35

2713 Words
El chico estuvo algo raro después de que tomara la iniciativa de agradecerle dándole un beso en la mejilla. Sinceramente no pretendía incomodarle. Ya en su casa, me tumbé en su cama, mientras él rebuscaba algo en su chaqueta. Sacó su teléfono y se tumbó a mi lado, pero boca abajo. El ambiente estaba un poco raro, esperaba que poco a poco se arreglará. — Dame tu teléfono, miraremos el mensaje de H. No dije nada, solo le señalé la mesita de noche, donde estaba mi teléfono. Él lo agarró y lo desbloqueo con mi cara. Me quedé mirando al techo, mientras él andaba a su antojo con mi teléfono. Me daba igual que cotilleara, no tengo nada inapropiado… Bueno alguna que otra foto subida de tono, pero a estas alturas no creo que se asustara. Ya me vio desnuda y aún más denigrante, todos me habían visto arrodillada y suplicando ser follada por el tipo que pensaba que era mi amigo. Mi vida es una auténtica mierda, yo soy una mierda. — El mensaje fue borrado, lo borraste. — ¿Lo borre? ¿Por qué haría eso? No llegaba a entender porque lo borraría. ¿Qué me mandó? ¿Qué pasó esa noche? ¿Tengo algo que ver con la muerte de Georgina? — No lo sé, es extraño. El chat está vacío entero, menos el mensaje que dice que lo borraste. — No entiendo… ahg ¡esto es tan frustrante! – me levanté de su cama y empecé a caminar en círculos por la habitación, me estaba empezando a estresar. – ¿¿Y si la maté yo?? ¡Joder, la odiaba! Georgina era una grandísima hija de puta, y hablo de forma literal… que quede claro que respeto el trabajo de su madre. Pero ella era una arpía horrorosa. — Relájate, por favor. – Se levantó de la cama y agarró con fuerza mis manos para frenar me. – Guarda los colmillos, Rubí. — Es que no puedo, no puedo dejar de darle vueltas, me está fallando la respiración y siento que me ahogo, yo no… joder soy una asesina. ¡Soy una– Me vi interrumpida cuando el chico sin previo aviso clavó sus colmillos en mi muñeca. De nuevo volvía a sentir sus colmillos en mi piel, me encantaba sentirlo. Con una de sus manos sujetaba mi muñeca para hacer presión y con la otra que le quedaba libre, rodeaba mi cintura para evitar que me alejara. De un impulso me acomodó en la cama, nunca me acostumbrare a su velocidad vampírica. Se tomó la libertad de acomodarse sobre mi y entre mis piernas, no me incomodaba, ni me molestaba la cercanía con el. Me gustaba. Cuando noto que ya estaba más relajada, sacó sus colmillos de mi piel. Trague en seco, al ver su sonrisa entre seductora y maquiavélica. — Me obligaste a esto, Rubí… ¿Estás mejor? Si, lo estaba. Gracias a él, me sentí mucho más relajada al tener menos energía. — No, aún me siento bastante ahogada. – mentí de forma traviesa. Quería más. El chico me volvió a mostrar sus blancos y afilados colmillos, deseaba tenerlos en mi piel. Agarró de nuevo mi muñeca, pero me negué. — Ahí no… En el cuello, por favor. ¿Qué narices estaba haciendo? Sentía una inmensa necesidad de sentirle de tantas formas diferentes. Él me miró, intentando descifrar mis pensamientos. Aparte mi pelo y le deje plena vista de mi cuello, se que los vampiros adoran alimentarse concretamente del cuello o de otras partes sensibles. Lo investigue. Cerré mis ojos cuando estaba a centímetros de mi cuello, esperaba sentir el pinchazo, pero en lugar de eso, dejó un beso en mi cuello y se acercó a mí oído para susurrar. — No creo que estés preparada para eso. Se apartó un poco, pero muy poco. De forma que cuando giré mi cara, para enfrentarlo, nuestras narices se rozaron y nuestras miradas se encontraron. Sus ojos estaban más oscuros de lo normal y varias venas estaban más pronunciadas en la parte de sus ojeras. Él tenía hambre y quería más, pero prefiere no arriesgarse conmigo. Lástima que yo no tenga nada más que perder, mi vida poco me importa ya. Llevé mis manos a su cuello con sutileza, sin que se diera cuenta y aproveche un despiste de él, para besarlo de forma desesperada. No lo resistía más y estaba harta de quedarme con las ganas esperando que le diera el dichoso pasó. Las mujeres también podemos tomar la iniciativa y no esperar a que un príncipe o caballero inútil, actúe primero. Mis labios se movían de forma salvaje, no pensé que me siguiera el beso y mucho menos que lo intensificará. No tengo palabras para describir lo que estaba sintiendo, pero todo se vino abajo, cuando mi teléfono empezó a sonar y sonar y sonar. Ya debía ser importante, para interrumpir tal momento. El de tez pálida chasqueó la lengua con molestia, mientras alzaba su brazo para agarrar mi teléfono. – Es Zack. – Comentó sin esperar una respuesta por mi parte, ya que directamente contestó y puso el altavoz. — ¿¿Rubí estás bien?? ¿¿Escuchaste lo de Georgina?? Hay un video de ella y nosotros anoche, me lo paso H. Nos quiere incriminar, pero no recuerdo qué estuviéramos con ella, ni siquiera recuerdo qué pasó, desperté en mi coche y con la ropa manchada de sangre, no se que hacer Rubí… – El chico estaba asustado, muy asustado. Podría decir que hasta estaba en estado de pánico. — Zack, soy Min Luke. Mandame la dirección en la que estás, hoy a recogerte. No dijo más, de hecho colgó la llamada. Y se levantó de la cama, no entendí porque se llevaba uno de los cojines. — ¿Vamos a recogerlo? ¿Por qué llevas el cojín así? — En primera, voy. No vamos. Y en segunda, no creo que sea cómodo que veas lo que causaste en mi entrepierna. No pude evitar reírme ante tan revelación por su parte. Sus mejillas se tornaron de un rojizo adorable. Se dio la vuelta rápidamente y entró al baño. Mientras yo sonreía como estúpida, tomé asiento mejor en la cama. A los minutos el salió del baño, se había lavado la cara y acomodado bien su ropa. Reparó en mí de brazos cruzados. — No salgas de mi casa, estaré aquí en menos de veinte minutos, como mucho en media hora. No sé donde mierda estará Zack… me llevó tu teléfono, pero te dejo el mío por si fuera necesario. Agarré el teléfono del chico, en lo que él terminaba de prepararse. — Está bloqueado. – no entendía porqué me lo daba, si estaba bloqueado. — Prueba a desbloquearlo con tu huella, genio. – de nuevo ese tono burlesco, admito que me gusta. Mantenía mi frente arrugada, al no entender porque su teléfono podría desbloquearse con mi huella. — ¿Por qué puedo desbloquearlo? — Porque añadí tu huella, obviamente. – Habló con obviedad, como si fuera algo normal. – Me voy, cualquier cosa llámame de inmediato. Asentí mientras le acompañaba hasta la puerta, el término saliendo sin más. Y me quedé sola en su apartamento. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Cotillear el apartamento o quedarme sentada en el sofá esperando de forma tranquila viendo la televisión? Creo que es obvio que elegí la primera, soy Rubí Wolf, la chica curiosa. Tal vez, demasiado curiosa. Suerte que soy un lobo y no un gato. Me acerqué a la estantería antigua donde tenían varios libros de origen vampírico. Toda especie tiene su historia y los vampiros no son menos. Sus enciclopedias son enormes, cualquiera se lee una. En la estantería también había un par de fotos. Dos con Ahn y otra con la madre biológica de Luke y Jae. Junto a ellos había otro niño más mayor, deduzco que el hermano mayor de Luke, apenas escuche hablar de él en una ocasión. Y no lo he visto en el apartamento a pesar de tener habitación. Me asusté al sentir que me observaban, cuando me giré sobre mis talones, me encontré con la señora Ahn, mirándome con una enorme sonrisa. Deje la foto rápidamente en su lugar, avergonzada y realice una reverencia hacia ella. — Me alegro de verte Rubí, escucho tu llegada, pero no estaba en mi mejor día y no me levanté de la cama. ¿Estuvo aquí todo el rato? ¿Habrá escuchado algo de lo sucedido? Mi vista fue directa a la mesa de la sala, donde había dejado Luke rato antes la caja de la dichosa pastilla. La vista de la mujer fue al mismo sitio y volvió a mi. — No se preocupe, la entiendo. – intenté desviar su atención de la caja. Pero fue en vano, ya que la agarró entre sus manos y leyó con detenimiento. — ¿Ya te hizo efecto? No suelen tardar mucho en dar síntomas. Era cierto que me notaba extraña, ya pasaron tres horas desde que me la tome. No sé exactamente cuánto tarda en hacer efecto, solo sé que pasaré una semana horrible. — Amh… No lo sé. – Era un poco incómodo, más que nada porque esa mujer piensa que me acuesto con su hijo. Qué podía haber pasado después del beso que nos dimos, pero aun no estoy lista para pasar a otra casilla sin estar borracha o drogada. Verdaderamente lo que me asusta y me aterra es tener sentimientos por esa persona y no ser correspondida. No quiero ser solo un objeto s****l, quiero algo real. — Me reconforta que os cuidéis. Sé que puede ser tal vez incómodo para ti, pero si necesitas algo o tienes dudas puedes consultarme… Se como funcionan y obviamente también las he tenido que tomar. Para ser sincera, la señora Ahn me transmitía confianza. Era una persona agradable y sincera ante todo. Si algo no le gustaba, lo decía. — Por ahora no siento más que un dolor de cabeza. – Fui sincera, creo que mejor que ella, nadie me iba a entender. Por lo que escuché de los Min en el club, la señora Ahn fue también una de las chicas y solía ser la bailarina principal. De ahí surgió su relación con el señor Min. Ella dejó su vida allí y se centró en ambos niños, quienes necesitaban una figura materna y paterna, ya que su padre no era ninguna de las dos. Jinho adora hablar y suelta todo lo que sabe. — Hoy no creo que lo sientas mucho, lo peor pasará mañana y los próximos días. — ¿Cuánto dura y qué síntomas da? – Pregunté desde mi ignorancia. Si había leído los efectos secundarios, pero no a todos les pasan. Prefiero tener el punto de vista de alguien que haya pasado por esta situación. — Pues desde 5 a siete días, como hasta dos meses con los síntomas. Depende de la persona y de cómo esté en ese momento su organismo… te diría que los síntomas son leves, pero te mentiría. – Eso me asustó. Y me deja en claro que mi semana será complicada. – Me temo que sentirás horribles mareos y náuseas, tendrás vómitos seguramente continuos, dolores de cabeza constantes… — Comprendo – La corte antes de que me dieran más ganas de tirarme por la ventana – no pensé que sería tan horrible. – Pasar por esto me recordaba lo mal que lo pasé la otra vez. Supongo que esto es como un castigo, el universo y la naturaleza me de en claro que debo cuidarme y no depender de que un idiota recuerde usar un dichoso preservativo. — Es una forma de darte cuenta que debes cuidarte, y hacer más responsable a la gente, supongo… ¿Por qué no pruebas las píldoras anticonceptivas? — No puedo tomarlas, no es aconsejable en mi especie. — Ah cierto… Los lobos son algo complicados y delicados con las medicaciones. Demasiado diría yo. Y si añadimos que para ellos la fertilidad es lo primordial, pues está jodida la cosa. Sinceramente no sé cómo lo hace Ari. La señora Ahn me estuvo hablando de Luke y del pequeño Jae, me contó lo mal que lo pasaron ambos en su niñez y lo agradecida que estaba conmigo por ayudar a Luke. Lo que me llevó a pensar ¿Yo le estoy ayudando? Sinceramente creo que no, el me ayudo a mi, pero yo solo le doy problemas. La mujer sacó algunas cosas para que yo comiera, en lo que esperábamos. Las fotos miramos hacia la puerta, cuando está se abrió. Por ella entró Luke acompañado de un Zack asustado y con su ropa hecha un desastre. Tenía manchas de sangre por toda su camisa, manos y hasta en su cara. La señora Ahn se levantó rápidamente para asegurarse de que el chico estuviera bien. Imite su acción levantándome y acercándome a ellos dos. — ¿¡oh qué le pasó!? — Es por una obra de teatro que estamos dando en clase, ¿verdad Rubí? – se adelantó en decir, mientras agarraba mi brazo. — Si, es por una obra de teatro, vamos a practicar. — ¿Oh y de qué trata? ¿Qué papeles les tocó? — Rubí y yo somos un matrimonio que lleva veinticinco años casados y Zack, es el hijo psicópata de dieciséis años. — Es una obra de teatro que se centra en lo perversas que son las mentes de los adolescentes hoy en día y los problemas que crean las tecnologías en ellos. Los tres me miraron, la señora ahn asintió mientras le daba una leve palmadita a su hijo en la espalda. — Se amable con tus amigos ¿vale? Debo irme, recuerda que Jae debe estar en casa para cenar. El chico de tez pálida asintió, esperando con ansias que la mujer se fuera de casa. Pero esta antes de irse, le dio un tierno beso en la mejilla y se centró en mí. — Puedes quedarte a dormir, para no estar sola en casa. Ya me dijo Luke que tu padre salió de viaje y no creo que sea agradable estar sola. — Todo bien mamá, puedes irte tranquila. – comentó antes de que hablara para agradecer a la mujer. Zack y yo realizamos una pequeña reverencia y nos quedamos mirando como la mujer salía por la puerta. Después de eso, reparé en Zack llevando mis manos a sus mejillas. — ¿¿Estás bien?? Él asintió, mientras me abrazaba y empezaba a llorar de forma desesperada. Esperé a qué se relajará, Luke lo convenció para que se diera una ducha y le prestó ropa. — ¿Qué pudo pasar para que él terminará así? – tenía miedo a lo que pudimos haber hecho la noche de la fiesta. — No tengo idea, pero la sangre que tenía, era sangre real. Puedo diferenciarla, por el olor y es Georgina. Las sirenas huelen a pescado, tú deberías olerlo también. Debería poder olerlo, pero no me tomo el tiempo de hacerlo. A veces siento que mi lado lobo está bastante apartado y apenas sé usarlo. — Tengo miedo, Luke. — Por ahora no podemos dar por hecho nada, hasta que se demuestre lo contrario, Zack y tú son inocentes. Sentí la necesidad de abrazarlo y de buscar consuelo en él. Pero él se mantuvo inerte, estaba pensativo y lo entiendo. Tenemos demasiadas preguntas en el aire. — Sí qué necesitaba una ducha, ya me siento como nuevo. Pero esta ropa es horrible. – Comentó el zorro de Zack. Y digo zorro, porque ahora mismo puedo ver sus orejas y su cola de zorro. Estaba en la medio transformación. — No te quejes encima, bastante que te lo presté y encima me tocó romper los pantalones por tu dichosa cola de zorro. — Ya por favor, no discutan. Zack relájate y vuelve a tu forma normal. — Perdón, no puedo, estoy estresado por lo sucedido y cuando veas el video, te pasará lo mismo. – El chico con orejas de zorro me pasó su teléfono. Luke se acomodó detrás de mí, para tener plena vista al video. Le di al botón para reproducir el video, esperando que no fuera nada que nos pudiera incriminar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD