Estaba todo listo. Me sentía exhausta y seguro era una versión horrorosa de cenicienta. Eran las 11 de la mañana y limpiando el apartamento desde las 7, no había hecho nada para comer, ni siquiera me había duchado. Por dios, ¡Era un desorden!, ¿Como pretendía hacerme cargo de tres demonios cuando no podía limpiar la casa sin causarme una baja de azúcar? Estaba loca. Pero no tenia tiempo para enloquecer con mi cerebro traicionero y malvado, debía de arreglarme e ir por los muchachos a la estación de buses. Resople al pasar por la nevera y abrirla, huevos, yogurt de fresa, nutella, unas zanahorias y agua. Debía de hacer compras de regreso, y claro que comeríamos en la calle. No tenia ganas de cocinar nada. Estaba realmente cansada, joder. Corrí a la ducha y tuve que lavar mi cabello al hab