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1201 Words
A pesar de lo incómoda que pensé que sería la comida, fue todo lo contrario. Menos cuando Hani, hizo una pregunta que nos pilló por sorpresa. — ¿Y cuánto llevan saliendo? – preguntó la mujer, con curiosidad. — Un mes, mamá. – se adelantó en decir Luke, mientras me daba un pequeño golpe en la pierna. ¿Por qué quería mentir a su madre? No lo comprendía, pero igualmente le seguirá el royo. Le debo una por cuidar de mi, durante esta noche. — Justo lo que llevas en el Goya, van rápido entonces… yo solo les pido responsabilidad, ya son adultos y ante todo deben protegerse ante posibles enfermedades o un posible be– La mujer se vio interrumpida por el chico. Este se levantó repentinamente y pillando por sorpresa a todos. — Lo sabemos mama. Nosotros debemos irnos, acompañaré a Rubí a su casa. En mi interior supe que él cortó a su madre, porque no quería que yo me sintiera incómoda en cuanto a lo del bebé. Nos despedimos de ella y de Jae, para después salir de casa. Fuimos caminando hasta el Goya, donde seguía mi coche aparcado. Montamos en este y puse rumbo a mi casa. Al llegar, le insistí al chico para que entrará en mi casa. Le invité a un café y a unos pastelitos que prepara Tina, que están muy buenos. En la entrada nos encontramos con Izan, quien y se tomó la molestia de disimular su disgustó ante el chico. — Deberíamos llamar al fumigador de plagas, se nos volvió a meter una rata voladora de esas asquerosas y que contraen enfermedades. – comentó con repugnancia, mientras miraba al chico de pies a cabeza. No pude reprimir el gruñido que le solté, ni tampoco ocultar mis colmillos tan cual lobo salvaje. Él imitó mi acción sacando los suyos. Izan y yo, peleamos constantemente y por todo. Nunca lo hacemos como humanos, ya que la ira saca nuestro lado más animal. Y él sabe perfectamente cómo molestarme. — Ya, los dos. Dejen de comportarse como animales. Ya saben lo que piensa papá de los modales. A pelear en la calle. – Ari se metió en medio de nuestra conversación de gruñidos. – Espero verlos en la fiesta de Jake, es la principal fiesta del año y debemos hacer presencia. — Tu solo vas para poder tirarte a Jake, Ari. – se burló Izan. Ari se cruzó de brazos y le miró con arrogancia. — No lo negaré. Si intentas insultarme con mi vida s****l, estás muy equivocado, hermanito. Te quedaste muy atrás, madura un poco y vuelve a nuestra época… además, a Jake ya me lo tire. Y no funcionó, el chico es más egocéntrico que yo. — ¿Dejaste a Jake? No me lo creo. Jake es el rompecorazones, no tu. — Intenta salir con él, sin que se mire en cualquier cosa que pueda reflejarse y si que hable de él mismo… hasta cuando nos acostamos, se halagaba a sí mismo. – se llevó una mano a la barbilla – pero no todo fue malo, gracias a Jake me di cuenta de que era bisexual y me lie con la hermana de Nam. Esto se estaba tornando incómodo, tanto para mi, como para el chico que me acompañaba. No sé en qué momento él me agarró el brazo, siento que está preparado para huir de aquí y sobre todo de esta situación. — Nosotros nos vamos, no me interesa vuestra vida, menos la s****l. – comente con intención de subir las escaleras. — Pobre, aun no salió de su mundo de arcoíris y abrazos. Madura y disfruta de tu vida s****l querida, a este paso terminarás con cuarenta años y sin conocerte plenamente. Que lástima. Los comentarios de Ari siempre me hacen daño. ¿Cómo les digo que mi vida s****l está rota desde que aborte? Todo lo que tenga que ver con el acto en sí, me asusta. Me limité a tragarme todo por dentro y a subir las escaleras con la cabeza bien alta. Aunque por dentro quisiera ir a los brazos de mi madre y llorar. Ambos entramos en mi habitación, pero en mi caso me metí directamente en el vestidor. ¿Querían que fuera a esa ridícula fiesta? Pues iba a ir y con la cabeza bien alta. Busque un vestido acorde, en realidad busque el vestido que tanto le jode a Ari que me ponga. Ya que según ella es muy vulgar. Vulgar es ella con todo lo que se pone. Si, estaba enfadada y si, me estoy comportando como una niñata. Se trataba de un vestido n***o, con un escote bien marcado. Era un vestido ceñido al cuerpo y corto. Ahora mismo poco me importaba mostrar mis muslos. Estaba cegada y quería joder de cualquier forma a Ari. Agarré los tacones y salí del vestidor. El chico que observaba las fotos de mi pared reparó en mi. Su expresión facial cambió por una más traviesa. — No sé la razón de eso, pero si a todo. – Su sonrisa traviesa me parecía más adorable, que traviesa. — ¿Si a todo? Bien. Siéntate. – ordene, pillandolo por sorpresa. Pero más sorprendida me quedé yo, al ver cómo acató mi orden sin rechistar. Aproveche el momento la verdad. — Ponme los zapatos. Con este vestido me es imposible sentarme o agacharme. — Pregunta estúpida del día. ¿Porque te lo pones, si te sientes incómoda? – Agarró los tacones de mi mano e hizo señas para que le diera el pie. — Ari odia que me ponga estos vestidos. Es ridículo porque ella se pone peores… pero siempre critica todo lo que me pongo yo. — ¿Y no crees que tiene envidia? — ¿Envidia? ¿Por qué me tendría envidia, si ella es mejor que yo en todo? Él negó mientras sonreía, agarró mi otro pie para ponerme el otro zapato. — Rubí, tu hermana no es mejor que tu, en nada. Lo que pasa es que ella es buena controlando a la gente y hace lo que quiere. – Dejo por fin mi pie en el suelo y ya con ambos tacones puestos, él se levantó. Agarró mis manos entre las suyas, sintió el frío de su piel. – Eres única, que nadie te haga pensar lo contrario. Min Luke se estaba ganando un trocito de mi corazón. Algo que me daba miedo, nadie que está a mi lado, termina bien. — ¿Vamos a esa fiesta? ¿No importa mi atuendo o si? Negué con la cabeza – Siempre te ves bien, hasta con la cara manchada de tomate. — No me recuerdes eso, aun quiero matar a Jae. ¿Era necesario que me tirara la última pizza a la cara? Se quejó mientras entrelazaba mi brazo al suyo y agarraba mi bolso. Le gusta llevarlo al parecer. Me aguante la risa al recordarlo todo enfadado y corriendo tras su hermano pequeño, con la cara manchada de tomate por la pizza. Eso jamás hubiera pasado por mi casa. Hace tiempo que nada es divertido aquí, todo está en silencio y solo hay peleas. Ojalá volviera a ser la casa de antes.
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