Al día siguiente falte a clase, le pedí a mi padre acompañarlo a Incheon y a ahorrarme ver a mis hermanos y a los idiotas.
Pase el día en la oficina de mi padre en Incheon, comimos con unos hombres con los que estaba haciendo negocios. No sé la clase de negocios y sinceramente no sé si quiero saberlo. Mi padre tiene una gran constructora y también lleva algunos hoteles por toda Asia.
Cuando regresamos a Seúl, ya era de noche. Fuimos directamente a casa y sinceramente estaba muy cansada y me fui a dormir.
Por la mañana me despertó Tina, como de costumbre. Durante el desayuno intenté ignorar a mis hermanos, de hecho me fui por mi cuenta en mi coche. Paré en un semáforo, mi vista se centró en el chico de tez pálida y uniforme gris.
El me miraba atentamente, ladeo la cabeza y sin pensarlo tiró de la mochila de su hermano hasta mi coche. No entiendo como me vio. Sin esperar ninguna invitación, se metió en mi coche, haciéndolo subir a su hermano en la parte trasera de mi coche.
— Buenos días, señorita Wolf. – Habló en un tono elocuente en menor de los Min.
— Amh… Buenos días, Jaehyun. Puedes decirme Rubí, señorita Wolf suena a regaño de mi padre.
— Oh, está bien, Rubí. – el chico se puso sus auriculares y siguió escuchando música.
Me quedé en silencio, mientras Adele sonaba en la radio. Notaba la mirada del chico puesta en mí, es como si quisiera decirme algo.
— ¿Podrías llevarme a un sitio, antes de ir a clase?
— Oh... vale, sin problema.
No contaba con hacer de chófer, pero tampoco me importaba hacerlo. Aparqué justo delante de una tienda de pasteles bastante humilde, el barrio era igual de humilde. Era la primera vez que pisaba un barrio así en Seúl. Jaehyun se quedó en el coche y yo acompañé al chico dentro de esta.
Lo que pensé que era una tienda humilde de pasteles, resultó ser más que eso. Al cruzar la puerta de la trastienda, aparecimos en unos pasadizos con luces de neón azules y morados. Me asustaba el lugar, tanto que terminé agarrando el brazo del chico. Tal vez no debería haber entrado. Al cruzar otra puerta, aparecimos en una especie de club, donde tienen un ring de boxeo en el centro. Hombres adultos coqueteaban con chicas con poca ropa, que hacían de camareras. El ambiente no me gustaba nada.
Caminamos hasta la barra, donde una mujer atendía. Está se sorprendió al ver al chico.
— ¿Qué mierda haces aquí Luke?
— No llegaste a casa anoche y me preocupé. Es irresponsable que no avises a tus hijos de que no vas a llegar a casa.
¿Su madre? No esperaba que fuera su madre.
— No voy a discutir contigo ahora, estoy trabajando Luke. Vete antes de que te vea aquí.
— Por favor, ven hoy a casa. Te traigo esto.
Le paso una bolsa y con las mismas agarró mi brazo para salir de ahí. Volvimos por el mismo camino por el que vinimos. Montamos de nuevo en mi coche, y el resto del camino fue en silencio.
Llegamos justo cuando tocaba el timbre, entramos directamente a la clase de economía, el profesor ya estaba allí.
Tomamos asiento, Jeon me sonrió con arrogancia. Puso una hoja en mi mesa y pasó su brazo por mis hombros, acercándose todo lo posible a mi odio.
— Te gane. – Susurro sobre mi oído.
Es un puto egocéntrico, que ama darme en los morros con todo lo que consigue superarme.
— Por una décima, me superaste por una décima, Jonan.
— Pero te gane… ¿Por qué faltaste ayer?
— ¿Ahora te importa porque faltó? No sabía qué te importaba tanto.
— Me enfada no poder haberte restregado que te he ganado, ayer, cuando dieron los exámenes… Y porque me pareció raro que la chica aplicada, no viera a clases. – conectamos miradas por un momento. – No quiero que me lo dejes tan fácil, como el año pasado. Eso no sube mi ego. Me gusta ganarte justamente.
Antes de que sucediera la tragedia de la muerte de Sanghyun, Jonan y yo éramos amigos, muy amigos. Pero todo se jodió, nos separamos y entramos en diferentes bandos. Él me hizo daño y no voy a perdonarlo.
— Ni creas que te lo dejaré tan fácil este año. – sonreí por lo bajo, para evitar que él me viera.
El resto de la clase, me la pase desconcertada. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y no podía pensar con claridad.
Salí cuando terminó la clase, era la hora libre, así que, me dirige a la cafetería a comprar algo de comer. Me limité a comprar un café y la galleta que venía de regalo. Lo pedí para llevar, salí del edificio y fui directamente a mi lugar de soledad.
En cuanto me senté, Min Luke bajó del árbol tomando asiento a mi lado. Esta vez no me asusté, sabía que estaba ahí, por su olor. Empezaba a hacerse familiar para mí.
— ¿Por qué no viniste ayer? – Preguntó con curiosidad.
— Fue el aniversario de la muerte de mi madre y mi hermano pequeño. No quería estar aquí, ni recordarlo. – Era un tema que evitaba hablar, pero sentí que a él, podía contarle – Por eso me fui a Incheon con mi padre.
— Oh, comprendo. ¿Qué les pasó..? – el chico se retractó al escuchar su propia pregunta. – Lo siento, no tienes que decírmelo.
— Es una larga y trágica historia. La policía tiene su versión de los hechos y yo tengo otra. – le di un gran sorbo a mi café, para después aclarar mi garganta. – Según la policía, mi madre se suicidó arrojándose con el coche y mi hermano, por el puente cerca del ayuntamiento… Pero yo se que mi madre jamás haría algo así. Pero se que tengo parte de culpa en ello.
Veía curiosidad en los ojos del joven vampiro. No me molestaba contárselo, me sentía cómoda con él. A pesar de apenas conocerlo