Le puse la muñeca delante de sus labios, el intento controlarse, pero no pudo. Sus impulsos eran más fuertes que él. Llevo mi mano hasta su boca y con sumo cuidado introdujo sus colmillos en mi piel.
Más que dolor, me producía placer. Echaba mi cabeza hacia atrás, mientras dejaba escapar varios suspiros de placer. Me sentía más débil, pero valía la pena por la inmensa sensación de placer.
El cuerpo empezaba a pesarme, él se dio cuenta al ver como intentaba mantenerme sentada y no caer tumbada en la cama. Aún con sus colmillos en mi piel, se encargó de acomodarme tumbada en la cama. Soltó al fin mi mano y se alejó de la cama. Lo perdí de vista por unos segundos, ya que volvió a velocidad vampírica al instante. Llevaba en la mano una tirita, agarró de nuevo mi brazo, pensé que me pondría la tirita, pero no fue así, no aun.
El cansancio me impedía moverme, así que, estaba a su merced. Se acomodó sobre mí y dejó mi brazo sobre mi cabeza. No entendía qué hacía, pero al sentir de nuevo sus colmillos en mi piel solté un pequeño gemido de dolor, el muy idiota me hizo daño o al estar tan débil, lo notaba más. Estuvo así por varios minutos más, no sé exactamente cuanto, porque estaba más dormida que despierta. Note cómo apartó sus colmillos de mi piel y como acomodó la tirita.
— Sería más cómodo del cuello, pero dejaría una marca muy obvia y creo que varias personas me matarían… hay otras zonas, pero creo que no tenemos tanta confianza, aún.
— Eres como una droga, excitas y a la vez me dejas hecha una mierda.
El chico se tumbó a mi lado, quitándose al fin de encima de mí. – Es bueno saber que te excito, está bien saberlo.
Uno de sus brazos aún se mantenía sobre mi estómago, me gustaba la cercanía entre nosotros y sentir el frío de su cuerpo. Pronto entraríamos en pleno invierno y aun así, estoy segura de que el contacto frío de su cuerpo, seguirá siendo placentero para mi.
Quería hablar y quejarme de él, pero estaba tan cansada que mis ojos se cerraban solos. Lo último que vi, antes de cerrar definitivamente mis ojos, fue al chico dejando un pequeño beso en mi frente.
🥀🗡🥀
Cuando desperté a la mañana siguiente, él ya estaba despierto. Algo bastante lógico, puesto que es un vampiro y un ser nocturno. Debían ser alrededor de las ocho de la mañana, por el sonido de mi alarma.
Mi cabeza descansaba en su estómago, mientras él miraba la televisión. No sé cuanto llevaba con ella encendida. Su espalda alta y su cabeza estaban apoyadas en el respaldo de la cama. Me sentía cansada, aun habiéndome levantado recientemente.
— Tu hermana entró hace media hora, se sorprendió de verme aquí y mal interpretó la situación… Puede que yo tampoco me tomará el tiempo de aclararlo.
— No te preocupes, Ari es así… Muero de hambre.
Me incorporé, pero tuve que volver a sentarme de nuevo en la cama.
— ¿Estás bien? – preguntó ya de pie y a mi lado.
— No se como haces para ir tan rápido… Me duele la cabeza y muero de hambre.
— Vamos a la cocina, debes comer. Seguramente sea por lo de ayer, me excedí, lo siento.
Paso mi brazo por sus hombros, para ayudarme a incorporarme. Con su otro brazo rodeo mi cintura pegándome a él. Conseguimos bajar a la cocina, hoy la casa se sentía muy vacía. Tina y las demás empleadas se fueron con mi padre y las que quedaron seguramente estarán con las compras para esta semana.
Estaba por hablar al chico, quien me acercaba a una de las sillas. Pero Ari se adelantó en hablar, mientras entraba en la cocina.
— No se si alegrarme de que hayas tenido sexo, o asquearme de que sea con el. ¿Tan duro fue que no puedes ni andar? Eres muy exagerada, solo sentirás ardor por ser tu primera vez y ya está.
Jamás había sentido tanta incomodidad y vergüenza en una conversación con mi hermana. Tanto Luke, como yo, nos quedamos mudos. No esperábamos que ella apareciera y mucho menos que dijera algo así. Tomó asiento de forma despreocupada, frente a nosotros.
— ¿Por qué me miras así? – preguntó, mientras sacaba su dichosa lima de uñas y empezaba a limarse las. Lo hace constantemente y me pone de los nervios. – Relájate, no le diré a papá nada. Tu nunca te has chivado de la cantidad de chicos que traje a casa, no seré la que te joda tu primera relación s****l.
— No entiendo porque te importa tanto la vida s****l de tu hermana. – comentó el chico, mientras empezaba a rebuscar en nuestra nevera algo de carne.
— Porque es mi hermana y quiero que disfrute plenamente de su cuerpo. La vida es corta, para ir de santa… Mejor disfrutarlo.
— En lo personal, opino que te metes demasiado en la vida de tu hermana.
— Cómo ya te dije, soy su hermana y me meteré las veces que me de la real gana.
Sinceramente no tenía ganas de meterme y mucho menos de discutir. Solo podía pensar en comer, comer y más comer. Agradecí que qué chico decidiera callar e ignorar a mi hermana. Me preparo bacon para comer, la verdad me daba igual lo que fuera, mientras fuera carne.
Somos una especie carnívora, la carne es muy necesaria en nuestro cuerpo. Necesitamos las vitaminas y proteínas que esta nos da. Una vez a la semana, comemos pescado, porque según mi padre, también nos alimenta bien.
Puede sonar feo, pero lo que más comemos es conejo. Porque es lo que más nos gusta y lo que más comen en general los lobos. A los zorros les pasa lo mismo.
Comí en silencio, bajó la atenta mirada de mi hermana, quien también terminó comiendo lo que preparó Luke. Él la miraba de brazos cruzados, los dos se odian, es evidente.
— Para ser un vampiro sin gusto culinario, cocinas de forma aceptable.
— ¿Eso fue un cumplido?
Seguía manteniéndome en silencio y disfrutando de mi comida. Ari rodó los ojos, para después levantarse.
— Saldré, quedé con alguien. Volveré tarde a casa e Izan está en casa de Yug… Por cierto, Jonan se pasará por casa, dijo que quería hablar contigo y que se pasaría para comer.
— Está bien, puedes irte tranquila.
Volví a mi habitación, junto a Luke. El se acomodó en mi cama, mientras buscaba algo que ponerme.
— Así que… vendrá Jonan. ¿Estás bien con eso? Tengo que ir a recoger a Jae, pero si quieres mando a otra persona por él.
— No te preocupes, vendrá para cualquier tontería que tenga aquí.
Creo que fui algo seca despidiéndome de él, pero quería evitar que Min y Jeon se encontrarán. Y al parecer eso no pasó por milésimas, ya que segundos más tarde de que se fuera Luke, Jonan entró por mi ventana.
— ¿Tan difícil para ti, es comportarte como una persona normal?
— La verdad es que si, no me gustan las puertas y debes admitir que es una entrada original. – Sonreía ampliamente, mientras se dejaba caer en la cama.
— Ya es tu marca, Jonan entras siempre por la ventana. Debía suponer que entrarías por ahí… ¿Qué es lo que quieres?
Me puse a recoger mi habitación, bajó su atenta mirada. Sinceramente me ponía nerviosa tenerlo aquí. Sigue habiendo una tensión extraña entre nosotros y no sé cómo debería comportarme con él.
— No recordaba lo bien que te quedaban los pijamas… – Comentó de forma traviesa, consiguiendo hacerme ruborizar.
— Jonan… No digas tonterías. – Le encare de brazos cruzados, él sonreía de forma pilla.
No puedo negar que su sonrisa es adorable, pero estoy enfadada, muy enfadada con él. No puedo mostrarme débil ante él.
— No son tonterías, es lo que pienso.
— ¿Para qué has venido, Jonan? – quise ir al grano, para que se fuera cuanto antes.
— Estoy haciendo pellas, me escapé de mi entrenamiento y decidí venir aquí, que es…
— El sitio al que vas, siempre que te escapas – Continúe su frase. – ¿Por qué te escapaste?
— Me siento un poco agobiado. Los estudios, los entrenamientos, ser el hijo perfecto en casa y no poder hablar contigo como antes, me tienen bien jodido.
— Tú mismo jodiste nuestra amistad.
— Si y no, te recuerdo que para crear vida, se necesitan dos personas.
— Y para mantener esa vida, también. ¿Tú estuviste? No, no estuviste. – me adelante para aclararlo. – Me dejaste sola, cuando más te necesitaba… no como pareja o padre del bebé, te necesitaba como mi mejor amigo de la infancia y como apoyo… Pero no estuviste y eso que yo estuve para ti, siempre.
Me adentre en mi vestidor, sin esperar a que él hablara. Sabía que se había levantado y que me seguiría. Agarré una toalla y salí de nuevo de mi habitación, con él siguiéndole los talones. Llegué a la piscina climatizada, suelo venir aquí cuando me siento agobiada. Me relaja meter los pies en el agua y mirar el jardín donde suelen jugar los perros.
Me acomode con los pies en el agua, el chico imitó mi acción, acomodándose a mi lado.
— Estás igual de agobiada que yo… Rubí, en serio no se como disculparme por lo sucedido. Nunca fue mi intención dejarte aquí, simplemente me vi obligado a hacerlo.
— Es mejor que dejemos la conversación ahí, si no queremos terminar aún peor, Jonan.
— Es que en serio Rubí, yo no quería irme… Nunca debí hacer caso a mi madre, pero estaba asustado por todo lo que vivimos en tan poco tiempo, que no supe qué más hacer.
Cuando dijo madre se me vino a la cabeza Yu Sunhoo, ya que es a la que suele llamar madre. Su fuera Jeon Haneul, uniera dicho, mamá. Es una forma de diferenciarlas que suele utilizar el.
— ¿Por qué te envío a Busan? – Necesitaba respuestas a su huida.
— No sé de qué forma, ni cómo se enteró de que estabas embarazada. Decidió que lo mejor para mí carrera era seguir adelante fuera de todo lo que fuera un impedimento o estorbo. Y además teníamos las constantes visitas de la policía por la muerte de Sanghyun y por la muerte de tu madre y hermano… Era todo tan estresante, más sabiendo que tú podías haber ido en ese coche y no estuviste porque te pedí una cita. – apoyó sus manos en el suelo dejando todo su peso sobre estas. Miraba atentamente el agua de la piscina, mientras sus pies se balanceadas creando pequeñas olas.
— Ese día me sentí utilizada por ti, llevabas días sin hablarme… y vi que solo habías quedado conmigo para acostarnos.
— Lo siento. En ese entonces no era consciente de lo que estábamos viviendo. Y no me di cuenta de ello, hasta que nos interrumpieron llamando a tu teléfono para dar la noticia del accidente. – dejo de mirar al agua, para centrarse en mí. Agaché la cabeza al no poder aguantar su mirada.
— Aún me siento mal, al recordarlo… Estábamos teniendo sexo en tu coche, mientras mi madre y hermano se precipitaban por un puente. No puedo evitar sentirme culpable.
— Tu no tienes la culpa, Rubí. Fue un accidente.
— Sabes que discutí antes de que ella saliera con el coche. Lo escuchaste, ella estaba enfadada conmigo.
— Es normal, Rubí. Yo discuto con mis madres constantemente, es lógico discutir cuando conviven con otras personas. Tú no tienes más culpa, Rubí. Fue un accidente, un terrible accidente...