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1676 Words
Después de cambiarme y darme una ducha necesaria. Di por finalizada las clases. Iba caminando por el pasillo, vi que mi hermano de nuevo molestaba a Luke. Odio tener los mismos genes que esa rata de cloaca. Antes solía ser un niño adorable, pero todos cambiamos tras la muerte de mi madre y hermano pequeño. Todos fingimos ser alguien, que realmente no somos. ¿Por qué? Supongo que para no parecer débiles a los depredadores de nuestro alrededor y no mostrar nuestros sentimientos. Somos lobos, una especie superior en inteligencia. Pero una especie que conoce dónde están sus límites. Una manada no puede parecer débil, o será su fin. El líder debe tener muy clara su posición, lo primordial es defender a los nuestros. Aunque no todos los lobos son bien enseñados. Y también depende de la r**a. Estaba por acercarme a ellos y dejar en claro a mi hermano, que es un completo imbécil. Pero Kim Zack se acercó a ellos primero. Me tomé el tiempo de observarlos. El zorro de Zack le estaba hablando a mi hermano. Regla número uno, no te creas ni la mitad de lo que te dice un zorro. Son rastreros, egoístas y muy astutos. A no ser que seas su amigo, muy amigo, jamás debes fiarte. El problema es que tienden a manipularte con su don del hablar y su belleza. Decidí que ya era momento de entrar en acción. No me lo pensé más y llegué hasta ellos, sinceramente ignore a mi hermano y al zorro. Me centré en Min Luke, acomode bien el cuello de su camisa sintiendo la atenta mirada de los otros dos. — Siempre tienes descolocada el cuello de la camisa. – Lo mire directamente a los ojos. Me hizo gracia su mueca de no entender nada de lo que estaba pasando, pero le hizo gracia mi actitud, ya que sonrió de lado. — Rubí, haces que me den ganas de arrancarme los ojos. No sé como decirte que te alejas de esta basura. — Me alejaría de la basura que eres tú, pero compartimos casa y familia, triste hermanito. – Le di una leve palmada en la mejilla, mientras le sonreía de forma falsa. – Por cierto, Luke vendrá a comer a casa y también me acompañará a la gala de esta noche. — No sabía que ahora eras parte de la beneficencia, das dinero y comida a los pobres, que lindo de tu parte. – Como decía, un zorro. Ignore por completo a Zack, no ganaba nada respondiendo sus estúpidas palabras. — Al menos yo puedo decir que el dinero de mi casa es ganado con mi propio esfuerzo. Tú no puedes decir lo mismo, Marqués. – Respondió Luke con la cabeza bien alta. Antes de que hablara más, me llevé al chico tirando de su brazo. No rechisto, simplemente camino a mi lado. Ya afuera nos esperaba el pequeño de los Min. Montamos los tres en mi coche, estaba por arrancar, pero no contaba con que Ari subiera a mi coche. — No sabía que ahora eras chófer de la beneficencia, hermanita. – comentó con resquemor. — Tampoco sabía que debía llevarte a algún lado. ¿Qué haces aquí? – Pregunté mientras arrancaba el coche. — Izan se llevará al chófer, y tú igualmente irás a casa. Rodé los ojos mientras comenzaba a conducir, de reojo miraba a los de atrás. Ari observaba con asco al joven chico a su lado. — ¡Hola! Soy Min Jae ¿y tú? – me dio lastima como el joven tuvo que apartar la mano, cuando mi hermana aumentó su cara de asco y se alejó aún más de él. – disculpa, no pretendía molestarte. — Tu siempre presencia me molesta. — ¡Ari! No seas así, por favor. — No vengas ahora de chica que adora ayudar a los pobres, cuando cuando eres igual que yo o eras incluso peor. La culpa de que ahora seas estúpida es de Sanghyun. No podía más con ella. Frene en seco y me giré para enfrentarla. Estaba hasta los cojones de ella, de mi hermano y del idiota de Park Jimmy. — Baja de mi coche. – ordene tajante. — ¿Estás loca? No voy a bajarme. — Te ha dicho que te bajes, no es tan complicado de entender. Tal vez para los ricos, si sea complicado. –Luke intentó ayudarme. — Bien tú ganas, me bajaré. Pero porque yo quiero, no aguanto más el olor a perfume barato. – Se bajó del coche dando un portazo. — Siento su estupidez, es así de nacimiento. En su caso, siempre fue así. Ella no cambió cuando sucedió lo de mi madre, Aria Wolf siempre fue una maldita egocéntrica. Por algo mi padre no quiere que sea la líder de nuestra manada. Es una loba "solitaria" como dice ella, pero realmente es una loba repudiada. Nadie de la manada la quiere como superior, ni siquiera como m*****o. No aporta nada y es irritante. Por esa razón, yo voy directa al trono. Tampoco es que me haga ilusión, no nací para seguir tradiciones. Según espera mi padre, me casaré con un lobo preferiblemente de una mañana coreana, para unificarlas. Sinceramente no sé qué será de mí en un par de años, pero dudo que eso pase. El único lobo que conozco y que sea de Corea, es Jeon Jonan. Y no tengo buena experiencia con él, ya bastante me jodio Los demás del instituto Goya, o son lobos extranjeros o son de otras especies de animales o seres mágicos. — No importa, se ve a simple vista. – comentó, mientras se acomodaba el cinturón mejor. Llegamos a un edificio bastante viejo, en un barrio humilde. Varios niños jugaban en la calle con un balón. Dejé el coche cerca de una pequeña lavandería y bajé junto a los dos Min. Y entramos los tres en el edificio, en el viejo ascensor nos encontramos con una señora de unos setenta años. Conocía a los dos chicos, debía ser su vecina. — Hombre, Luke y Jae, ¿cómo les fue el día? – Preguntó de forma amable la señora. — Bueno, fue un día duro señora Do. ¿Está su hijo Seo? – el pequeño de los Min parece muy curioso y animado, todo lo contrario a Luke. Llegamos a la tercera planta y los cuatro salimos del pequeño ascensor. El pasillo era bastante pequeño y solo había dos puertas. Deduzco que una de la señora Do, como la llamó Jae y la otra de los Min. — Si está en casa, hoy salió antes de clase. Puedes entrar si quieres y quedarte a comer Jae. El joven ni se lo pensó, agarró las llaves y las bolsas que llevaba la señora Do y entró en el apartamento de esta. — ¿Y esta joven tan elegante, Lukie? – me hizo gracia el tono divertido usado por la mujer. — Una compañera de clase, señora Do… – el chico parecía nervioso, no entendía del todo, el porqué. Pero era adorable. Se rascaba la nuca, mientras evitaba mirarme. — Me alegro de que tengas más amigos, aparte de Nam y Jack. Eso dos no son buena influencia. — Yo tampoco soy buena influencia, señora Do. – la señora sonrió como si lo que hubiera hecho el chico fuera lo más gracioso y adorable del mundo. – ¿Puede quedarse con Jae hasta que mi madre vuelva a casa? — Por supuesto. Sabes que puede quedarse conmigo lo que sea necesario. — Gracias, señora Do. La señora asintió, para después despedirse de nosotros con una pequeña reverencia. Entró en su apartamento y yo seguí al chico hasta el interior del suyo. — Hago una llamada y nos vamos. – comentó mientras caminaba por el estrecho pasillo hacia las habitaciones. Observe con detenimiento el lugar. Eran muy, muy pequeñas en comparación a mi casa. Su salón y cocina abierta, eran literalmente como mi habitación en cuanto a espacio y metros cuadrados y yo soy la que tiene la habitación más pequeña en casa. Este lugar a mis hermanos les aterrorizaría, pero a mi, me parece acogedora. El sofá era antiguo, igual que la televisión y los muebles. Me acerqué a una de las estanterías de madera vieja, donde había varias fotos. — ¿Te impresionan las fotos? Me asuste al escucharlo detrás de mí. Me giré sobre mis talones quedando frente a frente y trague en seco por la cercanía. — Pensé que los vampiros no salían en las fotos, escuché que no podían reflejarse por su falta de alma. – comenté desde mi ignorancia. — Y es cierto, pero tengo esto. Este anillo me concede el poder de reflejarme en los espejos y poder salir en las fotos. Fueron un regalo de mi madre, antes de dejarnos. — Pero a tu madre la vimos esta mañana… — Madre de acogida, mi madre biológica murió. Un psicópata la apuñaló con una estaca y después la quemó. Fue traumático, pero ya es agua pasada. Y Haneul cuida bien de nosotros, sin ser un ser sobrenatural. — ouh… Lo siento mucho. — No pasa nada, ya está superado y no tengo sentimientos. Mi lado de humanidad lleva apagado desde que ella murió. En ese entonces tenía siete años y nos tocó vivir con mi padre y su novia humana, que fue más nuestra familia que mi propio padre… Doy gracias de que Haneul apareciera en nuestras vidas, pero me siento culpable de todo lo que tiene que pasar por estar con nosotros. – agarró mi mano y me guío hasta la puerta. – será mejor que nos vayamos ya. No perdamos más el tiempo aquí. Toda su vida me daba curiosidad, el entero me produce curiosidad y ganas de saber más de él. Como cuando ves un capítulo de tu serie favorita y te deja con un final muy interesante y no tienes más capítulos para seguirla, de forma que te toca joderte y esperar a que emitan el siguiente. Así me hacía sentirme Min Luke.
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