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1600 Words
Dejé que él condujera mi coche, para mí no era problema y sinceramente se lo agradecí. Durante el trayecto mi teléfono no dejaba de sonar por notificaciones. Era H, no dejaba de enviarme mensajes. Quería que hoy, en la fiesta de Jake montará un numerito e hiciera el ridículo. ¿Por qué tengo que pagar yo esto? Sanghyun era mi amigo, me dolió lo sucedido y encima me hacen esto. No sé a dónde quieren llegar, pero no terminará bien, lo sé. — ¿Estás bien? Tal vez deberíamos ir a casa o a otro sitio mejor. — No, no. Quiero ir. – Afirme no muy segura. – Tengo una pregunta para ti. El aprovechó nuestra llegada a la fiesta, aparco y se centró completamente en mi, ignorando el ruido de la fiesta. Ya había anochecido y las luces de la fiesta podían verse a distancia. — ¿Qué quiere saber, Mommy? Me sonroje al escuchar el tono tan tosco con el que hablo. Aparte la vista de sus ojos y los centré en sus manos, me gustaba tocarlas. — ¿Por qué le dijiste a tu madre que estábamos saliendo? — Eres una chica, te vió con muy poca ropa y dormiste en mi cama… si le llego a decir que no eres mi novia, me esperaría otro sermón además de un regaño por aprovecharme de ti. — Pero podrías decir que somos buenos amigos. — Mi madre está hecha a la antigua, cree en el matrimonio y en las relaciones tradicionales. Si duermes en mi cama, es porque somos algo oficial. Debí habértelo dicho antes, pero no sabía que ella vendría a casa. — Comprendo, mi padre es parecido. – ambos nos quedamos en silencio, mientras seguía tocando sus manos. Me gustaba hacerlo. – Tengo otra pregunta… — Adelante, no me espantare. — ¿Los vampiros pueden tener hijos? osea es obvio que si, si no, no estarías aquí. Pero tenía entendido que no podían. — Los vampiros puros, pueden. Yo podría tener hijos, porque soy un vampiro desde que nací. En el caso de Jim sería igual. Pero en el caso de Nadia y Sam, dos de los chicos de clase, no podrían, porque son vampiros convertidos. — ¿Cómo sabes que son convertidos? – seguía con mis preguntas ignorantes. — Porque lo puedo oler y sentir. No son vampiros puros y para nosotros es fácil darnos cuenta. Será mejor que entremos y nos vayamos cuanto antes. Los dos nos quedamos mirando como entraba cada vez más gente y la música aumentaba. Salimos del coche, me agarré a su brazo y ambos entramos en la casa de Kim Jake. La casa estaba llena de gente, pude ver a la mayoría del Goya aquí. Jim, Jonan y Zack tomaban alcohol en vasos de plástico rojos, en la parte del jardín. Vi a Ari junto a una chica de pelo castaño y un chico alto. Me da asco ver que se está besando con ambos, sin ningún tipo de tapujo. Me da asco que sea en público y que sea mi hermana. Si fuera otra persona, ni le tomaría importancia, la verdad. Esa debía ser la hermana de Nam, pero Nam ¿el amigo de Luke? ¿Por qué mi hermana conocía a alguien como Nam? De eso me sonaba su nombre. Se lo había escuchado a Ari, cuando habla por teléfono. Deje de observarla, seguí mirando por los alrededores. Jake hablaba con todo el mundo mientras acomodaba sus gafas de sol. Si, gafas de sol, siendo de noche. Caminaba de forma egocéntrica, es normal en Jake. No es un mal tipo, siempre que necesitas algo, puedes ir a él. Pero es un inmaduro de primera y un niño mimado. Mi mente no dejaba de pensar en que debía hacer algo en la fiesta para crear el alboroto que tanto quería H. Por la ansiedad que me daba pensar tanto en él, empecé a beber de forma descontrolada. Luke estaba a unos metros de mí, hablando con Wonho, con el que aparentemente se lleva bien en el Goya. — Veo que tenías ganas de fiesta, eh Rubí. – comentó de forma divertida Somi, mientras me daba un leve codazo. Lena tomaba de la lata de cerveza que tenía en la mano. Prácticamente las ignoré y seguí bebiendo pensando en que podría hacer. Llegó un momento que ya no sabía a qué había venido, pero me hacía gracia cada cosa que decía Somi y lo que hacía Jim. La música retumbaba mis oídos, estos seguramente mañana me duelan a reventar. Perdí a Luke hace rato, lo vi alejarse con Nam y el otro chico que los acompaña, no recuerdo su nombre y la verdad, tampoco me importa saberlo. — Sin duda eres más divertida borracha, Rubí. Al menos yo te prefiero así. – el tono coqueto no podía faltar en Jim. Él es así y no puede remediarlo. Y ahora mismo no podía escapar de ellos. Pero yo misma me metí aquí, prefiero lo malo conocido, que lo peor por conocer. No sé quienes son las otras personas de la fiesta, cada vez aparecía más gente y más mayores. Lo más sensato era quedarme cerca de la gente que conozco. Somi estaba ligando con mi hermano, Lena estaba con su novia y yo me mantenía en medio del trío de los imbéciles. Ósea, Park, Kim y Jeon. El vampiro, el zorro y el lobo. Todo buen inicio para un chiste sobrenatural, solo falta el minotauro. ¿Qué debo hacer para crear un gran alboroto? Esa pregunta resonaba una y otra vez en mi cabeza. ☆│☆│☆ Buscaba desesperado a Rubí, entre la multitud de adolescentes borrachos y algunos drogados. Por culpa de Nam me alejé de ella y la perdí. Nam sigue insistiendo en que mi padre quiere que deje de estudiar y trabaje para él y así poder pagarle. Es ridículo que tenga que pagar a la propio padre por haberle pedido un dichoso préstamo para conseguir sangre. Trabajaré más, pero no dejaré de estudiar en el Goya. Es una gran oportunidad para ser alguien en este mundo o por lo menos tener una vida decente y un trabajo decente. No pienso arruinar mi futuro por trabajar en un ridículo club y terminar o vendiendo droga o drogándome yo. Los vampiros tenemos otra clase de drogas, diferentes a los humanos, pero de igual forma nos sientan mal y hacen daño a nuestro cuerpo. Repare en Rubí, por fin pude sentir su voz. Seguí esta hasta llegar en medio de una especie de plataforma con una barra en el medio. Había varias chicas con trajes un tanto cortos bailando. Pero eso poco me importó, al ver a Rubí intentando bailar y sujetaba en la barra de metal. Ella pensara que es sexy, pero ni mantenerse en pie puede. Es más vergonzoso, que excitante. Todo el mundo la miraba, le gritaban cientos de piropos asquerosos y le pedían que se quitara más ropa. Lo peor es que la fiesta se había llenado de chicos bastante más mayores que nosotros. Juraría que algunos llegaban a los treinta años. ¿Cómo entraron aquí? Estoy seguro de que Kim Nam, el chico que vende la mercancía de mi padre, tiene algo que ver. No puedo juzgar a Nam, porque sé lo que es vivir en la calle. Y lo único que le da dinero para comer, es vender la mierda que trafica mi padre en su club. Nam es un minotauro, es cabezota y destroza todo a su paso. Él y su hermana mayor, sobrevivieron a la caza de los minotauros hace ya veinte años. Los cuernos del minotauro tenían una ridícula leyenda, se creía que sí tenías uno cuerno, ninguna bruja podría maldecirte y mucha gente lo creyó, al punto de asesinar a familias por conseguir los cuernos del toro. Nam se crió en orfanatos, hasta que terminó en la calle siendo un adolescente. A su hermana la adoptaron, vive con Jake y prácticamente son hermanos adoptivos. Deje de darle vueltas al asunto, cuando Rubí se despojó de ese ridículo vestido me alarmé y quise subir corriendo por ella. Pero Jeon Jonan se me adelantó. Tapo a la chica con su abrigo y se la llevó, alejándola de la fiesta. No soy imbécil, no iba a dejarla con él. Lo seguí usando mi velocidad vampírica y le impedí abrir la puerta de su coche. — Alto ahí, lobo. El canino gruño por lo bajo, mi presencia no le agrada y a mi la suya tampoco. — Aparta rata con alas. – Su tono despectivo no iba a achantarme. — ¿Dónde te la llevas? — No te debe importar, pero a mi casa. Ahí la llevo. — No creo que a ella le guste estar con alguien como tú. No tienes huevos a afrontar las consecuencias de tus actos ¿de verdad quieres llevártela? – fui claro, tal vez demasiado. Pero no iba a callarme. — No sé qué tanto sabes, pero no te metas. No tienen ni la menor idea de lo que pasó. Ahora déjame en paz de una vez y vete a tu sucio barrio de mierda. Gente como tú solo trae enfermedades. No supe como defenderme, no esperaba que dijera algo así. Solo pude ver como metía a la chica en él asiento de copiloto de su todoterreno Mercedes y se iba. Soy idiota, deje que se la llevara. Pero recordé que yo tenía su bolso, su teléfono y toda la mierda que llevaba dentro de este. Espero que no le pase nada malo a Rubí, o no podré perdonarmelo.
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