Habían pasado dos semanas y el proyecto de la fundación ya había sido aprobado, todo estaba saliendo de maravilla sino fuese por mi insomnio que no piensa acabarse nunca. Desde las 5 y 15 estaba haciendo ejercicio y eran las 7 cuando los chicos se despertaron.
Fuimos afortunados de encontrar una escuela que aceptara a los gemelos tan entrados en el año escolar pero supongo que ser tan pequeños les permitía más flexibilidad.
Alondra decidió empezar a estudiar a distancia y así la complací, inscribiéndola en una escuela con esta opción donde sólo tenía que presentarse dos veces al mes para entregar los trabajos presenciales.
El desayuno estuvo listo rápido y a las 8 me cambiaba para llevar a los gemelos, gracias a Dios eran unas calles de distancia y podíamos ir y venir a pie.
Volví sol
