Pasaron ocho días, las maletas estaban listas y los papeles en regla. Todo estaba en orden y al parecer la hermana de Alondra estaba impaciente por ver a su querida hermana. Ambos gobiernos nos habían dado luz verde y llegaría incluso a reunirme con caballeros del departamento de Seguridad. Era un hecho, próxima parada EE.UU. Mis piernas no dejaban de temblar cada que pensaba en eso y en lo cerca que estaríamos de mi familia sanguínea que no parecía extraÑarme ni un poco. Los chicos lucían las cabelleras más cortas y preciosas, y Alondra había recibido el cambio de look que tanto me pedía, curiosamente me asombró al cortarlo por detrás de sus orejas, no quise preguntar por qué ese cambio tan extremo, aunque ella al ver mi cara de asombro sólo dijo una simple frase que tenía mucho trasfond