Jimmy soltó una carcajada un tanto falsa, Jeon se limitaba a mirar la escena, como lo hacía yo.
— Disculpa, no hablo tú idioma de becado. – soltó, mientras se recostaba en la silla, como si hubiera dicho la cosa más fascinante del mundo.
— Cierto, yo tengo cerebro y tú no, por eso no llegas a procesar mis palabras. Lo entiendo, tu cerebro de niño mimado es diminuto. – contraataco el pálido misterioso.
Sonreí por lo bajo al escuchar lo que dijo. Pero los tres debieron de notarlo, soy un asco para disimular.
— Al menos yo tengo para comprarme lo que me dé la gana.
— Ya veo como traes tus materiales a clase, ni un mísero bolígrafo tienes. Como decía, mucho dinero, poco cerebro. Que malgasto.
Jimmy se quedó fastidiado el resto de la clase, Jonan fue quien le dejó el bolígrafo. Salí bastante confiada de mi examen, no me pareció difícil, y esperaba una buena nota.
Me dirige a mi taquilla a cambiar los libros, por ende biología. No tenía ganas de entrar en la siguiente clase, pero no tenía más remedio.
Caminaba perezosamente hacia la clase, está en el pasillo de arriba y al final del pasillo. Odio subir a la planta de arriba, porque Izan estudia en esa planta.
No tardé en verle molestando a dos de los becados, pero me llamó la atención que al que estaba molestando era Min Luke, si, ya sabía su nombre. Lo dijo el profesor al pasar lista. Puedo oler que es un vampiro, su aroma es extraño, pero me atrae.
Lena y Somi caminaban a mis costados, respire profundamente y caminé a paso firme, para separar a mi hermano, del chico misterioso al que tiene acorralado contra las taquillas. Izan es demasiado grande y fuerte para su edad. Y más hoy, día después de luna llena.
— Izan, suéltalo ahora. – ordene de forma autoritaria.
— No te metas en esto, Rubí. No eres la protectora de los becados, este estúpido se burla de nosotros.
— Normal, son todos unos ridículos. – aclare descaradamente – Suéltalo o le diré a papá que anda molestando a los becados y que fuiste tú, quien rompió el cuadro que le costó millones a papá.
Mi hermano gruñó mostrando sus colmillos, me tocó darle un golpe en la nuca.
— Largo chucho.
— Haz caso a tu hermana y se un perrito bueno. – dijo el chico, mientras se posicionaba detrás de mí.
Veo que le encanta joder, pero se esconde tras hacerlo. no es tan valiente, como intenta aparentar o tiene miedo a que mi hermano le arranque la cabeza.
— Mejor callate, que debe defenderte una chica.
— ¡Ya, vete Izan!
Por fin me hizo caso y se fue con su grupo de animales salvajes. El chico más joven que venía con Min, me hizo una reverencia, mientras me agradeció por haberlo ayudado.
— Gracias por ayudarnos, señorita Wolf. – Habló el chico que parecía de la edad de mi hermano, solo que mucho más bajito y menos musculoso. – Soy Min Jaehyun, alumno becado de primer año.
No sabia como reaccionar, no es que estuviera muy acostumbrada a que me dieran las gracias de forma sincera. Era nuevo para mi.
— Jaehyun, ve a clase. – ordenó el chico misterioso, quien deduzco que es su hermano.
— Está bien… – rodó los ojos y siguió caminando por el pasillo.
Lena y Somi se adentraron en la clase y yo detrás de ellas. Lo que no esperaba es que el nuevo se sentará conmigo.
No me habló en ningún momento durante la clase, de hecho, no hizo nada más que mirar por la ventana. Y eso me hacía tener aún más curiosidad, lo observaba de reojo. Creo que fue la primera clase a la que no presté atención, me parecía más interesante mirarle a él.
— Si me sigues mirando me vas a gastar.
Sentí como mis mejillas ardían, disimulo muy mal. El no me miraba, seguía atengo a la ventana. Mi vista se centró en sus manos, tan pálidas y venosas. Pero lo que llamó mi atención eran los dos anillos que llevaba. ¿Para qué servirían?
Muchos vampiros utilizan anillos para protegerse de la luz, para controlar su hambre o para protegerse de otras especies.
Me di cuenta que la clase había terminado y todos salían. Era la hora libre, agarré mi mochila y salí de la clase. Somi se había juntado con el resto de chicas de la clase y Lena estaba jugando baloncesto con Wonho. Me acerqué a ellos y me senté en las gradas, mientras sacaba el libro que estaba por terminar.
— ¿Sigues leyendo esa mierda?
— ‐Pídeme lo que quieras, de Megan Maxwell‐no es una mierda. – hable con obviedad.
— Yah, déjala Wonho. Ella y su novela erótica, no se que intenciones tiene, si es más virgen que el aceite.
— Son crueles conmigo, ya no necesito enemigos, los tengo a ustedes dos.
Wonho es un buen amigo, siempre está cuando lo necesito y su familia, es prácticamente de mi manada. Mi padre sueña con que me case con él, pero claro, él no sabe qué Wonho es homosexual. Creo que lo oculta bastante bien y es todo un coqueto, literalmente coquetea con todo lo que se mueva.
— Nosotros te queremos, eres de las pocas que aún mantiene su "esencia" por así decirlo. Los demás ya fuimos pervertidos, y creo que no nos fue del todo bien a la mayoría. – Habló Lena, mientras lanzaba el balón a la canasta.
— Yo pensé que habías tenido un romance con Sanghyun.
— ¡No hables de Sanghyun, Wonho! – gritó Lena, tirándole el balón al chico.
Este hizo una mueca de disgusto, mientras agarraba el balón como si nada. Wonho es literalmente enorme, nunca había visto a alguien tan grande.
— Son insoportables, me voy.
No espere respuesta por parte de ellos, comencé a caminar por el jardín, hasta llegar al puente del lago delante del instituto Goya. Me gusta ver los peces, es entretenido y nadie me molesta. Terminé de cruzar el puente de madera, para sentarme bajo el árbol, cerca de la orilla del lago.
— Un poco de paz al fin.
Sinceramente, amaba este lugar. Podría pasarme horas, incluso a veces pierdo la noción del tiempo y llegaba tarde a clase. Solo compartí este sitio con Sanghyun y él ya no está para acompañarme. ¿Me enamoré del chico becado de origen australiano y coreano? No lo sé, pero con Sanghyun, sentía que podía ser yo misma.
El siempre me sonreía de forma sincera, pero los chicos debían joder todo y romper a Sanghyun, la persona más dulce que pude conocer.
— ¿Por qué tan triste, señorita Wolf?