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1840 Words
Me quedé atónita. ¿Cómo qué clase de anatomía? ¿Qué pretende? Aparte mi vista a toda prisa cuando se quitó los pantalones. Por primera vez, yo, Rubí, me sentí avergonzada. — ¿¡Qué haces!? – exclamé espantada mientras me tapaba los ojos con la mano. — Oh vamos Rubí, déjate llevar. No sabía a qué se refería con "déjate llevar" hasta que sentí como puso mis manos sobre su torso desnudo. — Yo-o no se que hacer… — No debes hacer nada, solo dejarte llevar… Respondeme esta pregunta. ¿Con Jonan ibais directos al lío? — Siempre fue sexo básico. — Jonan es un aburrido. Es malo no comprender tu cuerpo y saber lo que te gusta y lo que no… Primera prueba de que ustedes dos no tenían futuro como pareja. Así es como los matrimonios se destruyen, ya que se quedan estancados en lo básico y terminan aburridos. Algo lógico. Eso era bastante cierto, mi relación con Jonan se basaba en seguir sus indicaciones y no solo en lo s****l. — Bien, confiare en ti. Pero espero que te curres una bonita cita, porque aún no eres mi pareja, joven Min. — Prometo preparar algo "especial" para los dos. – sonrió, para después levantar ligeramente mi barbilla y besarme de forma lenta y ardiente. Sus labios parecían haber sido hechos para encajar con los míos, algo que nunca sentí con Jonan. Lo que me dejaba en claro, que estaba completamente loca por el chico misterioso de tez pálida. Ambos nos dejamos llevar por un buen rato, era una especie de juego de caricias y besos, sin llegar a algo más serio. Eso lo agradecía, el era bastante respetuoso en cuanto a lo que yo estaba preparada o no. La verdad fue todo un reto para ambos. Ya que los dos terminamos desnudos, pero jamás me sentí incómoda o él intentó ir a algo más. Respetó mi decisión de no hacerlo. Esa noche se nos olvidó hablar de Jonan y el domingo desperté bastante tarde, Luke ya no estaba en la cama. Y según la señora Ahn salió temprano al club para reunirse con su padre. Eso me inquietaba. Me di una ducha rápida y me puse algo cómodo para ponerme a estudiar. Pero una llamada me desconcentro. No tardé en contestar. 《— Rubí estás libre ahora? – preguntó Zack en un tono nervioso. 《— si claro, ¿necesitas hablar? 》 Él se quedó en silencio, mientras su respiración estaba agitada. 《— ¿¿Puedes venir a mi casa?? 》 《— Bien, en diez minutos estaré allí. – comenté mientras agarraba mi bolso rápidamente. 《— No tardes por favor, tenemos hasta las dos para hacer lo que él dice o hará daño a mi perrito.》 Sus palabras me inquietaron. Se lo que le importa su perro a Zack, es su mejor amigo. Y deduzco que quien tiene a su perrito es H. ¿Quién más querría hacernos daño? Me despedí rápidamente de la señora Ahn y salí de la casa de los Min. Subí a mi coche y puse la dirección que me envió Zack en el GPS. Tardé varios minutos en llegar, resulta que vive muy cerca del Goya, justo enfrente del parque que hay delante del Goya, está su casa. Deje el coche en la puerta de su casa y baje. El ya me estaba esperando en la puerta, entré a toda prisa. Pero me crucé con la señora Kim y la pequeña Hana. La hermana pequeña de Zack. — Oh Rubí, me alegro de verte por aquí. Siéntete cómoda en casa y si necesitas algo no dudes en pedirlo. La señora Kim fue la mujer que me atendió y llevo mi historial médico cuando aborte. Por lo que es ligeramente incómodo vernos, más que nada por el mal recuerdo. Asentí a sus palabras haciendo una leve reverencia. La mujer llevaba su bata de médico, y la niña su mochila de clase, lo que me deja en claro que acaban de llegar a casa. — ¿Zackie y Tannie? – preguntó la niña de diez años. — Lo lleve a la peluquería, Hannie. – revolvió el cabello de la niña y este se alejó con su madre, hacia la cocina. El chico tiró de mi brazo escaleras arriba, me adentro en su habitación y cerró con pestillo. Me tomé la libertad de observar su habitación. Tonos blancos, grises y naranjas adornaban su habitación, muy minimalista. Junto a la enorme cristalera había un caballete con un lienzo a medio pintar. Juraría que estaba pintando a Tannie paseando en la calle. Su estantería contaba con varios vasos decorativos llenos de pinceles y pinturas. Además de alguna planta decorativa y peluches. A Zack le gustan mucho los peluches. Junto a su armario tiene la funda de su saxofón, sé que lo toca desde pequeño. Su armario estaba abierto, sus camisas coloridas y sus corbatas eran muy llamativas. Tome asiento en su cama, él por el contrario se quedó de pie, mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, nervioso. — Necesito encontrar a Tannie si o si. — Lo encontraremos. ¿Qué te envío? — Me mandó una foto de Tannie en una jaula en lo que parece ser un desguace o algo así – se desesperó. — ¿Pero por qué se lo llevó? No lo entiendo. — Según él, no le estamos haciendo caso. Se está aburriendo de nosotros y quiere jugar más en serio, eso me dijo. Y luego me pidió que me juntará contigo y te lo contara. — Ya me lo has contado, ¿ahora que? ¿Qué se supone que debemos hacer? Ya me está tocando los ovarios el tipo este de las narices. — Debemos esperar su próximo mensaje. – justo al terminar su frase, sonó la notificación de su teléfono. Ambos nos miramos sin saber qué hacer ¿lo miramos? Nos da miedo hacerlo. El chico de cabello castaño levantó la mano en la que tenía el teléfono y me lo tendió, para que lo leyera yo. Su mano temblaba y la incertidumbre en su cara era muy evidente. Agarré su teléfono, mientras él tomaba asiento a mi lado. Deslice mi dedo en su pantalla y entré en el chat. H [ Rubí, me alegro de poder hablarte de nuevo.] 13:03 Me asustó que supiera que yo tenía el teléfono. Miré a Zack, quien se mordía el labio inferior, nervioso. [Mi siguiente paso a seguir, es traer a Jeon Jonan. Me encantaría tener una reunión con todos mis juguetes.] 13:04 [¿Qué quieres de nosotros? ¿No puedes dejarnos ya en paz??] 13:06 [Querida, esto no va así.] 13:07 [Llama a Jeon Jonan y esperen mis siguientes mensajes… O el pequeño Tannie se divertirá en el cielo de los perritos] 13:09 Le devolví el teléfono a Zack y saqué el mío, para llamar a Jonan. Pero este no respondía ¿Dónde mierda se metió? Seguro sigue dormido el muy idiota. — No responde, Rubí. ¿¿Qué hacemos?? No quiero perder a Tannie… ¡ahg en serio! no puedo más, esto es frustrante. — Tranquilo, iremos a casa de Jonan. Estará allí durmiendo. Estaba decidida en ir a la casa de los jeon, a pesar de saber que no sería muy bienvenida allí. Salimos de la casa de los Kim, despidiéndonos de su madre y subimos a mi coche. Estaba nerviosa de encontrarme de nuevo con las madres de Jonan, estoy segura de que sería incómodo. Sobre todo por Sunhoo, esa mujer me odia. Apenas tardamos en llegar a su casa, de hecho el camino se me hizo súper corto. Demasiado corto. Ambos bajamos del coche y maldije por tener llave de su casa y no necesitar llamar. Busqué la llave en mi bolso y cuando la obtuve, abrí la puerta y ambos entramos. Al parecer sus madres no estaban en casa, ya que al llamar a la puerta y al decir sus nombres, nadie respondió. Tiraba de la mano de Zack, para ir escaleras arriba. Cruzamos el gran pasillo y me quedé parada delante de la puerta de Jonan. Miraba atentamente el estúpido letrero que decía J.jonan rodeado de pegatinas de diferentes tipos de deportes. Respire profundamente y entré de golpe en la habitación. Y como deducía, Jonan estaba durmiendo. Fue incómodo verlo dormir, ya que lo hace desnudo, suerte que está durmiendo boca abajo. — ¡Jonan! – grito Zack. El chico que dormía plácidamente se despertó asustado e incorporándose. No me moleste en apartar la vista de él, ya lo había visto todo, no me iba a sorprender a estas alturas. Me crucé de brazos y acomodé bien mi pelo. — ¿¡Qué mierda hacen aquí!? – exclamó con indignación, pero sin tomarse el tiempo de cubrirse. Somos lobos, la desnudez poco nos importa. — Te hemos llamado como diez veces cada uno y no respondías. — Rubí, tengo una resaca de caballo, lo que menos me interesa ahora es aguantarnos a los dos. — H secuestró a mi Tannie. Me importa una mierda los problemas entre ustedes, solo quiero recuperar a mi perro. Así que te vas a ponerte unos putos pantalones, porque es incómodo verte los huevos, jeon. Y vamos a salir a buscar a mi pequeño perro. Zack nos asustó, nunca lo había visto así. Estaba tan serio y enfadado, que era imposible oponerse. Jonan se vistió rápidamente, poniéndose una sudadera negra y unos jeans básicos con roturas en las rodillas. Salimos de su habitación y bajamos a la cocina, pero no contábamos con encontrar a sus dos madres. Sentí la atenta mirada de ambas puesta en mi. — Rubí… que sorpresa verte aquí. – Note la molestia de Sunhoo, definitivamente me odia. — Es bueno verlos a los tres juntos, no sabía que se llevaban bien ustedes dos. – comentó Haneul, mientras señalaba a Zack. – se quedarán a comer ¿cierto? Tenemos algunos temas pendientes. Zack revisó su teléfono, y asintió. Me tocaba comer en casa de los Jeon. Todo estaba siendo muy incómodo. Estaba sentada entre Zack y Jonan en la gran mesa del comedor. Sus dos madres tomaron asiento enfrente de nosotros. Pero todo se tornó más incómodo cuando el timbre de la casa sonó y Ari entró por la puerta. Se unió a la comida. Jonan cambió de asiento, para dejar a Ari a mi lado y él se acomodó entre sus madres. Aproveche que las dos mujeres estaban hablando con su hijo, para susurrar a Ari. — ¿Qué se supone que haces aquí? — Vengo a salvarte el culo. ¿Qué haces tú aquí? — Es por un trabajo de clase… – mentí. Está claro que no iba a contarle lo que estaba pasando. — Rubí, nos gustaría hablar contigo sobre varios temas que nos tienen preocupadas. — ¿Qué las tiene preocupadas? – Pregunté, cruzándome de brazos. — El nieto que no tenemos en brazos, eso nos preocupa y perturba. – se adelantó en decir Sunhoo.
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