La mañana siguiente cuando desperté, el chico ya estaba despierto. Me miraba atentamente ¿Cuánto tiempo lleva así?
Me fijé con detalle en que ya no tenía las horribles marcas en la piel, se había curado por lo menos la mayoría de sus hematomas.
— ¿Estás mejor? – Pregunté con sutileza.
El dejó escapar un largo suspiró – Estoy bien, pero no deberías haberlo hecho, Rubí.
— Estabas mal y necesitabas ayuda. Lo volvería hacer diez veces más. – Fui totalmente sincera.
Los dos nos quedamos en silencio mirándonos. Perdí la noción del tiempo y el silencio en el que estábamos era realmente cómodo, si no fuera porque mi alarma no dejaba de sonar y ya íbamos tarde a clase.
Nos levantamos, en mi caso me cambié en mi vestidor y me puse el uniforme. Al chico tuve que dejarle uno de mi hermano. Dudo que mi hermano se de cuenta, tiene cientos de uniformes porque el muy idiota los mancha siempre.
Llegamos tarde a clase, tanto que interrumpimos la clase de biología. Tomamos asiento en clase, mientras nos regañaba el profesor Soo. Sinceramente lo ignore, ese hombre es literalmente un buitre. La clase continuó, mientras nos tiraba indirectas a cada rato por nuestra interrupción en clase. Además de aguantar eso, sentía las miradas de la mayoría y eso me incomodaba muchísimo.
Agradecí que la clase terminará, fui a salir de clase, pero el profesor nos frenó el paso a Luke y a mi.
— Alto ahí los dos. En primera, están castigados. En segunda, ambos interrumpieron mi clase y llegaron de forma impresentable. Sus zapatos no son admisibles, joven Min y usted, señorita Wolf, haga el favor de acomodar su camisa adecuadamente. – Nos señalaba constantemente con el dedo, mientras hablaba.
— Disculpe profesor Soo, yo tuve la culpa. – Me adelante en decir.
— Señorita Wolf, me está defraudando desde su inicio de curso. Antes no era así. Estarán castigados después de clase, recuerden ir al aula de castigo – Al ver que no entendí cual era el aula de castigo, se adelantó en dejar claro cuál era – la biblioteca.
Era la primera vez que me castigaban y era un poco obvio. Soy una persona que en clase prefiere mantenerse atenta y en silencio. Odio tener a una persona charlatana a mi lado, solo hablo en los tiempos libres o cuando es necesario interactuar con mis compañeros.
Nos dejó salir después del sermón que nos dio. Fui directamente a mi taquilla, Jim y sus dos compinches me esperaban en esta. Ya sabía lo que me esperaba.
— Hombre, miren a quien tenemos aquí, la nueva estrella viral… – El tono de voz burlesco de Jim me irritada, intente ignorarlo, pero cerró bruscamente mi taquilla.
— Jim… – Jonan intentó regañarlo por el acto del más bajito del trío de muchachos.
— No te metas, Jeon. – Lo silencio con un gesto de mano, volvió a centrarse en mí, atreviéndose a poner sus manos en mi cintura – Después de ver el baile que te marcaste en la fiesta, me gustaría uno en privado, sería divertido.
— Me das mucha lastima, pequeño Jim – acomode mis manos en su cuello acercándome de forma tentadora – Pero, no me llegas ni a los pies, ni por todo el dinero del mundo aceptaría tal cosa.
— ¿Segura? Nadie puede resistirse a los encantos de Park Jim.
— Tu ego es tan grande, que no se ni cómo puedes caminar. Debo ser nadie, ya que literalmente me importas un espárrago y medio o tres pepinos, como diría mi abuela. – abrí de nuevo mi taquilla, mientras Jeon y Kim se aguantaban la risa.
— Sigue negando lo evidente, Rubí. Se que te mueres por tocarme.
— Claro que sí, pequeño Jim, sigue soñando.
Vi como el chico se alejaba más que molesto, tanto que dio una patada a una de las basuras. Cosa que hizo sobresaltar al profesor Soo, quien no dudó en agarrar al rubio por la oreja y llevárselo por el pasillo.
— El sólito se lo busco… – Comentó Zack. – Debo hablar una cosa importante contigo, Wolf. – literalmente no espero que contestara, agarró mi brazo y tiró de él.
Jeon se encargó de cerrar mi taquilla y me hizo un gesto de despedida. Sinceramente le saque mi precioso dedo del medio, mientras le decía ~f**k you jeon~
Zack me sacó fuera del edificio, y empezamos a caminar por los jardines del Goya, el instituto internacional más grande de Corea. Él seguía agarrando mi brazo, pero más flojo que antes.
— ¿Qué es lo que quieres? – Pregunté con molestia.
— Solo quiero hablar. No te pongas a la defensiva. – me hizo un gesto para que caminara a su lado y me soltó el brazo.
Tomé asiento y él imitó mi acción. Sinceramente entre el y yo no hay mucha confianza, nos conocemos desde que éramos muy pequeños, como con Jeon, pero nunca tuve la misma amistad con el, que con él idiota de Jeon. Más que nada por lo distintas que son nuestras especies y familias. No somos ni buenos amigos, ni enemigos. Simplemente compañeros de clase.
— ¿Y qué es lo que quieres hablar? – Tampoco sabía cuánto puedes fiarte de un zorro, es difícil saber cuando mienten y son muy astutos cuando quieren algo.
— En primera, lo siento. Nunca tuve los huevos para decirte que sentía lo sucedido con Sanghyun. A día de hoy, creo que fui inmaduro cuando sucedió todo. No puedo regresar en el tiempo, pero puedo darme cuenta de mis errores… lo siento.
No esperaba algo así y parecía ser sincero. Sus manos se veían nerviosas, como si quisiera decirme algo aún más importante, pero no sé atreviera a hacerlo.
— Nunca es tarde para recapacitar y darse cuenta de los errores. Valoro tu disculpa, aunque sea tarde.
— Tengo algo más que decir, pero aquí es complicado hablar… Se cosas, tal vez demasiadas cosas y se que tu también… Necesito que confíes en mí pero sé que es complicado para ti. Por eso te diré algo que sé desde hace mucho tiempo y jamás conté a nadie.
Me estaba empezando a impacientar, quería saber más del asunto y para qué negarlo, me daba curiosidad. Ya dije que soy demasiado curiosa. Le hice un gesto de asentimiento, para que continuara hablando.
— Se lo que pasó entre Jeon y tu, pero jamás dije nada a nadie. Lo sé porque mi madre fue quien te atendió en el hospital y Jeon me lo contó borracho días antes de que lo hicieras y el se fuera a Busan. Pero no le creí, hasta que mi madre me comentó que te había atendido y que le preocupabas… no debió contármelo, lo sé, pero ella en ese entonces creía que nosotros tres éramos buenos amigos. – El chico se veía incómodo hablando del tema, se rascaba la nuca mientras evitaba mirarme. – Le mentía a mi madre diciendo que éramos amigos, para que no creyera que yo no tenía amigos… cuando eres un zorro es complicado hacer amigos y más con mi extraña personalidad. En total, que ella me lo contó para que te ayudará, pensando que éramos buenos amigos.
No sabía qué decir y mucho menos que hacer. Pensé que ese secreto de mi vida me lo llevaría a la tumba y que nadie más a parte de Jeon y Min lo supieran.
— Yo de verdad no te juzgo, entiendo que tu situación emocional en ese momento no estaba bien. Perder a un padre o madre es complicado, sé lo que se siente. – El chico tomó mi mano, mientras me hablaba.
— Gracias por no contarlo… – fue lo único que me salió, no sabía qué más decir y me sentía estúpida por eso.
— No era algo que me involucrara y mucho menos que debiera difundir. Si me lo permites, debo decir que jeon fue un completo imbécil y jamás hubiera pensado que vuestra amistad pudiera verse rota
— No todo es para siempre ¿no? La gente cambia y muchas veces a peor. – me estaba sintiendo cómoda con él y era algo extraño. – Podemos ir a tomar un café después de clase… ahg no estoy castigada, mierda.
— Yo también estoy castigado… le dije vieja bruja a la profesora Jung de clase de dibujo. La tipa criticó mi dibujo.
— Pero si eres el que mejor dibuja de la clase, ni Jeon te supera. – Estaba siendo sincera, Kim Zack siempre deslumbra en todo lo que tenga que ver con el arte y la moda. – Esa mujer no tiene ni idea de lo que enseña, además debe tener como cien años.
— Cómo mínimo, esa vieja ninfa. ¿Puedo invitarte a cenar? Es en símbolo de disculpa…
— Acepto, espero que sea pollo.
El chico sonrió de forma sincera, nunca creí que llegáramos a congeniar. Siempre pensé que era demasiado hipócrita y por eso sus expresiones faciales. Pero veo que lo juzgue antes de conocerlo y eso que llevábamos muchos años compartiendo clase.
Recuerdo que Zack entró nuevo cuando Jonan y yo teníamos siete años. El se mudo desde Daegu, después de la muerte de su padre. No hablaba mucho, solo lo hacía de vez en cuando con Jonan, porque ambos iban a los deportes juntos. Y la madre de Zack se llevaba bien con la madre biológica de Jonan.
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El resto de la clase fueron aburridas, como siempre. Apenas tardé en ponerme al día y las cosas que no entendí, me las explico Luke. Él no era el mejor estudiante, pero se esforzaba mucho en llegar a sacar buenas notas.
Llegó la hora de salida, así que debíamos ir por algo de comer e ir directamente a la biblioteca, más conocida por la mayoría como el lugar de castigo.