Sara gemía fuerte y terminaba muy pronto cuando era yo quien cogía el relevo en el sexo oral. Nuestra vida s****l era bastante monótona, con las mismas posturas prácticamente siempre, pero que al menos nos hacían llegar al orgasmo a ambas. Nos conocimos y entablamos una bonita amistad. Ella era lesbiana, yo no sabía muy bien que era. Me dejaba llevar, sin saber si mañana estaría en la cama con un hombre o una mujer. Un buen día Sara me besó y despertó ganas en mi, aunque con cierto temor por si quería algo más, puesto que yo no estaba preparada para una relación. A mis 18 años, había tenido una relación "seria" anterior que fue solo sexo finalmente. Aunque creía no estar preparada, Sara me dio un pequeño empujón y empezamos algo bonito, a la vista sano, aunque más bien yo me sentía atrapa