada. – quería pegar a mi hermano, estaba dispuesta a ello. Pero mi padre interrumpió hablando. Señaló a Yoongi primero. — Confío en que la traigas a casa, antes de las siete, joven Min. Rubí tiende a distraerse muy fácilmente, sobre todo si ve una heladería o una tienda de animales. — ¿¡Quién puede resistirse a unos perritos!? – intenté defenderme, pero solo les hice más gracia. Agarré el brazo del chico dispuesta a irme, a este paso no me daría tiempo a preparar todo para esta noche. — ¡Suerte, joven Min! – gritó mi padre a nuestras espaldas. Luke le hizo un gesto con la mano que tenía libre y terminamos saliendo de mi casa. Montamos de nuevo en mi coche y puse la dirección de la tienda en el GPS. Diría que no me gustan las compras, pero si me gustan. No las de ropa, me gusta comprar decoraciones estúpidas y tiernas. Me gusta la moda, pero no es algo que me apasione. Ojalá pudiera ir todo el día con mi pijama de seda y mis zapatillas de conejitos. Pero tengo una imagen que mantener. — ¿Voy a tener que llevar traje? Nunca fui a una gala de gente rica. — Me temo que sí, la gala es para donar dinero a los niños con cáncer y a las mujeres que sufren cáncer de mama. Mi padre y yo solemos crear bastantes galas benéficas. — Cada vez me sorprendes más, Mommy. — Cómo me sigas diciendo Sugar Mommy, voy a empezar a creérmelo. — Pues deberías creertelo, porque prácticamente lo eres, solo falta el sexo. — Eres mayor que yo, así que... — Entonces eres mi Sugar baby ¿así se dice? – me hacía gracia como acariciaba mi bolso de terciopelo n***o. Pareciera que fuera un gato y él un villano. — no lo sé, no estoy familiarizada con esos términos. Pero me gustaba que me llamará así, era agradable para mí, que él me hubiera puesto un apodo. Llegamos a la primera tienda, le dejé las llaves de mi Porsche Cayenne al aparcacoches de la tienda. El chico me seguía los talones, con mi bolso colgando de su cuello. Llevaba las manos en los bolsillos y caminaba despreocupado. Me hacía gracia su actitud. En cuanto entramos, la encargada de la tienda vino hasta nosotros. Me hizo una reverencia y nos dijo que la siguiéramos. Al primero que vestiría, sería al chico. Le quité el bolso al chico y tomé asiento en el sofá de terciopelo rosa. — ¿Me acompaña, joven? — ¿Yo? El problema se veía desubicado, no era un ambiente al que estaba acostumbrado. — Min, acompaña a la señorita al probador. Quiero ver cual traje es más adecuado para la gala. — ¿Quieres que modele para ti? Está bien, Mommy. – Su tono seductor y su sonrisa traviesa me atacaban fuertemente. La joven encargada no sabía dónde meterse de la vergüenza y yo estaba totalmente igual que esa joven. Mis mejillas ardían y sentía un calor intenso por todo mi cuerpo, mientras él se alejaba a paso despreocupado, hacia el probador. Min Luke, es todo un travieso...
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