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954 Words
Durante estos quince días estuve lleno todos los días a casa de los Wolf, para hacerle compañía a Rubí. Trabajaba todas las tardes, así que llegaba para la hora de la cena. Algunas veces llevaba la comida y otras veces ella se encargaba de que Tina –a quien tuve el honor de conocer– nos subía la cena a la habitación de la chica. Estaba terminando mi turno en el club, limpiaba un par de mesas y solo me quedaba limpiar la barra. — Min – Nam pronunció mi apellido mientras se acercaba a mi a paso rápido. – Vete ya, largo, sal antes de que venga el. — No le tengo miedo, Nam. — Pues deberías. Sigue molesto por lo que causaste ayer y viene directo a por ti. — Solo defendí a mi madre de uno de sus tantos clientes borrachos, quiera él o no, lo haré las veces que haga falta. – no aparte mi vista de la mesa que seguía limpiando con un trapo húmedo. — Luke hermano, te entiendo. Yo también lo haría, pero vete rápido, por favor. Estaba por responderle, guardó sentí como agarraba mi brazo bruscamente y me guiaban al despacho de mi padre. El tipo me soltó y me empujó haciéndome caer al suelo a los pies de mi padre. Este se mantenía de brazos cruzados, con su estúpido traje de marca. Me levanté con la cabeza bien alta, aun sabiendo que de aquí saldría bastante mal. Ya puedo confirmar que mi humanidad volvió, puedo sentir miedo. Tengo miedo. — Eres un niñato de mierda, en serio no entiendo como pude tener hijos tan estúpidos. Uno me salió imbécil y el otro gay, esto es vergonzoso para mi. La culpa la tiene tu madre, esa zorra está bien muerta, así se libra de aguantarlos. Me mantenía en silencio, decir algo seguramente me mataría y debo estar para Jae y Ahn. Aguante firme el primer golpe que me dio en la mejilla. — Solo pido respeto, ¿tan complicado es para ti, Luke? Si te digo que beses mis zapatos, los besas. Si te digo que limpies el suelo con la lengua lo haces. ¿Entiendes o tú cerebro se contagió de niño mimado? Me debes respeto, gracias a mi vives Me aguante otros tres golpes, los primeros de muchos. No podría quejarme, solo aguantar lo posible. Punto de vista de Rubí Estaba tranquila en la habitación, ya solo me quedaba esta noche, para terminar los quince días de luna de amor. Hoy me sentía en un sube y baja de emociones, esperaba ansiosa la llegada de Min Luke. Y también tenía hambre, le estaba esperando para cenar. Daba vueltas de un lado a otro de la habitación, sin duda estaba mucho más alterada que otros días. La puerta de la habitación se abrió, por ella apareció Tina y segundos después Luke. Lo que me asustó fue ver su estado. Inmediatamente me acerqué a él más que sorprendida por sus marcas en la piel. — ¿¡Qué te pasó!? No obtuve respuesta de él, solo un fuerte gemido de dolor al ayudarlo a sentarse en mi cama. — Eso mismo le pregunté, señorita y solo me dijo que lo trajera aquí. – Dejo una pequeña caja en mi cama – Subí el botiquín, los dejaré solos. Si necesitan algo, solo háganmelo saber. La mujer salió de mi habitación, dejándome sola con el chico. No sabía qué hacer y a nada que lo tocaba, se quejaba de dolor. — Yo lo siento… ¿Cómo te pasó esto? ¿Por qué no se curan tus heridas? — No se curan tan rápido, porque me las hizo un vampiro de rango superior. Tardan más en curar. El chico levantó su camisa, para revisar su torso. Mis ojos se abrieron de más, al ver sus moratones y marcas. — Dios, ¿¡pero por qué te hicieron esto!? ¿¿Quién querría hacerte daño?? — Fue mi padre. – Él sintió mi enfado – Pero eso no importa ahora mismo. – Se apresuró en decir. – Solo necesito relajarme y sangre, ¿puedes pedirle a Jae que traiga sangre, por favor? — Tardará demasiado en venir, toma la mía. Dijiste que mi sangre era buena ¿no? — No quiero hacerte daño Rubí y tomar sangre de una persona crea un lazo. – seguía negándose a pesar de verse horrible. — Me da igual, somos amigos. Tu me ayudaste durante estos quince días, te lo debo. No me lo pensé mucho, saque las garras de mi mano derecha e hice un pequeño corte rápido en mi muñeca, para después ponerlo directamente en su boca. El no pudo resistir sus impulsos más primitivos y terminó cediendo. Se sentía extraño, no llegaba a doler, pero sentía un cosquilleo fuerte en la muñeca. Lo cierto era que sentía como me iba debilitando conforme el succionaba. No puedo mentir, me gustaba la sensación de sus colmillos en mi piel. El chico supo cuando parar, su aspecto estaba mucho mejor, pero yo me sentí muy agotada. Mi cuerpo pesaba y tenía sueño, demasiado sueño. ☆│☆│☆ Desperté lentamente y perezosamente. Mis ojos aún pesaban, pero estaba tumbada en la cama, eso lo podía notar. Abrí lentamente mis ojos, todo estaba oscuro, pero mi visión nocturna de lobo me permitía ver mejor en la oscuridad. No sabía qué hora era, pero debía ser de madrugada. A mi lado descansaba el chico, dormía plácidamente. Y eso me reconfortaba. No me importó que durmiera aquí, de hecho me gustó compartir la cama tan grande. Los lobos siempre buscamos dormir acompañados, por algo vivimos en manadas. Me acerqué más a él, en busca del frío de su temperatura corporal.
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